Matrimonio y Familia | José María Carrera/Rel
¿Casarse por la Iglesia o por
lo civil? Seis razones por las que el matrimonio «marca la diferencia»
Cada vez
son menos las parejas que se casan «por la Iglesia». Sin embargo, las bondades
hablan por sí solas, estas son seis razones expuestas por el sacerdote Ignacio
Amorós autor del libro «Tocar a Dios. Los sacramentos de la Iglesia»:
1. Marca una diferencia
Una de las
primeras preguntas que se plantea el sacerdote es la diferencia entre un
matrimonio cristiano y uno no cristiano.
«Casarse
por la Iglesia es un sacramento y todo lo que sucede es diferente, porque
cuentas con Dios en tu matrimonio. Los esposos reciben una gracia de Dios para
poder vivir esa realidad natural de manera sobrenatural y santificarse. Es de
ley natural que dos personas se enamoren. Jesucristo eleva el matrimonio
natural a la categoría de sacramento para que los enamorados puedan recibir su
ayuda y su gracia específica para amarse cada día mejor y para que el
matrimonio sea para siempre».
2. Mucho más que un acuerdo que se puede romper
Entre otras
razones, el sacerdote valora el matrimonio -«unión de un hombre y una mujer
abiertos a la vida y con un reconocimiento público»- como «mucho más que un
acuerdo que se puede romper por cualquiera de las partes».
«Es una
alianza libre con Dios, indisoluble» y que tiene como fines la transmisión de
la vida y el bien de los esposos, lo que no tiene por qué darse en las uniones
civiles. En el matrimonio, en resumen, los contrayentes juran hacerse el bien
mutuo y procurar los hijos. «Es el amor de dos amigos que se ha vuelto
exclusivo y en el que se entrega la intimidad sexual. Un amor total y fiel».
3. La «ayuda especial»: «Hace que el amor no dependa
del sentimiento»
El
sacerdote comprende los miedos que pueden surgir antes de «dar el paso»,
preguntas como «¿Seré capaz?» o «¿Y si pasa esto o lo otro?». Pero menciona
que, en el matrimonio, «Dios otorga gracias especiales que permite a
los esposos perfeccionar y santificar su amor». Entre ellas, menciona «el
vínculo conyugal» que, por encima de lo familiar, lo religioso o de la amistad
«es exclusivo y perpetuo». «Un candado de amor» para que este «no dependa de
los sentimientos ni nada circunstancial». Se refiere al segundo efecto del
matrimonio, la gracia, que permite «saber amar más perfectamente al otro para
ser fuel, perdonar, tener paciencia… perfecciona el amor».
4. Antídoto contra los celos, el egoísmo y los juegos
de intereses
Comenta que,
por su propia naturaleza, el matrimonio «sana el desorden de buscarse a
sí mismo y del egoísmo». Al ser «para entregarse por amor», es más fácil de
evitar los «juegos de intereses de yo te doy esto y tú me das lo otro» o «yo no
te molesto en esto si tu no me molestas con lo otro». También previene de los
celos, ya que surgen de una «inseguridad y desconfianza» en el cónyuge que la
gracia del matrimonio y Dios «ayuda a sanar».
5. Amar hasta dar la vida
Bastan 5
minutos preguntando a Google para que arroje cientos de respuestas sobre lo que
más valoran los contrayentes en las parejas de hecho: «El apoyo incondicional o
de corazón a ideas locas de uno», «respetar el espacio de cada uno»…
Valorando
un estudio de la red social Badoo sobre las relaciones de pareja, la psicóloga
y sexóloga María Esclapez afirma que «si una relación sale mal, puedes
encontrar a más personas con las que construir una relación sana». Esta y otras
profesionales valoran «las diez cualidades de la pareja perfecta», que son «la
honestidad, la lealtad, el sentido del humor, la personalidad divertida,
estabilidad, confianza, cuidado, el apoyo, la apariencia física o el dinero».
Todos esos
parámetros pueden ser buenos e incluso necesarios, pero entre ellos no se
menciona una condición que para el sacerdote Rodríguez-Fraile también es
crucial y diferencial del matrimonio: el objetivo de «amar hasta dar la vida».
«La imagen que mejor refleja el amor en el matrimonio es Cristo crucificado.
Ahí vemos a Cristo, el Esposo, entregando su vida por su Esposa, la Iglesia.
Eso es lo que vemos en el matrimonio cristiano. Por eso dicen que el amor en
el matrimonio tiene forma de cruz, porque se entrega totalmente».
6. Misión de hacer feliz y santo al otro
Otro rasgo
que marca la diferencia entre las parejas de hecho y el matrimonio es que este
es «un camino para llegar al Cielo». Así, un matrimonio cristiano no se basará
en el «respeto al espacio de cada uno» o a «las ideas locas», sino en la «misión
de hacer feliz y santo al otro, de ir juntos al Cielo». En ninguna
fórmula como en «el matrimonio por la Iglesia» se encuentra tan arraigado el
llamado a los contrayentes de «entregarse, ser generoso, cuidar las formas,
sacrificarse y buscar en todo hacer feliz» al otro.
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