Espiritualidad Litúrgica | Dr. Juan Manuel Sierra López*
Francisco nos invita a
vivir la liturgia, comprender su sentido y valorar lo que celebramos
La Carta
Apostólica del papa sobre la formación litúrgica del Pueblo de Dios
El papa Francisco nos regala, en la festividad de los santos apóstoles Pedro y
Pablo un texto dedicado a la liturgia.
El comunicado del Dicasterio para el Culto Divino,
al anunciar este nuevo documento, nos lo presenta como una reflexión
(meditación) sobre la belleza de la celebración litúrgica. Aunque el
Dicasterio advierte, previamente, que siguiendo al Motu proprio
«Traditionis custodes», pretende acrecentar la comunión eclesial
conforme a los libros litúrgicos de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano
II.
Estructura de Desiderio desideravi (Dd)
El tema que aparece en el
encabezamiento es: «la formación litúrgica del Pueblo de Dios».
La Carta se presenta con párrafos numerados y con
tÃtulos en cursiva, que indican los diversos apartados que estructuran el
texto. Todo el documento está formado por 65 números y un texto de San
Francisco de AsÃs que aparece después del final de la Carta y sin
numeración.
El texto de Dd comienza con una breve
presentación (n. 1) donde el Papa explica que después de Traditionis
custodes quiere reflexionar sobre la liturgia.
Hay, después, ocho apartados de una
extensión desigual: breves los primeros y extensos los dos últimos.
1. La liturgia: el “hoy” de la historia de la
salvación (nn. 2-9)
2 .La liturgia: lugar del encuentro con Cristo (nn.
10-13)
3. La Iglesia: sacramento del Cuerpo de Cristo (nn.
14-15)
4. El sentido teológico de la liturgia (nn. 16-19)
5. Redescubrir cada dÃa la belleza de la verdad de
la celebración cristiana (nn. 20-23)
6. Asombro ante el misterio pascual, parte esencial
de la acción litúrgica (nn. 24-26)
7. La necesidad de una seria y vital formación
litúrgica (nn. 27-47)
8. Ars celebrandi (nn. 48-60).Luego sigue una
reflexión, a modo de conclusión (nn. 61-65). Concluye con la fecha (29-6-22) y
el lugar (en Roma, en San Juan de Letrán, que es la catedral del Papa) de la
firma del papa Francisco.
Como si fuera un apéndice, aparece un fragmento de
la Carta a toda la Orden (II,
26-29) de San Francisco de AsÃs, referido a la celebración de la
EucaristÃa y su efecto en nosotros.Dd contiene 24 notas en las que se indican
textos citados o referencias de Padres de la Iglesia, documentos papales,
textos litúrgicos, San Francisco de AsÃs y el teólogo Romano Guardini.
Motivación de la Carta Apostólica
En el primero de los números de Dd, ya señalael
Papa que desea «compartir con vosotros algunas reflexiones sobre la liturgia».
Más claramente expresa su intención en el
número 16, al tratar del sentido teológico de la liturgia, cuando escribe:
«Con esta carta [...] quisiera simplemente invitar a toda la Iglesia a
redescubrir, custodiar y vivir la verdad y la fuerza de la celebración
cristiana».
TodavÃa, en el número 61, a modo de
conclusión, pide que se ayude al pueblo santo de Dios a beber de la
fuente principal de la espiritualidad cristiana, redescubriendo los
principios que sobre la liturgia expresa la Constitución sobre liturgia del
Concilio Vaticano II.
Y como broche final, en el último
párrafo de la Carta, el Papa pide abandonar las polémicas para escuchar
lo que el EspÃritu dice a la Iglesia, manteniendo la comunión, la admiración
por la belleza de la liturgia, bajo la mirada de MarÃa.
Resumiendo, podemos decir que el Papa
intenta animar al conocimiento profundo de la liturgia para que esa vivencia de
la salvación realice la verdadera comunión y se superen las tensiones que
se han producido en algunos lugares, tras la reforma litúrgica del Concilio
Vaticano II.
Dd no es un documento disciplinar ni
establece ninguna normativa. Desde el principio, intenta ofrecer una
reflexión serena sobre la liturgia que la Iglesia celebra en continuidad con lo
que Jesucristo mismo realizó en la Última Cena. De esa acción salvadora brota
toda la liturgia de la Iglesia, que pastores y fieles deben conocer y celebrar.
El Papa invita reiteradamente a
experimentar la belleza de la liturgia en un espÃritu de comunión con
Dios y con la Iglesia, asumiendo las propias responsabilidades y empeñándose
todos los cristianos en la celebración adecuada: el ars celebrandi.
Perspectivas litúrgicas
La Carta Desiderio desideravi presenta
desde su encabezamiento la necesidad de formación litúrgica. Luego se
dedicará a este tema en el apartado octavo (nn. 27-47), pero todo el texto es
una llamada a conocer y experimentar lo que se celebra en la liturgia.
La reflexión afecta a toda la liturgia
(sacramentos, sacramentales, año litúrgico, domingo...), pero el Papa
no puede evitar centrarse de forma especial en la EucaristÃa, como acto
litúrgico central y del que dimana toda la acción santificadora de Cristo por
medio de la Iglesia.
Encontramos, de forma reiterada, la referencia a
las enseñanzas del Concilio Vaticano II, a los libros litúrgicos actuales y a
las enseñanzas de los Padres de la Iglesia (autores santos de los primeros
siglos, que destacan por sus enseñanzas). En definitiva, es la
continuidad que señalaba el papa Benedicto XVI, puesto que en la
celebración litúrgica no puede haber rupturas.
Dd también pone en guardia (n. 17ss) contra
el individualismo y el subjetivismo; por el contrario, invita a
descubrir la centralidad de Cristo, que actúa por medio de quien preside y
de toda la asamblea celebrante. La liturgia es, en primer lugar, una acción de
Cristo y de la Iglesia, aunque se debe realizar (actualizar) en cada asamblea
que celebra: sacerdote y fieles.
El Papa señala tanto la importancia de los
ritos, gestos y palabras, como la forma adecuada en que se deben
realizar; dedica especial atención a los momentos de silencio que
deben recorrer la celebración (se centra en la Misa) y en la actitud espiritual
que comportan.
La liturgia está hecha de sÃmbolos, incluye elementos naturales y tienen su
fundamento en la Encarnación de Jesucristo, que ha hecho posible la Redención
en la Cruz. Sin embargo, eso compromete la actitud interior y la
vivencia profunda del misterio que se celebra para que, como decimos
en la misma liturgia, la contemplación de lo visible nos lleve al amor de lo
invisible.
Conclusión
El papa Francisco hace un llamamiento a
todos los cristianos, obispos, presbÃteros, diáconos, personas consagradas
y fieles laicos, para que descubran la centralidad de la liturgia y la
vivan. La formación nos lleva a comprender y a valorar lo que celebramos,
por encargo del mismo Jesucristo.
Todo esto es posible en la comunión de la Iglesia, anunciando al mundo la salvación, como exhorta
San Francisco en el texto final.
*Profesor del Máster en TeologÃa Litúrgica Universidad
San Dámaso
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