In Memoriam | Julio Pernús
Con motivo del fallecimiento de un
filósofo necesario para pensar desde el Sur.
Conocí la obra de Enrique Dussel por mi
tutor, el periodista y profesor de la Universidad de la Habana, Enrique López
Oliva. Él me refería que lo marcó profundamente el haber participado durante
los años 80 en un curso sobre historia de las religiones organizado por la
Comisión para el Estudio de la Historia de la Iglesia en América Latina
(CEHILA). La mirada “dusseliana” interpeló a una generación importante de
pensadores latinoamericanos, sobre todo a aquellos vinculados al campo
religioso.
Dussel solía resaltar que la crítica,
como leyó de Walter Benjamin, era la responsable de darle un valor sincero a su
obra, de ahí su deseo de construir una historia de la Iglesia en América Latina
desde la perspectiva de sujetos que “no eran centrales para el relato oficial
que venía de Europa”. Él supo animar todo un movimiento que entendió como
metodología algo que el papa Francisco viene también resaltando, el pobre y
descartado por el sistema capitalista, como lugar epistemológico y ante la
pregunta de ¿quién es el prójimo? revistió su respuesta con los rostros de
indios, esclavos, criollos, mujeres y diferentes estamentos sociales que fueron
subyugados por las estructuras de opresión.
A Cuba fue varias veces y trató de
ayudar a pensar a Marx a través de unas metáforas teológicas que desmontaban el
discurso oficializado de que el marxismo debía promover el ateísmo científico.
Debatió con grandes intelectuales del mundo entero que lo respetaron. Resaltaba
el sostenido con Jürgen Habermas y Karl Otto Apel que afirmaron sobre la
existencia de una comunidad de comunicación, Dussel les dijo que estaba de
acuerdo con esa idea, pero que le interesaba profundizar sobre los excluidos de
esa comunidad “autorizada” por la sociedad.
Sus ideas, sin dudas, son claves para
comprender el surgimiento de la teología y filosofía de la liberación en
nuestro continente y de los movimientos intelectuales que mayor repercusión han
tenido y tienen a la hora de pensar América. Sus libros son un valioso aporte
para instalar conceptos necesarios a la hora de visibilizar el pensamiento
descolonial. Fue un crítico acérrimo de la modernidad como era histórica,
apelando a un "nuevo" momento al que denominó transmodernidad.
Su fe era una búsqueda consciente y
ecuménica portadora del deseo de pensar una eclesialidad propia de nuestro
continente. Algo muy parecido al proceso sinodal que se ha estado
desarrollando, y sabemos, por sus entrevistas, que uno de los momentos de mayor
alegría en su quehacer intelectual remitió al anuncio de Francisco como obispo
de Roma. Dussel llegó a ver en este nombramiento la materialización de los
movimientos a los que aportó su saber, sintió de forma tangible que lo católico
en América Latina pasaba de espejo a ser fuente.
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