Fe Y Vida | Miguel Ángel Munárriz/FA
Creer en Jesús
Mt
5, 1-12ª
«Dichosos
los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia»
Las
bienaventuranzas —pórtico del Reino— son a la par una propuesta de felicidad
individual para cada uno, y un estilo de vida capaz de cambiar el mundo. El
sueño de Jesús no es la raquítica salvación de media docena de perfectos, sino
la plenitud de la humanidad; y esa tarea, que él inició, es la que hemos
aceptado continuar aquellos que nos llamamos cristianos.
Pero
para aceptar una tarea es preciso tener fe en quien nos la propone, y esto nos
lleva a preguntarnos: ¿Qué significa para mí creer en Jesús?...
El
verbo “creer” tiene una primera acepción que lo define como “tener por cierto”.
De acuerdo con ella, creer en Jesús es aceptar una serie de asertos propuestos
por los teólogos cristianos, como, por ejemplo, “Creo en Jesucristo, su único
hijo nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo…
etc.” Pero esta fe, concebida como simple aceptación de una doctrina o un
dogma, puede resultar estéril si no afecta a nuestra vida. Podemos asumir todos
los postulados y mandamientos de la Iglesia, y actuar con unos criterios
opuestos a los de Jesús.
Pero
el verbo creer también tiene otras acepciones. Una de ellas queda definida como
“fiarse de”. Por ejemplo, yo creo en mi médico, es decir, me fío de mi médico y
me pongo en sus manos para que me abra en canal. Este segundo significado
cuadra mucho mejor con la fe en Jesús, y a él nos vamos a tener en esta breve
reflexión.
El
mundo me dice que seré feliz si soy rico, si tengo poder o prestigio social, si
no me dejo avasallar, si soy más listo que los demás para los negocios, si voy
de diversión en diversión, si no me meto en líos, si no me insultan ni me
persiguen… Jesús, en cambio, me propone un código de felicidad radicalmente
distinto e inverosímil: ¿Quieres ser feliz...? —me dice—, pues confórmate con
poco, comparte lo que tienes con los que no tienen, aprende a sufrir, di
siempre la verdad, no seas violento, trabaja para que prevalezca la justicia,
no trates de aprovecharte de nadie.., y no te preocupes si te insultan y te
persiguen por ello, pues a la larga serás mucho más dichoso.
¿Creo
en él? ¿Le creo a él? ¿Me fío de él? ¿Estoy dispuesto a vivir compartiendo,
perdonando, sembrando la paz, trabajando por la justicia, actuando siempre con
sinceridad y sin temor al sufrimiento? ¿Me lo juego todo apostando por unos
criterios de locos; viviendo de acuerdo a unos valores tan estrafalarios como
poco evidentes?... Decir que sí, que me la juego, que cambio de vida, es tener fe
en Jesús; lo demás será otra cosa. Creeré en Jesús si es él quien manda en mis
criterios y mis valores; si es él quien da sentido a mi vida; si creo que sus
criterios pueden salvar el mundo del desastre y me comprometo con la tarea de
hacerlo. Porque la fe no es un privilegio otorgado a unos y vedado a otros,
sino el compromiso firme con un modo de vida cuyo único aval es la palabra de
Jesús, y cuyo objeto es crear humanidad.
Y
ya sabemos que es muy difícil creer hasta el punto de dejarlo todo para seguir
sus criterios; que nos da miedo ese compromiso; que no solemos tener tanta fe,
pero el Espíritu no descansa, y siguen siendo muchos los que lo hacen, aun a
pesar de que hoy está de moda relativizar la importancia de Jesús y proponer
recetas y filosofías alternativas que nada tienen que ver con él.
Publicado
por Feadulta.com
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