Razones del Corazón | Alessandro De Carolis
El Papa a religiosos: No
descarten, acojan, cuenta la caridad, no los títulos
Francisco
recibe en audiencia a los participantes en los capítulos generales de cuatro
congregaciones y les recuerda el "examen final" de la vida cristiana
que será sobre los gestos de amor hechos hacia los pobres, los que sufren, los
descartados: no seleccionen personas con criterios mundanos, en sus asambleas,
que esté siempre vivo y palpitante el impulso de la gratuidad.
Corazones en
paz y al mismo tiempo "inquietos", porque un corazón
"tranquilo" puede ser inerte respecto a la misión de testimoniar el
amor de Dios. Y porque al final todo se resume en el "examen final"
que narra el Evangelio de Mateo, un examen en el que pesará la caridad vivida
hacia los que más sufren y no los títulos académicos, las puertas abiertas a
todos sin distinción, y no a los "elegidos". Francisco vuelve a
trazar el horizonte de la vida consagrada ante un variado grupo de religiosos y
religiosas comprometidos en los capítulos generales de sus respectivos
institutos, las Hermanas Dominicas Misioneras de San Sixto, las de la Sociedad
del Sagrado Corazón de Jesús, de la Presentación de María Santísima en el
Templo y los Padres Vocacionistas.
Discernimiento, formación, caridad
La reflexión
del Papa gira en torno a tres piedras angulares: discernimiento, formación y
caridad. Ya se trate de los "momentos solemnes de las grandes
elecciones" o de "los momentos cotidianos de las pequeñas decisiones
diarias", la acción de discernir -observó el Papa- permite seguir la
propia vocación a través de "un laborioso trabajo de escucha del Señor, y
de uno mismo y de los demás" -hecho de meditación, "de espera
paciente", y también "de valentía"- que sin embargo, conduce a la
comprensión de la voluntad de Dios, sugerida al corazón pero nunca impuesta. Un
proceso delicado y, sostiene Francisco, totalmente necesario no sólo para una
persona consagrada.
Nuestro mundo
tiene tanta necesidad de redescubrir el gusto y la belleza de decidir, sobre
todo respecto a las opciones definitivas, que determinan un giro decisivo en la
vida, como la vocacional. Necesita, por tanto, padres y madres que ayuden,
sobre todo a los jóvenes, a comprender que ser libre no es permanecer
eternamente en una encrucijada, haciendo pequeñas "escapadas" a
diestra y siniestra, sin tomar nunca realmente un camino.
En paz, pero inquietos
En cuanto a la
formación, el Papa reitera a las monjas y a los padres que es un "camino
de crecimiento en la santidad que abarca toda la existencia", entrelazado
con la oración personal y comunitaria, la vida de los Sacramentos y la
adoración, de la que Francisco subraya por enésima vez la urgencia de recuperar
su "sentido", hoy bastante perdido. Además, prosigue, "sólo
quien se reconoce humilde y constantemente 'en formación'" puede a su vez
"esperar ser un buen 'formador' o ' formadora' para los demás". Y
aquí la admonición a estar "atentos a las inquietudes del corazón",
porque una cosa es tener un corazón "tranquilo" y otra cosa es estar,
como es justo, "en paz pero inquietos".
Su misión hoy
es decididamente profética, en un contexto social y cultural caracterizado por
la circulación vertiginosa y continua de informaciones, pero, por otra parte,
dramáticamente pobre en relaciones humanas. Urgen en nuestro tiempo educadores
que sepan hacerse amorosamente compañeros de las personas que se les confían.
Antídoto a la cultura del descarte
La caridad se
da con una mirada, la que tiene "constantemente ante los ojos el rostro de
los pobres". Vigilen, es la recomendación de Francisco, para que "en
sus asambleas esté siempre vivo y palpitante el impulso de gratuidad y de amor
desinteresado, gracias al cual comenzó su presencia en la Iglesia". El
capítulo 25 de Mateo sobre el Juicio final es lo que un cristiano y una persona
consagrada deben tener siempre como criterio.
El Señor no
nos preguntará "¿Qué has estudiado? ¿Cuántos títulos tienes?" (...)
He aquí el antídoto eficaz para superar, en nosotros y a nuestro alrededor, la
cultura del descarte: por favor, no descarten a las personas, no seleccionen a
las personas con criterios mundanos: cuán importantes son, cuánto dinero
tienen... esos criterios mundanos, fuera. No descarten, sino reciban, abracen a
todos, amen a todos".
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