Reflexión | Miguel Ángel Munárriz/FA
La Sábana Santa
Jn
20, 1-9
«Llegó
también Simón Pedro detrás de él, entró al sepulcro y vio las vendas y el
sudario»
La
sábana santa es una pieza de lino que presenta la imagen de un hombre que fue
flagelado, crucificado, coronado con un casco espinoso y que recibió una herida
en el costado; es decir, un hombre que sufrió las mismas torturas y murió de la
misma forma que describen los evangelios. Cuando Juan Pablo II fue a visitar la
sábana en Turín, afirmó que es un «espejo del evangelio», pues todo lo relatado
en él sobre la pasión está constatado en el hombre de la sábana.
Eran
tantos los indicios que apuntaban a su autenticidad, que el fervor popular vio
en ella el sudario que envolvió a Jesús en el sepulcro. Pero en 1988 llegó la
decepción, pues al ser sometida a la prueba del carbono 14 en tres laboratorios
prestigiosos, el resultado fue unánime: databa de una fecha comprendida entre
1260 y 1390, lo que la convertía en un fraude elaborado en aquella época tan
propicia a falsificar reliquias. A mayor abundamiento, esas fechas coinciden
con su primera exposición pública.
Pero
estos resultados nunca se consideraron concluyentes. En primer lugar, porque
contradecían las evidencias anteriores, y, en segundo lugar, porque desde el
ámbito científico se admite que el carbono 14 pude haberse alterado por la
radiación que hipotéticamente grabó la imagen, o por el incendio sufrido por
ella en 1532, o por su permanencia a la intemperie a lo largo de siglos.
También se deben considerar los remiendos de algodón de sus bordes (de donde
procedían las muestran) en tareas de restauración de aquella época.
Pero
vayamos por partes. Remontándonos en el tiempo, cabe reseñar que desde el s. VI
están documentadas gran número de referencias a un lienzo de características
similares a la sábana santa llamado Mandylión. Existe controversia sobre la imagen
que representa, pues según algunas versiones el Mandylión se circunscribía al
rostro de Jesús, mientras que otras afirman que abarcaba el cuerpo completo. Sí
sabemos que se trasladó con gran boato a Constantinopla en 944, y que fue
robado por unos cruzados franceses y llevado a Francia. Aquí desapareció su
pista.
La
sábana santa apareció en Lirey, Francia, en 1357, y fue donada en 1453 al duque
se Saboya por Margarita de Charny. Fue trasladada a Turín en 1578.
También
desde un punto de vista histórico, diremos que el lino está tejido en forma de
espiga; técnica habitual en Egipto y Oriente Medio en época de Jesús, pero que
no llegó a Europa hasta el s. XV. Además, el estudio palinológico (del polen)
de Max Frei, establece que la sábana no puede ser original de Europa, y que
tuvo que haber estado varios siglos fuera de ella; cosa imposible si fue
falsificada en Europa en los siglos trece o catorce.
Pero,
siendo esto importante, lo verdaderamente singular se encuentra en su análisis
técnico. En 1898, un abogado italiano fotografió la reliquia y encontró que el
negativo fotográfico mostraba una imagen mucho más clara y precisa que la
fotografía en sí; es decir, que los colores en la imagen real están invertidos;
que toda la sábana es un gran negativo que, al ser pasado por el filtro del
negativo fotográfico, nos da la imagen real. Este hecho es incompatible con la
hipótesis de fraude, dada la ignorancia de la técnica fotográfica en aquella
época.
En
1978 se sometió a un examen exhaustivo por parte de un grupo de investigadores
del STURP (proyecto de investigación del sudario de Turín) cuyas conclusiones
más relevantes fueron; que la sangre que aparece adherida a ella es humana y
del grupo AB (muy raro en Europa y muy frecuente en Palestina), y que la evaluación
ultravioleta e infrarroja muestra que no existe ningún tipo de pintura o tinte
sobre la tela.
Pero
lo más extraordinario había ocurrido poco antes, pues cuando una imagen de la
sábana fue sometida en 1976 al analizador de imágenes VP-8 (desarrollado para
la exploración de Marte), se obtuvo una imagen tridimensional totalmente
inesperada. Según comenta el ingeniero P. M. Schumacher que participó en el
diseño del VP-8 y realizó la prueba, esto no había ocurrido con ninguna otra
imagen (ni ocurrió después). La explicación que da Schumacher a este hecho es
que hay una correspondencia matemática entre la intensidad de cada punto de la
imagen y la distancia lógica entre un lienzo y un cuerpo cubierto por él.
Pero…
¿Cómo se llegó a producir esta imagen?
Ésta
es la gran pregunta a la que el mundo científico todavía no ha sabido
responder. Los investigadores del STURP afirman que: «La imagen es el resultado
de algo que provocó la oxidación, la deshidratación y la conjugación de la
estructura de los polisacáridos de las microfibras del lino. Estos cambios
pueden reproducirse en laboratorio… pero no se conoce ningún método que pueda
explicar la totalidad de la imagen». Para ser más claros, ni hoy en día somos
capaces de reproducirla.
Pues
bien. Hasta aquí el relato sucinto de los hechos relativos a la síndone (si los
repasan verán que no hay ninguna conjetura). A partir de aquí la interpretación
que cada uno haga de ellos. Si les soy sincero les diré que la sábana santa no
condiciona mi fe, pero me desconcierta, y, sobre todo, me resulta emocionante
la simple posibilidad de que estemos en posesión de un testimonio de Jesús tan
extraordinario como éste.
Publicado
por Feadulta.com
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