Nuestra Fe | Mireia Bonilla/VN
Catequesis del Papa: Cinco elementos esenciales del primer
anuncio de Jesús
El
Papa Francisco preside la Audiencia General en el Aula Pablo VI dentro de la
Ciudad del Vaticano y señala, durante su catequesis, los elementos que
considera importantes del primer anuncio de Jesús: alegría, liberación, luz,
sanación y asombro.
Esta
mañana el Pontífice pronuncia su tercera Catequesis sobre el nuevo tema:
“pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente” y presenta a
Jesús como “maestro del anuncio”. Para ello, ha reflexionado concretamente
sobre “el primer anuncio de Jesús” cuando predica en la sinagoga de su pueblo,
Nazaret y lee un pasaje del profeta Isaías. El Papa Francisco ha identificado
los cinco elementos que considera esenciales:
La
alegría
El
primer elemento que señala el Papa es la alegría. Francisco que recuerda que
“no se puede hablar de Jesús sin alegría, porque la fe es una estupenda
historia de amor para compartir”. Además – asegura – “cuando falta la alegría,
el Evangelio no pasa, porque este – lo dice la palabra misma – es buena nueva,
anuncio de alegría”. Además – agrega – “un cristiano triste puede hablar de
cosas muy hermosas, pero todo es vano si el anuncio que transmite no es
alegre”.
La
liberación
El
segundo aspecto primordial para Francisco es la liberación, recordando que
Jesús dice que ha sido enviado «a proclamar la liberación a los cautivos».
“Esto significa que quien anuncia a Dios no puede hacer proselitismo, no puede
presionar a los otros, sino aligerarlos: no imponer pesos, sino aliviar de
ellos; llevar paz, no sentimientos de culpa”. Por ello, para el Papa, “quien
testimonia a Cristo muestra la belleza de la meta, más que la fatiga del
camino”. En este sentido, pone de ejemplo un hecho cotidiano para entenderlo
mejor: “Nos habrá sucedido contarle a alguien sobre un bonito viaje que hemos
hecho: habremos hablado de la belleza de los lugares, de lo que hemos visto y
vivido, ¡no del tiempo que tardamos en llegar ni de las colas del aeropuerto!”.
La luz
“La
luz” es el tercer aspecto que identifica el Papa, asegurando que Jesús dice que
ha venido a traer «la vista a los ciegos». “Aquí no se trata solo de la vista
física, sino de una luz que hace ver la vida de forma nueva” dice el Papa, y
puntualiza: “Si lo pensamos, así empezó para nosotros la vida cristiana: con el
Bautismo, que antiguamente se llamaba precisamente “iluminación”. ¿Y qué luz
nos dona Jesús? La luz de la filiación: Él es el Hijo amado del Padre, viviente
para siempre; con Él también nosotros somos hijos de Dios amados para siempre,
a pesar de nuestros errores y defectos. Entonces la vida ya no es un ciego
avanzar hacia la nada, no es cuestión de suerte o fortuna, no es algo que
depende de la casualidad o de los astros, y tampoco de la salud y de las
finanzas. No. La vida depende del amor del Padre, que cuida de nosotros, sus
hijos amados”. Y el Papa pregunta: “¿Se te ha ocurrido pensar que la vida de
cada uno de nosotros -mi vida, tu vida, nuestra vida - es un acto de amor? ¿Es
una invitación al amor? ¡Es maravilloso! Pero tantas veces lo olvidamos, ante
las dificultades, ante las malas noticias, incluso ante -y esto es malo- la
mundanidad, el modo de vida mundano”.
La
sanación
El
cuarto aspecto que señala del primer anuncio es la sanación, pues Jesús dice
que ha venido “para dar libertad a los oprimidos”. “Oprimido es quien en la
vida se siente aplastado por algo que sucede: enfermedades, fatigas, pesos del
corazón, sentimientos de culpa, errores, vicios, pecados… Lo que nos oprime,
sobre todo, es precisamente ese mal que ninguna medicina o remedio humano puede
resanar: el pecado” explica el Papa.
Ante
esto, “la buena noticia es que con Jesús este mal antiguo, el pecado, que
parece invencible, ya no tiene la última palabra” asegura y recuerda: “Puedo
pecar porque soy débil. Cada uno de nosotros puede hacerlo, pero esa no es la
última palabra. La última palabra es la mano tendida de Jesús que te levanta
del pecado. Y Padre, ¿cuándo ocurre esto? ¿Una vez? No. ¿Dos veces? No. ¿Tres
veces? No. Siempre. Siempre que estés enfermo, el Señor tiene la mano tendida.
Sólo quiere (sujetarse) y dejarse llevar”.
“Jesús
– continúa – nos sana del pecado siempre y gratuitamente”. “¿Y cuánto tengo que
pagar por la sanación? Nada” explica. Además, dice, “acompañar a alguien al
encuentro con Jesús es llevar al médico del corazón, que levanta la vida. Es
decir: “Hermano, hermana, yo no tengo respuesta a muchos de tus problemas, pero
Jesús te conoce y te ama, te puede sanar y serenar el corazón””. Por tanto:
“Quien lleva pesos necesita una caricia sobre el pasado, necesita perdón y
quien cree en Jesús tiene precisamente eso para donar a los otros.” En este
contexto, el Papa pide que no olvidemos que “Dios lo olvida todo”. “Dios
perdona todo porque olvida nuestros pecados. Sólo quiere que nos acerquemos al
Señor y nos perdona todo. Jesús nos espera para perdonarnos, para restaurarnos.
¿Y cuánto? ¿Una vez? ¿Dos veces? No. Siempre. "Pero padre, siempre hago lo
mismo..." ¡Y hará lo mismo de siempre! Perdonarte, abrazarte. Por favor,
no desconfiemos de esto”.
El
asombro
“El
anuncio de Jesús debe llevar siempre el asombro de la gracia” señala el Papa
como último aspecto. “No somos nosotros los que hacemos grandes cosas, sino que
es la gracia del Señor que, también a través de nosotros, realiza cosas
imprevisibles”, esto son “las sorpresas de Dios”. Por último, el Pontífice
recuerda que no debemos olvidar que la buena nueva está dirigida “a los
pobres”: “A menudo nos olvidamos de ellos, sin embargo, son destinatarios
mencionados explícitamente por Jesús, porque son los predilectos de Dios.
Acordémonos de ellos y recordemos que, para acoger al Señor, cada uno de
nosotros debe hacerse “pobre dentro””. Si alguien me dice: “Padre, ¿Cuál es el
camino más corto para conocer a Jesús? Hazte el necesitado. Hazte necesitado de
gracia, necesitado de perdón, necesitado de alegría. Y Él vendrá a ti”.
Publicado
por Vatican News
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...