Convivencia | Paolo Ondarza
El Papa: Las maravillas florecen de las
diferencias, no de la uniformidad
Francisco recibió en audiencia a capellanes y
responsables de pastoral universitaria y les instó a vivir su misión con tres
actitudes: apreciar las diferencias, acompañar con cuidado y actuar con
valentÃa. En educación "cuando no se arriesga no hay valentÃa".
Anguloso, cortante, chocante como a veces lo es la
realidad. Asà es el poliedro, figura indicada varias veces por Francisco como
modelo de pastoral. Reunido en el Aula del Consistorio con unos doscientos
participantes en el encuentro de capellanes y responsables de pastoral
universitaria promovido por el Dicasterio para la Cultura y la Educación sobre
el tema "Hacia una visión poliédrica", el Obispo de Roma volvió a
reflexionar sobre las caracterÃsticas de este sólido geométrico que
"refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él mantienen su
originalidad". "El Evangelio -dijo- se encarna permitiendo que su
coralidad resuene de diferentes maneras".
Luces y sombras
La realidad es compleja y es precisamente esta
caracterÃstica, observa el PontÃfice, "la que está en la base de su
belleza, porque le permite reverberar la luz con tonos y gradaciones
diferentes, según el ángulo de cada faz". De ahà la exhortación a apreciar
las diferencias en el servicio formativo: "Tener una visión poliédrica
implica entrenar los ojos para captar y apreciar todos estos matices".
En el servicio formativo, acoger a las personas, las
luces y sombras presentes en ellas y en las situaciones, con espÃritu paternal
y maternal, es ya una misión: facilita el crecimiento de lo que Dios ha
sembrado dentro de cada persona de forma única e irrepetible.
La riqueza de
las diferencias
Las aristas y las sombras caracterizan a los jóvenes
con sus deseos y afectos, a veces discordantes. Acompañarlos, según Francisco,
significa cuidar lo que crece en silencio: "Si eliminas los bordes y
borras las sombras de un sólido geométrico -advierte-, lo reduces a una figura
plana, sin profundidad ni espesor. Pero si se lo valora sabiamente por lo que
es, se puede hacer de él una obra de arte". Del mismo modo que de las
tinieblas del caos Dios creó el mundo, nosotros podemos aprender a sacar lo
mejor de las criaturas a partir de lo que hay de más frágil e imperfecto en
ellas.
Ante los desafÃos formativos que encuentran cada dÃa,
en contacto con personas, culturas, situaciones, afectos y pensamientos tan
diferentes y a veces problemáticos, no se desanimen; ocúpense de ellos, sin
buscar resultados inmediatos, pero con la esperanza cierta de que, cuando
acompañan a los jóvenes con cercanÃa y cuando rezan por ellos, florecen
maravillas. Pero no florecen de la uniformidad, no. Florecen precisamente de
las diferencias, que son su riqueza.
Sin riesgo no
hay fecundidad
El servicio en las universidades, señala el Papa
Francisco, requiere valentÃa. El coraje que sólo el EspÃritu Santo, "el
grande escondido en la Iglesia", infunde para "tender puentes incluso
sobre los abismos más profundos", como el miedo, la indecisión y las
coartadas paralizantes "que inhiben la acción y alimentan el
desentendimiento".
Lo peor que puede hacer un educador es no arriesgar.
Cuando no se arriesga, no hay fecundidad: es una regla. Cuando en los afanes de
un alma irrumpe una decisión que crea algo nuevo, rebelándose contra la inercia
de una conciencia demasiado calculadora, eso es valentÃa; la valentÃa que no
gusta de adornos, ni mentales ni emocionales, sino que va al grano apuntando a
lo necesario, dejando de lado todo lo que pueda debilitar la fuerza de la
elección inicial.
Es la valentÃa de los pobres de espÃritu que -concluye
el PontÃfice- "en su indigencia aman soñar a lo grande, aspirando a las
proporciones de Cristo: a la altura, amplitud y profundidad de su amor".
La modestia de
la limosna cristiana
En su discurso, el Papa dirigió un pensamiento a los
"muchos jóvenes para los que el derecho al estudio representa todavÃa un
privilegio inaccesible, como los más pobres y los refugiados"; después
expresó su agradecimiento a los presentes "que han contribuido
económicamente, con esa modestia que tiene la limosna cristiana, para que
también los que tenÃan menos posibilidades pudieran participar en esta
conferencia": "todos -dijo- necesitamos de los demás y todos tenemos
algo precioso que donar".
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