Desde las Misiones | Jesús Bastante
Ximena Cabezas:
"Ser misionero te hace sufrir con el que sufre. Eso es Evangelio
puro"
Misioneros en
tierra del Islam: “¿A cuántos he convertido? A nadie, yo sólo doy mi testimonio”
Pese a la
escasez vocacional, la edad y las dificultades, los misioneros y misioneras
españoles siguen siendo todo un ‘ejército’ de Evangelio y solidaridad en todo
el mundo. ‘Seréis mis
testigos’, dice el lema del Domund de este año. Hasta casi dar
la vida, como le sucedió a la comboniana Ángeles López, superviviente
de un ataque en Mozambique. Diez mil hombres y mujeres, cada vez más, pese a
todo, laicos, que ya suponen uno de cada diez ‘soldados’ de la fe y la
justicia.
¿Cuál es la
radiografía de la misión en España? ¿Quiénes son estos ‘testigos’? El perfil
trazado por las OMP nos habla de cierta paridad (46% hombres, 54% mujeres), de
los que más de la mitad, el 55,6% son consagrados, por una cuarta parte de
sacerdotes religiosos y sólo, aunque cada vez más, laicos (un 9,8%). Un 1,3%
son obispos y el resto, un 8,9, sacerdotes diocesanos. Dos de cada tres
trabajan en América Latina.
España es
el segundo país que más colabora con el Domund, que este año celebra su 200
aniversario. En 2021, más de diez millones de euros, que financiaron 453
proyectos en 74 países.
Un cura de Getafe en la cuarta ciudad santa del
Islam
“Quiero llevar
el Evangelio a todas partes, y la vida de Jesús, también a los musulmanes. ¿A
cuántos he convertido? De momento a nadie, yo sólo doy mi testimonio”,
explica, Paul Scheiner, sacerdote diocesano de Getafe, que hoy
trabaja como misionero en Etiopía. Paul, que aprendió a ser misionero en la
parroquia de San Sebastián de Getafe con los voluntarios de Cáritas, lleva
cinco años en el país. “Estoy fascinado”, confesó, subrayando que “allí
apenas somos el 1% de católicos, pero vivimos entre cristianos ortodoxos, una
iglesia antigua, y musulmanes, que tienen presencia desde el comienzo del
Islam”
Vive cerca
de Harar, la ‘cuarta ciudad santa’ del Islam, y le debe su
vocación a sus padres, que le hablaron de Chiapas, de Biafra… Hoy, como ayer,
hay injusticias, y voluntarios que, con el Evangelio en el corazón, se
enfrentan “a todo tipo de situaciones difíciles, para servir y dar la vida”.
Etiopía hoy
vive en guerra, pero “estar allí es un privilegio para mí”. “Soy un
afortunado, estoy cumpliendo el sueño de mi vida”, confesó Paul. “En la
misión uno se va descubriendo a sí mismo”. Allí, “no sólo vas y das algo, sino
que te acogen y te aceptan. Ese es el inicio de la misión: Escucharles mucho a
ellos”. “dios nos pide, como requisito previo, escuchar a tu prójimo, ver qué
necesitan, desean”
Paul vive en
una zona rural, deprimida, a la que quiere “devolver esperanza”. Cinco años
después, “tengo la sensación de estar empezando”. “Me siento muy apoyado. Soy
como un forastero, pero tendiendo lazos con las dos etnias presentes. Mi
misión también es de reconciliación entre grupos”.
La emoción de hablar de Jesús
“A mí me
emociona hablar de Jesús”, recalcó la chilena Ximena Cabezas, misionera de
Cristo Jesús en Congo, Camerún y Chad durante más de dos décadas. “¿Cómo ser
testigos? Porque has visto a testigos”, relata, recordando su vocación.
“Cuando recibes el regalo más grande, que es Jesús, no puedes hacer otra cosa.
Yo no pensaba ser religiosa, pero para poder encuadrar mi deseo de la misión,
me sentí llamada a las misioneras de Cristo Jesús”.
A fe que lo tuvo
que hacer. “Entré en Congo al mes de la entrada de Kabila”. Tras un
tiempo, fue enviada al Camerún, en la zona dominada, hoy, por Boko
Haram. Allí estuvo doce años, dedicada casi en exclusiva al trabajo
con la mujer. “Las mujeres congoleñas, cameruneses y chadianas me han enseñado
mucho (…). Han sido mujeres con mucha dependencia del hombre para unas mujeres
que tienen una capacidad de resiliencia enorme. Se levantan a las cuatro de la
mañana para buscar agua y leña, se encargan de los niños… Había que dar apoyo a
la mujer”.
Encontrar a Jesús... con los pies en la tierra
La mayoría de
ellas eran musulmanas, pero no siempre la religión es un obstáculo. A veces,
incluso, es una oportunidad. Y así crearon pozos, ayudaron a tener una ayuda
económica. “Porque la evangelización no puede ir separada de la vida
diaria. O encontramos a Jesús con los pies en la tierra, porque en las
nubes se nos pierde. A Jesús lo encontramos en el saludo, y las oraciones, pero
se le vive cada día, en cada momento. También con las mujeres musulmanas”.
Emocionada,
Ximena recuerda cómo “hay mucha vida, aunque solo nos presenten conflictos.
Para un conflicto de muerte, hay diez mil casos de vida”. “El pueblo africano
es un pueblo de vida, los musulmanes también son atacados por Boko
Haram. Estamos atacados por ser seres humanos que queremos la paz y la solidaridad”.
"Ser
misionero te hace sufrir con el que sufre. Eso es Evangelio puro. Si Ucrania, si Rusia sufren (Rusia no
es Putin), nosotros también sufrimos", culminó la religiosa.
"En
Etiopía hay medio millón de muertos por la guerra", subrayó Paul Schneider,
quien no quiso comparar realidades. "Seamos agentes de paz".
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