Evangelización | Carlos Pérez Laporta
Dad limosna, y lo tendréis limpio todo
Martes de la 28ª
semana del tiempo ordinario / Lucas 11, 37-41
Evangelio: Lucas 11, 37-41
En aquel
tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo le rogó que fuese a comer
con él. Él entró y se puso a la mesa.
Como el fariseo
se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le
dijo:
«Vosotros, los
fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, pero por dentro rebosáis de
rapiña y maldad.
¡Necios! El que
hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro?
Con todo, dad
limosna de lo que hay dentro, y lo tendréis limpio todo».
Comentario
El daño que
hacemos queda en nosotros, dentro del alma. El amor que no damos queda
estancado en lo hondo del corazón y lo emponzoña. Y queda tan adentro que todos
nuestros cambios externos no consiguen borrarlo. Todo lo que hacemos para
volver a empezar siempre es siempre demasiado superficial, y acaba desgarrando
nuestro interior del exterior: «limpiáis por fuera la copa y el plato, pero por
dentro rebosáis de rapiña y maldad».
Por eso, es
necesario dar «limosna de lo que hay dentro» para poder limpiarse. Es decir,
dar limosna desde la propia miseria; desde ahí donde están nuestras propias
heridas, las que hemos hecho. Así, damos a un pobre desde nuestra pobreza,
atendemos a un enfermo desde nuestros dolores, y acogemos al pecador desde
nuestros pecados. Porque cuando damos limosna desde ahí pedimos limosna también
nosotros. Cuando ofrecemos todo desde dentro de la propia fragilidad estamos
pidiendo la misma compasión que ofrecemos. Sólo entonces amamos con el mismo
amor que no dimos, dejando que mane desde sus hontanares y corra límpido hacia
fuera. Sólo si amamos con todo el amor que tenemos corre desde su misma fuente
en Dios, que «hizo también lo de dentro», y alcanza al que con compasión quiera
recibirlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...