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    miércoles, 5 de junio de 2024

    Jürgen Moltmann: teólogo de la esperanza cristiana


    Fe y Vida | Diego Pereira Ríos

     


    Jürgen Moltmann: teólogo de la esperanza cristiana

     

    Hace dos días, en su casa de Tubinga, muere junto a su familia el teólogo protestante Jürgen Moltmann, a la edad de 98 años[1]. Si bien la noticia no nos toma por sorpresa a los que seguimos su trabajo, siempre es algo que no esperamos. Considerado uno de los teólogos más influyentes del siglo XX es recibido como un gran regalo para la Iglesia[2] de Jesucristo. Como hombre comprometido con Dios y su Iglesia, fue pastor y estuvo casado con teóloga feminista Elisabeth Moltmann-Wendel, fallecida en 2016. A su lado -y compartiendo la pasión por la teología- ha escrito varios libros que han quedado como un baluarte para la fe cristiana. Si bien el más famoso ha sido su “Teología de la Esperanza”, tiene varios de gran importancia como: “El Dios Crucificado”, “La Iglesia, fuerza del Espíritu”, “Dios en la creación”, “La venida de Dios”, entre varios otros.

     

    Quiero destacar que, sobre todo siendo esposo, padre de familia, docente, escritor, trabajando junto a su esposa, ha logrado el desarrollo de una teología encarnada en aquellas inquietudes más profundas del ser humano. Quizá sea este ambiente familiar que ha influenciado en un tipo de escritura tan clara, profunda y casi mística. En sus escritos, cada palabra pareciera abrir una dimensión de nuestra inteligencia antes no percibida, llenando vacíos que muchas veces se ven plagados de preguntas. Al comenzar la lectura de un texto de Moltmann se puede experimentar el deseo de no parar la lectura, de seguir su pensamiento, pues sentimos que nos va guiando con una seguridad que no se percibe en otros autores o autoras. Moltmann es un gran referente para el tiempo presente y futuro del cristianismo. El tono conciliador de su teología nos invita a unificar esfuerzos en un mundo que sigue gimiendo con dolores de parto y donde siempre algo nuevo está por llegar.

     

    Para aquellos que no lo conozcan aún, comparto algunos textos de diferentes libros para que puedan luego ir a leerlo, estudiarlo, aprender con él y, quizá, seguir un camino de formación teológica en torno a su obra.

     

    “Por eso, la comunidad, que es colmada de la fuerza liberadora de Cristo, no es exclusivamente la comunidad de los redimidos, sino la materialización incipiente e inclusiva del mundo liberado por el Cristo resucitado. Si la cautividad ha sido hecha cautiva, si las potencias han sido--destronadas, -el mundo se ha transformado. Esto es percibido en la comunidad de Cristo a través de la fe y de la esperanza, del seguimiento y de la nueva comunidad, pero afecta al mundo entero y pone a esta comunidad al servicio de la revelación del mundo liberado por Cristo” (La Iglesia, fuerza del Espíritu, Sígueme, 1978, p. 346).

     

    “El reino del Hijo consiste en la soberanía liberadora del Crucificado y en la comunión con el mayor de la multitud de hermanos y hermanas. El Hijo libera al hombre de la esclavitud del pecado mediante su propia esclavitud (Flp 2). Rescata al hombre de la muerte con su entrega a la muerte. Así lleva a su extremo la paciencia del Padre. Guía al hombre hacia la magnífica libertad de los hijos de Dios, haciéndose uno de ellos en su comunidad. Así anticipa el reino del Espíritu. En una creación abierta al futuro y orientada al reino de la gloria, el hombre es creado como imagen de Dios para alcanzar la filiación divina. El hombre queda abierto a este futuro en el que se cumple su destino”. (Trinidad y reino de dios. La doctrina sobre Dios, Sígueme, 1983, p. 227)

     

    “Precisamente la motivación del día festivo cristiano como día de la resurrección de Cristo y, por ello, como «día del Señor» anticipa no sólo el escatológico descanso sabático, sino también el comienzo de la «nueva creación». Según la concepción cristiana, la nueva creación comienza con la resurrección de Cristo de los muertos, pues la «nueva creación» es el mundo de la resurrección de los muertos. Mientras que el sábado judío centra su mirada en las obras de la creación de Dios y en el trabajo semanal de los hombres, la cristiana fiesta de la resurrección mira adelante, al futuro de una nueva creación” (Dios en la creación, Sígueme, 1987, p. 305).

     

    “Si todas las acciones de Dios en el mundo y, por tanto, todas las experiencias humanas de Dios son pneumáticas, porque, según el antiguo «orden trinitario», el Padre actúa siempre por el Hijo/Logos en el Espíritu, y el Hijo actúa también en nombre del Padre por el Espíritu que reposa en él, entonces en la acción del Espíritu experimentamos la acción de Dios mismo, y todas las metáforas que tienen que ver con el Espíritu santo son metáforas para Dios, que viene a nosotros y está presente en nosotros. La comprensión de la personalidad peculiar del Espíritu es, por tanto, decisiva para la comprensión de Dios”. (El Espíritu de la vida. Una pneumatologia integral, Sígueme,1998, p. 307).

     

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