Mensajes | Tiziana Campisi
El Papa: Testimoniar la solidaridad evangélica
en un tiempo de fragmentación
Francisco recibió en audiencia a las Hermanas
Escolásticas de Nuestra Señora y subrayó que "no hay vida religiosa sin
verdadera pobreza". Del Pontífice la invitación a las religiosas a
testimoniar el Evangelio a la luz del camino sinodal que la Iglesia está
emprendiendo: "Escuchar a Dios y a los demás es una virtud que debe crecer
en las comunidades religiosas".
Educación, servicio y espiritualidad: por estos tres
caminos las Hermanas Escolásticas de Nuestra Señora han seguido las huellas de
su fundadora, la beata Teresa de Jesús Gerhardinger, que vivió entre los siglos
XVIII y XIX y se dedicó especialmente a los jóvenes. Una enseñante cuya
pedagogía pretendía ser integral, porque a la instrucción intelectual unía también
"el cuidado del espíritu y la formación de personas compasivas,
responsables y centradas en Cristo", explica Francisco en la audiencia con
las religiosas continuadoras de sus actividades, recibidas en la Sala
Clementina del Palacio Apostólico. Teresa de Jesús dio vida a una familia de
consagradas basada en la Eucaristía, recuerda entonces el Pontífice, anclada en
la pobreza y dedicada a María.
Sin verdadera pobreza, no hay vida religiosa. La
pobreza es lo que custodia la vida consagrada. Y no sólo es una virtud, no: es
la custodia. No lo olviden.
Llevar a todos
a la unidad en Cristo
En cumplimiento de su carisma, "conducir a todos
a la unidad para la que Cristo fue enviado", las hermanas escolásticas de
Nuestra Señora, "como mujeres que profesan los consejos evangélicos",
han sido durante mucho tiempo "pioneras en abrazar la dimensión profética
de la vida consagrada", señala el Papa, recordando la Exhortación
apostólica Vita consecrata para subrayar que la ofrenda total a Dios
"constituye memoria viva del modo de existir y de actuar de Jesús, Verbo
encarnado ante el Padre y ante sus hermanos".
Su entrega es signo no sólo del don que han hecho de
ustedes mismas al Señor, sino también de su disponibilidad para servir, en Él,
a todos nuestros hermanos y hermanas.
Testimonio de
la solidaridad evangélica en el camino sinodal
A las religiosas, que reunidas estos días en Capítulo
general reflexionan sobre cómo "ser testigos proféticos para una comunión
universal", Francisco les pide que continúen su camino formando parte del
recorrido sinodal eclesial.
Las animo a seguir siendo testigos valientes de la
solidaridad evangélica en un momento en el que muchos experimentan
fragmentación y desunión. Esta responsabilidad adquiere aún mayor importancia a
la luz del camino sinodal que está emprendiendo toda la Iglesia.
La importancia
de la escucha
Por último, el Papa subrayó a las consagradas que el
Capítulo General "es un tiempo propicio para escuchar más atentamente al
Espíritu Santo" y para escucharse mutuamente.
Siempre nos gusta hablar, a todos. Y no sólo a las
mujeres, también a nosotros. A todos. Pero es tan difícil aprender a escuchar.
El Señor también nos habla a través de los demás. Escuchar a los demás, y no,
mientras el otro habla, pensar: "¿Qué voy a responder?". No.
Escuchar: que llegue al corazón y luego, si me apetece responder, respondo.
Francisco subrayó también que la escucha, a Dios y a
los demás, es una virtud que hay que hacer crecer en las comunidades y en la
vida consagrada en general, y ello para "mejorar los lazos de
comunión" entre religiosas y religiosos "y como miembros del Cuerpo
de Cristo".
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