Entrevista | RocÃo Lancho GarcÃa
Promover la cultura de la
paz para transformar un mundo afectado
El rearme sólo
aumentará la espiral del conflicto. En una entrevista concedida a los medios de
comunicación vaticanos, los temores de la secretaria general del movimiento
católico por la paz, Martha Inés Romero, defienden la necesidad de una
conversión cultural. «Necesitamos desarmarnos para reconstruirnos como
civilización».
La no violencia es una opción de
vida que invita a volver a los valores espirituales, culturales, sociales, pero
también hacia una ciudadanÃa activa que pueda ejercer influencia sociopolÃtica
en la esfera de lo público. Y eso es precisamente para lo que trabaja Pax
Christi Internacional, movimiento católico de paz. Lo explica en esta
entrevista su secretaria general, la colombiana Martha Inés Romero. En el cargo
desde el 1 de enero de 2023, Romero es también coordinadora de Pax Christi para
América Latina y el Caribe desde hace más de 15 años.
¿Puede
explicarnos brevemente cuál es la misión de Pax Christi?
Pax Christi Internacional -PCI-,
como movimiento católico de paz, promueve una espiritualidad basada en la
creencia absoluta en la dignidad y el valor de cada persona humana y en la
dignidad de la Creación. La reconciliación está en el corazón de nuestra
misión; por ello, promovemos una cultura de paz, con el fin de transformar un
mundo afectado por violencias múltiples, injusticias y desigualdades y con una
gran inseguridad global, hacia escenarios de vida en armonÃa, de Paz Justa.
En un momento
histórico en el que se habla de rearme como si fuera la única solución, ¿cómo
proponer la noviolencia como una alternativa válida y posible?
El mundo está viviendo una “crisis
civilizatoria”, relacionada no solo con el rearme sino con la intolerancia
frente a la migración, el individualismo y el consumismo; se trata de una
pérdida de valores éticos y culturales. Pax Christi Internacional reconoce que
el rearme incrementará la espiral de violencia, y que la violencia no puede
abordar los conflictos de manera sostenible o integral; por el contrario,
considera que tenemos la certeza y la responsabilidad de prevenir conflictos
violentos con medios noviolentos. Estamos de acuerdo con el Papa Francisco
cuando dice que “la guerra es siempre una derrota para la humanidad”. Para
Pax Christi Internacional, la noviolencia es una opción de vida que invita a
volver a los valores espirituales, culturales, sociales, pero también hacia una
ciudadanÃa activa que pueda ejercer influencia sociopolÃtica en la esfera de lo
público.
Usted conoce
muy bien la realidad latinoamericana, donde en la historia reciente se ha
afrontado violencia y conflictos armados. ¿Puede hablarnos de algún contexto o
proyecto concreto en el que hayan trabajado a favor de la noviolencia con
resultados visibles y positivos?
En el suroeste de México, en
Chiapas, hemos acompañado a nuestras organizaciones coparte Centro Fray
Bartolomé de las Casas -Frayba y Servicio Internacional para la Paz -SIPAZ,
desde hace 10 años en su labor de fortalecimiento de capacidades de comunidades
indÃgenas y campesinas afectadas por la industria extractiva (minerÃa,
agronegocios y fracking -extracción de hidrocarburos). Los impactos del
extractivismo han sido de contaminación ambiental, afectaciones a la salud y
violencia contra las comunidades.
Como PCI desarrollamos una
propuesta metodológica para siete paÃses de la región que, desde el análisis de
contexto, el análisis de conflictos y el diseño de planes comunitarios de
incidencia, permitieron a las comunidades participantes transformar de manera
noviolenta los conflictos en sus relaciones cotidianas -incluyendo las
relaciones en equidad de género; diseñar planes de protección comunitaria
frente a los riesgos del contexto -que incluye actores armados ilegales ligados
al crimen organizado y a la violencia estatal; incidir -articuladas con
organizaciones y redes locales y nacionales, en polÃticas públicas en defensa
del territorio.
Un caso concreto fue la lucha de
ZODEVITE - Movimiento IndÃgena del Pueblo Creyente Zoque en Defensa de la Vida
y la Tierra, Premio Internacional de Paz de PCI 2017, que está conformado por
40 comunidades en 10 municipios de Chiapas, y que gracias a los procesos de
resistencia noviolenta, logró detener la licitación de 84,500 hectáreas para la
extracción de hidrocarburos y mineras en su territorio, forzando al gobierno a
abrir una ronda de consultas comunitarias. Aunque es una lucha que no está
exenta de riesgos -según Front Line Defenders, cuatro de cada
cinco asesinatos de defensores de derechos humanos ocurrieron en Latinoamérica
en los últimos dos años, el poder de la noviolencia logró revertir el proyecto;
pero ésta es una lucha de largo alcance.
En palabras de la poeta Zoque
Miqueas López, al recibir el premio de PCI en Roma: “Somos un pueblo
pacÃfico y generoso que nunca antes habÃa participado en un movimiento de
protesta social, pero tuvimos que hacerlo ante la amenaza latente por la
extracción de hidrocarburos y minerales en nuestro territorio que, para
nosotros, es un atentado contra la vida porque daña al agua, a los rÃos, a las
montañas, a la flora y a la fauna; es una agresión a Nasakobajk- la Madre
Tierra -, la que nos cobija y alimenta, la que nos ofrece la lluvia y el sol.”
El Papa
recientemente ha hablado de desarmar palabras, las mentes y la Tierra. ¿Por
dónde se puede empezar?
Generando espacios -fÃsicos,
virtuales- para el diálogo y el debate abiertos sobre la
realidad que nos interpela -la local y la global; promoviendo espacios en los
que nadie deberÃa verse obligado a actuar en contra de su propia conciencia y
pueda aportar sus dones para bien del colectivo; reconociendo que existen otras
creencias y culturas que merecen ser conocidas y valoradas y en este sentido,
promoviendo horizontes de interculturalidad para la defensa de la vida, de las
culturas ancestrales, de la otredad / alteridad; cuidando aquellas expresiones
que desde una eco-espiritualidad resisten de manera noviolenta a un modelo que
solo cuantifica los territorios por los minerales crÃticos que pueda extraer,
sin importar el presente y el futuro de quienes los habitan; descolonizar
nuestras mentes y nuestros corazones, desde nuestra fe que nos presenta un Dios
bueno, un Dios verdadero que ve la opresión de su pueblo y lo dignifica. Al
referirnos a noviolencia activa pretendemos mover a la acción
empática, colectiva, transformadora de esta realidad compleja.
¿Cómo lograr
pasar de la teorÃa y los estudios sobre paz y noviolencia a la acción concreta
en los conflictos armados?
La noviolencia activa promueve
una conversión cultural que implica revisar aquellas acciones
que dañan al ser humano y al planeta y al ser conscientes de ello, comenzar a
reparar -de manera personal, relacional, cultural y estructural, el daño hecho.
Ello implica reconocer la dignidad del oponente -que no enemigo. A nivel
individual, sentir-pensar, imaginar, experimentar, arriesgar, vivir
la espiritualidad con una fuerza transformadora; y a nivel colectivo, presionar
desde la sociedad civil y los movimientos sociales organizados por cambios
sostenidos, ejerciendo influencia en quienes toman decisiones; ejercer la
ciudadanÃa activa significa discernir y decidir entre la corrupción y la
honestidad en torno al bien común, alimentando en lo que hacemos la esperanza
de un mundo mejor. Los pueblos indÃgenas andinos han traducido esta sabidurÃa
ancestral en el concepto del “Buen Vivir” (Zumak Kawsay), que para
nosotros serÃa el cuidado de la Casa Común, la PachaMama y quienes la
habitamos. Y para ello, necesitamos des-armarnos para reconstruirnos como
civilización.
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