Papa Francisco | Salvatore Cernuzio – Ostia/VN
El Papa visita el Luna Park de Ostia: "Gracias
por hacer sonreír"
Francisco se ha encontrado, este miércoles 31 de julio
por la tarde, con las comunidades del espectáculo itinerante y del circo y con
Sor Geneviève Jeanningros que, con la hermana Anna Amelia, lleva a cabo desde
hace más de 50 años una pastoral de cercanía con estas personas, a menudo
dejadas de lado.
"El Luna Park de Ostia te abraza". Una
pequeña y sutil pancarta blanca, casi perdida entre los diversos engranajes y
colores del Raktor, el primer tiovivo -el que te pone boca abajo- a la entrada
del parque de Ostia Lido ha dado la bienvenida a Francisco en la tarde de este
miércoles 31 de julio. El Papa interrumpió por un día su único mes de
"vacaciones" de verano para acudir al histórico parque infantil, a
una hora de Roma, y reunirse, como ya había hecho en 2015, con feriantes y trabajadores
del circo. Se trata de una comunidad que sufre desde la pandemia del Covid y
que a menudo -como han dicho algunos representantes del colectivo- es dejada de
lado. El Papa les dio todo su apoyo, pero en particular quiso expresarles
personalmente su gratitud "porque hacen sonreír a la gente". No es
poca cosa en tiempos de guerras, crisis y dolor social.
El motivo de la visita fue la bendición de una
estatua, en el interior del parque, de la "Virgen protectora del
espectáculo ambulante y del circo". Una imagen de escayola de la Virgen
("Necesitamos que la Virgen nos proteja", dijeron los feriantes)
colocada sobre una columna, ante la cual el Papa se detuvo unos instantes a su
llegada, haciendo la señal de la cruz.
El abrazo con la hermana Geneviève
El Santo Padre llegó alrededor de las 15:05, bajo un
calor de 35 grados, a bordo del Fiat 500 L avanzando entre columpios y coches
de choque. El arribo del Pontífice estuvo marcado por el chasquido de dos besos
saludados por la Hermana Geneviève Jeanningros. Es ella, perteneciente a la
Congregación de las Pequeñas Hermanas de Jesús, que hace 56 años reside en una
caravana con la hermana Anna Amelia en una pastoral que abraza el legado de
Charles de Foucauld de "ir allí donde a la Iglesia le cuesta ir",
quien organizó la visita. Ella, la "enfant terrible", como la apodó
cariñosamente el Papa, que la ve cada miércoles al final de la Audiencia
General, donde la anciana, pero audaz religiosa lleva desde hace años a grupos
de nómadas, gente del circo y personas LGBT+.
El encuentro en la sala de juegos
"¡Qué gran alegría nos regala!", comenzó la
monja con su acento francés, abrazando al Pontífice. Junto con el párroco de la
cercana parroquia Regina Pacis, el padre Giovanni Vincenzo Patané, la hermana
Geneviève condujo al Papa a una sala utilizada para fiestas de cumpleaños
infantiles. El Obispo de Roma, en silla de ruedas, entró con un atronador
aplauso, mientras sus colaboradores sostenían caramelos y rosarios para
repartirlos entre los asistentes. Una estatua de Spider Man, una piscina inflable,
máquinas tragamonedas, paredes coloreadas y pintadas con personajes de dibujos
animados: aquí Jorge Mario Bergoglio, acompañado por Sor Geneviève y Sor Anna
Amelia, tomó asiento y disfrutó del momento con este grupo variopinto.
Saludos y regalos
No un diálogo, no un saludo, no una visita en el
sentido estricto de la palabra, sino un momento, de hecho, en algunas partes
incluso divertidamente confuso, para reunirse. Francisco tomó el micrófono y
pronunció unas palabras: "Les agradezco a todos por lo que hacen, por
hacer sonreír a la gente". Saludó a algunos niños que ya le habían
conocido, muy pequeños, en 2018 cuando había celebrado el Corpus Christi en
Santa Mónica. Bromeó cuando tantos agradecieron a sor Geneviève su labor de
cercanía: "¿También está en el circo? ¿Trabaja con leones?".
"¡Quieren quitarnos a las monjas, no lo permitiremos!", gritó un
hombre del público. "Vamos, yo te apoyo", dijo el Papa.
Un espectáculo de payasos y acróbatas
Después abrazó a Óscar, de 9 años, quien le trajo un
sobre con una caja de música en forma de carrusel, símbolo de los espectáculos
itinerantes. Junto a ella, había una carta y un sobre azul con cinco euros en
su interior: "Así puedes comprarte un helado", le explicó el niño.
"¿Un helado?", se echó a reír el Papa. Se puso serio en varias
ocasiones, cuando una madre le presentó a su hija cuya enfermedad acababa de
descubrir, o cuando un niño de pelo rizado comenzó a llorar y le susurró algo
al oído. Dio las gracias a la responsable del Grupo de Oración de Madres que le
había conseguido un rosario y miró con curiosidad al pequeño grupo de
acróbatas, payasos y malabaristas que ofrecieron un pequeño espectáculo en su
honor, levantando el pulgar o riendo cuando bromeaban con un globo sin nudo que
volaba hacia sus manos.
"Gracias por su humildad"
"Somos gente pequeña, sólo podemos darle las
gracias. Nos habéis hecho un gran regalo", dijeron los distintos líderes
de lo que llamaron una “gran familia”. "Gracias a todos por tan hermosa
acogida. Gracias a los niños". "Estoy feliz -añadió el Papa
Francisco- de ver esta alegría. Ánimo adelante siempre con alegría". A
partir de ahí fotos, se tomaron fotos individuales y de grupo, hubo apretones
de manos, una caricia a María, de 91 años, un mensaje de vídeo para la "abuela
Laura" en el móvil de su nieto Massimo, la firma de una oración a María
Madre del espectáculo itinerante y del circo impresa por el párroco padre
Giovanni, que describió el Luna Park como "un rinconcito del
Paraíso". "La parroquia a veces estresa, venir aquí te hace respirar
alegría, respiras el aire de la comunidad, una 'pequeña parroquia' donde todos
se conocen, pueden discutir, pero se encuentran", dijo. Mientras, un
joven, interrumpiendo el flujo, tomó el micrófono y exclamó: "En un día en
que los Jefes de Estado le llaman para pedirle consejo, en lugar de hablar con
ellos, usted está en medio de nosotros para regalarnos su presencia. Gracias
por su humildad".
"Gracias", respondió el Papa, "gracias
por contribuir a la alegría". Y tras otro saludo a Sor Geneviève, se
despidió del parque, atravesando la pequeña multitud de personas y periodistas
que habían acudido a inmortalizar este momento que hizo tan especial una
tórrida tarde de finales de julio en Ostia Lido.
Publicado por Vatican News
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