Actualidad Nacional | Melania Emeterio R.
Sin la asimilación del
concepto de Soberanía, todo puede pasar
Cuando, por formación, no se tiene arraigado el
concepto esencial de la cosa, o cuando se quiere entender a la ligera, todo
deviene en confusión y decisiones inaceptables, y es peor aun cuando estas
carencias vienen de funcionarios con poder político, económico, judicial, o
congresional. Esto viene de la mano con lo de la Soberanía Nacional, pues recientemente
han ocurrido dos hechos que la vulneran: un elemento discordante en la
modificación de la ley que rige la Cámara de Cuentas y, por otro lado, la
idea de poner en manos de organismos internacionales, las indagaciones de la ética
de los candidatos a participar en los comicios de los niveles municipales y
congresuales, del próximo año.
Según se ha comentado, la modificación a la ley de
la Cámara de Cuentas, no promulgada aun, plantea que las auditorías realizadas
por esta, serán revisadas, vale decir evaluadas por un organismo internacional
competente en la materia. En el tema de los candidatos, la dirección del
partido PRM, previendo evitar la filtración de aspirantes con antecedentes no
éticos en los próximos comicios, ha decidido poner en manos de la Embajada Estadounidense
la investigación de la idoneidad de estos aspirantes. En ambos casos se está
frente a razonamientos contrapuestos con lo que es la soberanía y la
Constitución dominicana, y al mismo tiempo se están enviando señales de
debilidad institucional.
La primera de debilidad es la de no tener confianza
en las instituciones dominicanas a sabiendas de que ellas están llamadas a
jugar ambos roles, pues se encuentran debidamente capacitadas, y con
experiencias suficientes. La otra señal de debilidad institucional es que las
explicaciones que han dado nacen de necesidades creadas por estos mismos que,
haciendo uso ligero de los poderes que representan, optan por mostrar, ante los
Estados Unidos, debilidades que el país no tiene. Todavía no se lo están
demandando, ellos quienes se ofrecen, se adelantan poniendo en mala a sus
instituciones, y dando una pésima imagen del país. Aquí lo que se manifiesta es
la presencia de una muy baja estima nacional, y por eso actúan como quien no
sabe, pero sabiendo, que con esto lesionan la soberanía nacional.
Tanto el Congreso como los partidos políticos deben
tener conciencia de que la soberanía dominicana está en peligro, y lo menos que
deben es solicitar esos favores a la Embajada norteamericana. Esas son salidas
para justificar que el aval debe venir de los extranjeros, una práctica que ya
hay que desmontar. Esa misma embajada estadounidense, y muchos de los
organismos internacionales, tienen al país con el pie en el cuello para
que asuma la caótica situación haitiana. Ellos no nos ven como país soberano, y
quieren llevarnos hacia el abismo absoluto. El Congreso y el PRM están actuando
como quien padece del síndrome de Estocolmo, es decir, aliarse con el
victimario, y olvidar su condición de víctima.
La Embajada estadounidense nos acusa constantemente
de lo que no somos, y frente a ella hay que mantener el tacto y la prudencia
para mostrar que tenemos autodeterminación y soberanía. jamás deberían hacerse
semejantes propuestas. Instituciones como la Procuraduría General de la
República, y los organismos de investigación de los cuerpos armados de
República Dominicana, son entidades que ya han alcanzado madurez y experiencia,
lo que habla muy bien de los muchos recursos económicos invertidos en ellos
para su capacitación y perfeccionamiento. Además, este es un país muy pequeño
como para no poder investigar, con acierto, esas carencias éticas, de otra índole.
Un trabajo tan interno y determinante como las
auditorías de la Cámara de Cuentas no debe ser avalado ni revisado por un
organismo internacional, esto es pues como una afrenta a la soberanía y libre
determinación. Poner en manos de esta embajada las indagatorias de lo no ético
de candidatos y candidatas, es actuar con miedo de dar la cara a sus propios
militantes, y escudarse detrás de otros. Mal podemos con tal Embajada estar
actuando con ese nivel de sumisión y poco tacto.
Las autoridades nuestras carecen, muchas veces, del
concepto esencial de soberanía, o quizá no les interesa, por eso no están
alerta con los hechos o las acciones que la socaban, por eso no quieren
enfrentarse a la realidad de que su país se halla asediado por los Estados Unidos
que quiere fundirnos con Haití. Ignoran, exprofeso, los perjuicios que genera a
Rep. Dom. la abusiva e inducida invasión haitiana, pero a muchos de nuestros
dirigentes la baja estima nacional les impide tener celo, y la debida prudencia
sobre un enemigo como lo es la Embajada Americana, y sus súbditos locales.
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