Canturreando | Arismendy Martínez
Mujer
= madre - Madre = amor - Amor = perdón
Cuando leemos sobre la función de la mujer en la sociedad,
inmediatamente pensamos en el rol asignado por Dios al crearla a su imagen y
semejanza en el amor que caracteriza el corazón de una mujer. Gén. 2: 23 –
24. Dios en su generosidad puso todos sus atributos sensibles en la
creación de la mujer, estos conceptos impregnados de amor desde el corazón
hasta el vientre materno.
Decir mujer es decir madre y en ese sentido todos de una forma u otra,
hemos podido experimentar ese complejo laberinto de sensibilidad humana y solo
se comprende, cuando sentimos la caricia de un beso maternal en nuestras
mejillas. Gén. 3: 16 – 20. Gén. 4: 1.
En síntesis, la máxima aspiración de una mujer es alcanzar el don de ser
madre donde su corazón se vuelca en un arrebato de amor sin fronteras, tanto
para amar a la criatura de sus entrañas, como para proteger a sus hijos frente
a las calamidades que pudieran amenazar el fruto de su sacrificio. Gén. 16:
11 – 12.
Es el amor de una madre en muchas ocasiones el menos comprendido en la
humanidad, pues su máxima aspiración es la de ver felices a sus hijos y
alcanzar ese maravilloso don de la maternidad, es su gloria de ser mujer.
Gén. 18: 9 – 10. 1Samuel 1: 20. 26 – 28.
El ejemplo de lo que significa defender el amor de un hijo por parte de
la madre, lo encontramos en las Sagradas Escrituras, cuando vemos los ejemplos
de mujeres que llegaron hasta el más noble sacrificio de amor purificado en el
dolor por los frutos de sus entrañas. 2Macabeos 7: 25 – 29.
En cada madre un dechado de amor que derrocha felicidad cuando puede ver
a sus hijos plenos de amor, pero, a la vez ese amor es la fuerza más parecida
al amor de Dios, cuando tiene que enfrentar con decisión la voluntad divina en
su existencia. Lucas 1: 30 – 31.
Sintetizado ese amor por mandato divino de Dios, al crear a la mujer
como la preservadora de la vida desde su tierno corazón hasta su bienaventurado
vientre de mujer. Lucas 1:30 – 33. 42 – 43. Ese amor a la vez es perdón
cuando así lo dispone el Supremo Creador, pues en el encuentro de Jesús con su
madre, camino al Gólgota, solo una mirada tierna y luego al lado de la cruz
donde estaba crucificado el Hijo, un sollozo, una mirada, un dolor, una
esperanza, una realidad anunciada por el anciano Simeón. Juan 19: 26 – 27.
En cada mujer una madre, en cada madre un amor y en cada amor el perdón.
Que aprendamos cada día a valorar el consejo de una madre, mensajera del amor
fraterno de Dios en la vida de cada ser humano salido del vientre de una mujer
en la cual se vivifica el amor de Dios cada día. Juan 2: 3 – 5. Bendiciones.
ADH 878
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