• Noticias

    viernes, 15 de diciembre de 2023

    No escuchan ni a Juan ni al Hijo del hombre


    Evangelización | Carlos Pérez Laporta

     


    No escuchan ni a Juan ni al Hijo del hombre

    Viernes de la 2a semana de Adviento / Mateo 11, 16-19

     

    Evangelio: Mateo 11, 16-19

    En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:

    «¿A quién se parece esta generación?

     

    Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo:

    “Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado”.

     

    Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.

     

    Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras».

     

    Comentario

    El lenguaje musical, junto con la teología, es el único que puede decir lo indecible; esto es, son los únicos que pueden expresar el misterio. Especialmente, en el momento en que las palabras conducen al silencio. La teología lo consigue justo en el momento en que levantamos la vista del papel, porque ha logrado ponernos frente a Dios. La música lo hace a través del ritmo y la melodía, cuando los términos se han agotado y ya sólo escuchamos su el sonido que es ya no puede traducirse con palabras humanas. Porque, con ello, nos lleva más allá de lo que podíamos pensar, imaginar y expresar con conceptos. De ese modo, nos lleva a alegrarnos o por encima de nuestras posibilidades, con una esperanza de lo que está más allá de lo que podíamos verbalizar. Y por lo mismo, es capaz de entristecernos más de lo que estábamos en disposición de permitirnos, también porque porque nos permite esperar una respuesta a esa tristeza totalmente inaudita: solo se atreve a llorar de verdad quien espera ser consolado.

     

    Por eso Jesús se compara a sí mismo y a Juan el Bautista con unos niños haciendo música; la teología de ambos es música: «Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado». El mensaje de conversión de Juan debía llevarnos a llorar; esto es, a una desesperación total sobre la propia capacidad de salvarnos a nosotros mismos, a un arrepentimiento total, precisamente por la esperanza en la venida de un Dios misericordioso que nos salve. Jesús mismo, con su vida alegre —«come y bebe»— debía conducirnos a la espera de una alegría inaudita, a una felicidad insospechada, que es la vida con Él.

     

    Alfa&Omega.es 





    No hay comentarios:

    Publicar un comentario

    Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...

    Para Vivir Mejor


    Entradas Recientes



    La Familia


    Amigo del Hogar | Revista

    Orientada esencialmente a la familia desde una visión humano-cristiana, la Revista Amigo del Hogar nace en el año 1942, como obra evangelizadora de los Misioneros del Sagrado Corazón (MSC).

    ¿Quiénes Somos?

    Somos una comunidad religiosa fundada por el P. Julio Chevalier en el año 1854, en Issoudun, Francia. El proyecto al que buscamos ser fieles es, desde el Corazón misericordioso de Jesús, anunciar el amor de Dios al mundo.

    Temas de Salud


    Entradas populares