Vida Religiosa | Tiziana Campisi
Oración, fraternidad y
proximidad son la fuerza del consagrado
El Papa Francisco recibió a una
delegación de la Comunidad de las Bienaventuranzas, una familia eclesial
fundada en Francia hace cincuenta años y hoy extendida por todos los
continentes que desarrolla un apostolado con actividades para los jóvenes, los
marginados y a favor del diálogo interreligioso: es importante que quienes
sufren o se sienten solos puedan encontrar lugares donde se les acoja y escuche
Un don para la Iglesia y el
mundo: para el Papa, esto es la Comunidad de las Bienaventuranzas, una familia
eclesial de vida consagrada de derecho diocesano en la que religiosas,
hermanos, sacerdotes y laicos – célibes o casados – comparten una vida fraterna
de oración y de misión.
Francisco se reunió con esta
delegación en la Sala de los Papas del Palacio Apostólico y les entregó el
discurso que tenía preparado. De la Comunidad de las Bienaventuranzas – una
realidad eclesial nacida en Francia hace cincuenta años a raíz del Concilio
Vaticano II, en el movimiento de la Renovación Carismática Católica, y hoy
presente en los cinco continentes – el Pontífice destacó la búsqueda constante
de la unión con Dios y los rasgos de la espiritualidad carmelita y de las
Iglesias orientales que la distinguen, y subrayó que es la vida de oración la
fuente de la comunión fraterna, "que se inspira en la fuente trinitaria y
que permite a cada uno realizar su vocación específica".
Vasto
apostolado con su compromiso por los más frágiles
El Santo Padre se detuvo en el
apostolado de la familia eclesial, que es "muy vasto y variado", en
la liturgia que se cuida en las diversas casas y que "atrae a mucha
gente", en la presencia en algunos santuarios de Francia, Hungría, Italia
y Costa de Marfil, y en los "diversos proyectos humanitarios" que se
apoyan "en los países en vías de desarrollo, como la acogida de menores en
dificultad, la asistencia a niños desnutridos o discapacitados, la ayuda a
familias desfavorecidas y a madres solteras, la distribución de comidas y la
asistencia sanitaria".
En particular, el Papa subrayó
el "compromiso al servicio de las personas más frágiles y marginadas en
una sociedad contaminada por la cultura del despilfarro".
“Es bueno
saber que en la mayoría de los hogares de Occidente han organizado centros de
escucha para quien se encuentra en dificultad, y que este servicio se está
extendiendo también a las cárceles. Es importante que los que sufren y se
sienten solos encuentren lugares donde ser acogidos y escuchados, y ustedes contribuyen
generosamente en ello”
Contribución
al diálogo interreligioso y a la promoción de la paz
Entre las actividades de la
Comunidad de las Bienaventuranzas, el Papa recordó también las misiones
ocasionales, sobre todo las que se llevan a cabo durante el verano, en lugares
donde la gente va de vacaciones, donde se ofrecen "momentos de oración, la
Misa, adoración, encuentros de formación para la evangelización, espectáculos
callejeros, vigilias y evangelización nocturna".
Un compromiso – dijo Francisco –
que demuestra "apertura a las necesidades de los jóvenes y disponibilidad
para llevar la Palabra de Dios" por doquier y en cualquier
circunstancia". Sin olvidar los encuentros internacionales,
"importantes ocasiones de renovación espiritual para todos los participantes",
que "ofrecen la oportunidad de compartir experiencias con los cristianos
de todo el mundo", y las peregrinaciones a Tierra Santa y a otros lugares
de fe, momentos de "gran intensidad espiritual, que llevan a profundizar,
o a veces a descubrir, las raíces de la fe y a fortalecer la propia relación
con Dios".
“Les estoy
agradecido por el compromiso que demuestran en la vida consagrada y por el
servicio que ofrecen a la Iglesia y al mundo. Su comunidad, fundada en una
espiritualidad de contemplación, oración y misión, aporta una valiosa
contribución al diálogo interreligioso, a la promoción de la paz y a la defensa
de los derechos humanos, y su testimonio es una inspiración para muchos”
Ayudarse en
la fe con atención por los jóvenes
En su discurso, el Papa reiteró
asimismo que el don del amor fraterno "es la base de nuestro ser
cristianos, por lo que explicó cuál es el sentido de la vida de un creyente.
“No estamos
llamados a estar solos, sino a caminar juntos, ayudándonos mutuamente en la fe
y en el amor a Dios. Esta es la fuerza de la vida consagrada: compartir la vida
fraterna, la oración y el servicio al prójimo”
La invitación de Francisco a los
miembros de la Comunidad de las Bienaventuranzas fue a "avanzar y
perseverar" en su misión "con celo y sin miedo, dando testimonio de
la fe con alegría y esperanza, y permanecer siempre abiertos y dóciles a la
guía del Espíritu Santo", que es "el Protagonista en la vida de la
Iglesia y en la evangelización".
El Papa concluyó pidiendo a esta
familia eclesial que "mantenga el compromiso con la formación de las
jóvenes generaciones y con el diálogo interreligioso, especialmente con
nuestros hermanos y hermanas musulmanes".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...