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El Papa: "Tengan
siempre en el corazón las necesidades de los demás"
Francisco
recibió a un grupo de peregrinos españoles llegados a Roma por las
celebraciones del 450 aniversario del monasterio de religiosas agustinas de
Talavera de la Reina y reiteró su cercanía a Valencia. El Pontífice instó a no
perder el buen humor y a tener siempre presentes las necesidades de los demás:
“Cuando alguno va a quejarse de que tiene mucho trabajo, piense en los que no
lo tienen”.
Esta mañana,
Francisco dirigió un cálido y breve saludo a los peregrinos vinculados al
monasterio de las monjas agustinas de Talavera de la Reina (España), acompañado
de una nueva oración por el pueblo valenciano asolado por las inundaciones de
Dana y de la recomendación de no perder nunca el buen humor y de “tener siempre
en el corazón las necesidades de los demás”, recordando que hay personas que
carecen hasta de lo más básico.
¿Ustedes saben
que hay gente que no tiene trabajo?, y cuando alguno va a quejarse de que tiene
mucho trabajo, piense en los que no lo tienen. Hay gente que no puede pagar el
alquiler y que la van a desalojar, y cuando entra en el convento, en la casa
parroquial, piense que “la tengo gratis”. Cuando uno en su casa parroquial, en
su convento, los días de nieve o de lluvia está abrigadito, piense que hay
gente que duerme al aire libre, bajo cualquier cosa.
En la Sala
Clementina del Palacio Apostólico, el Papa recibió a las religiosas agustinas y
a los peregrinos de Talavera de la Reina, en España. "Me alegra
encontrarlos", les dijo el Pontífice en su lengua madre, a los presentes
llegados a Roma con motivo de la celebración, el pasado año, del 450
aniversario de la comunidad monástica que, desde su fundación, “ha unido la
vida contemplativa al servicio de la educación cristiana”.
Precisamente
por este motivo, muchos han entrado en contacto con las monjas en sus años
escolares, observó el Papa, al tiempo que subrayó lo importante que es para los
cristianos tener a Dios como punto de referencia.
“En este año
dedicado a la oración, me parece un ejemplo significativo de cómo nuestro
servicio y nuestro apostolado, lejos de impedirnos el encuentro con el Señor,
deben nacer de él.”
En este
sentido, Francisco les recomendó, que lleven su bendición a las Madres
Agustinas con la petición de "que sean siempre ejemplo de vida interior,
que sean maestras en el arte de la oración, para que, desde el colegio, entre
todos los conocimientos que puedan trasmitir a los niños, destaque la capacidad
de hablar con Dios, la capacidad de escucharlo, de sentirle presente en todos
los momentos de la vida y de aceptar con docilidad sus inspiraciones".
Cercanía a España
Desmarcándose
del texto escrito y recordando el origen español del grupo, el Papa mencionó el
drama que asoló la provincia de Valencia con la riada de Dana, que dejó casi
220 muertos y muchos desaparecidos. “Estos días estoy muy cerca de España por
la tragedia de Valencia”, dijo el Pontífice. Y recordó la imagen de
la Virgen de los Desamparados, patrona de Valencia, expuesta ayer en el
escenario de la audiencia general de los miércoles, ante la que rezó unos
instantes. “Están sufriendo tanto allí, tanto. Y ahora parece que Barcelona
también está con un poco de problemas, nada más que como ya están un poco
duchos en cómo manejar la cosa, están haciendo, están reprimiendo”, dijo
Francisco. De ahí el consejo de mirar siempre a los necesitados, sin quejarse y
agradeciendo lo que se tiene.
No perder nunca el sentido del humor
En la misma
línea, el Pontífice instó a no perder nunca la “alegría”, no perder nunca “el
sentido del humor”:
Cuando un
cristiano, más aún una religiosa, un religioso, pierde el sentido del humor, se
“avinagra”, y es tan triste ver a un cura, un religioso, una monja
“avinagrado”. Están conservados en vinagre. Siempre hay que estar con la
sonrisa y el buen humor.
Y en este
sentido, como hizo recientemente a la comunidad académica de la Gregoriana,
invitó a “rezar todos los días una oración muy bella de santo Tomás Moro para
pedir el sentido del humor”, que “es lo que nos mantiene ‘frescos’ en el
servicio de Dios”.
Repito: un
santo triste es un triste santo. La santidad siempre es alegre, desde
expresiones de buen humor como San Felipe Neri, ¿no es cierto?, a expresiones
de un buen humor más recatado, que es la sonrisa. Tengan la sonrisa que viene
del corazón, que no se finge, que siempre está lleno.
La oración de Santo Tomás Moro
A
continuación, el Papa leyó íntegramente la oración de Santo Tomás Moro: “me
gustaría que aprendieran a rezarla todos los días”.
Concédeme,
Señor, una buena digestión, y también algo que digerir. Concédeme la salud del
cuerpo con el buen humor necesario para mantenerla. Dame, Señor, un alma santa,
que sepa aprovechar lo que es bueno y puro, para que no se asuste ante el
pecado, sino que encuentre el modo de poner esas cosas de nuevo en orden.
Concédeme, Señor, un alma que no conozca el aburrimiento. Que no conozca las
murmuraciones, los suspiros y los lamentos, y no permitas que sufra
excesivamente por esa cosa tan dominante que se llama ‘yo’. Dame, Señor, el
sentido del humor. Concédeme la gracia de comprender las bromas, para que
conozca en la vida un poco de alegría y pueda comunicársela a los demás. Así sea.
La comunidad monástica
El convento de
las religiosas de Talavera de la Reina fue fundado el 9 de mayo de 1573 por San
Alonso de Orozco, fraile de la Orden de San Agustín. Allí, su hermana
Francisca, piadosa mujer dedicada a las obras de caridad, que había enviudado,
quiso llevar una vida de entrega total a Dios en el recogimiento y la oración.
Desde los primeros años de la fundación se admitieron en la clausura a jóvenes
que educaban, algunas abrazaban la vida religiosa y otras se preparaban para el
matrimonio. La comunidad monástica desarrolló el apostolado de la educación,
manteniendo al mismo tiempo una intensa vida contemplativa. Hoy, a través de la
labor educativa en el Colegio y pastoral en los Grupos Amigos de Agustín
(niños), Cor Unum (adolescentes y jóvenes), Santa Mónica (familias) y
Comunidades de Madres cristianas Santa Mónica (madres de familia), las
religiosas intentan acompañar a quienes las rodean a que busquen la Verdad en
su interior, a que caminen en una auténtica fraternidad evangélica y a que
hagan de su vida un servicio que construya la civilización del Amor allí donde
se encuentren.
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