Economía | Stefano Rozzoni
Reiniciar la economía: el
Año Jubilar como «shabat» del mundo
Del 28 al 30
de noviembre se celebra en Castel Gandolfo Restarting the Economy, el encuentro
global promovido por The Economy of Francesco. Una cita internacional para
repensar la economía a la luz del Jubileo, entre la justicia social, el cuidado
de la tierra y la liberación de la deuda.
Detente.
Respira.
Descansa.
¿Puedes
percibir el sufrimiento de la tierra? ¿Puedes sentir la angustia de quienes no
tienen libertad, el peso de quienes esperan un gesto de perdón?
¿No?
Entonces
respira una vez más antes de seguir leyendo.
Estamos en noviembre, el undécimo mes del año jubilar inaugurado por el papa Francisco con el lema Spes non confundit –«la esperanza no defrauda» (Rom 5,5)– y con la invitación a convertirnos en peregrinos de la esperanza: un mensaje poderoso y necesario, hoy más que nunca, en un momento en el que las narrativas derrotistas sobre el futuro parecen prevalecer en los discursos de los medios de comunicación.
Han pasado
unos once años desde la apertura de la Puerta Santa, el 24 de diciembre de
2024: un período breve, pero en el que el mundo ha sido testigo de muchos
cambios. Y no siempre para mejor. Cambian los nombres de la política, cambian
las formas de comunicación, se reconfiguran las situaciones geopolíticas, pero
el núcleo de los problemas parece permanecer: las desigualdades, la explotación
y la marginación son heridas difíciles de curar.
A la luz de
esto, cabe preguntarse: ¿cuál ha sido mi contribución, para mí y para el mundo,
durante este año jubilar? ¿De qué gestos concretos he sido testigo? ¿He llevado
realmente paz, entusiasmo y atención a quienes viven en la dificultad —presos,
enfermos, jóvenes, migrantes, ancianos, pobres— como nos recomendó el papa
Francisco en su Bula de convocatoria del Jubileo Ordinario?
En cualquier
caso, todavía hay tiempo para aportar algo. Para tener esperanza. Para empezar
de nuevo con un paso diferente. Para descansar.
El Jubileo es,
en esencia, una forma especial de descanso activo, muy lejos de la inercia. Su
raíz se encuentra en el Jubileo judío, que cada cincuenta años ordenaba el
descanso de la tierra, la restitución de las propiedades y la liberación de los
esclavos (Lv 25,10). Tres acciones concretas que aclaran los tres signos
jubilares —tierra, libertad, perdón— y su profundo arraigo en la ética del
cuidado. Una forma de sabiduría que, silenciosamente, ha atravesado los siglos;
una memoria tan relevante como fácil de dejar de lado, en favor de noticias más
ruidosas. Pero si la olvidamos, entonces es la Palabra la que nos la recuerda
Isaías retoma estos temas (Is 61,1-2) y el mismo Jesús los hizo suyos al
declarar en sí mismo el cumplimiento del «año de gracia del Señor» (cf. Lc
4,18-19). Es la llamada a vivir la Nueva Alianza también como alianza renovada
con el mundo.
El Jubileo
representa, por tanto, un tiempo de renovación, en respuesta a la tendencia a
replicar continuamente y obstinadamente paradigmas exclusivos y dualistas. La
tierra —y la Tierra— sigue siendo explotada; las marginaciones persisten y
siempre surgen nuevas formas de explotación, mientras que las formas de
fragilidad no parecen disminuir.
Así es como un
momento de descanso consciente —el shabat, el «detener»— se convierte en una
herramienta esencial para romper esta tendencia. En la Torá, el shabat recuerda
el séptimo día de la Creación, aquel en el que Dios completó su obra, se detuvo
y bendijo el día consagrándolo. No se trata de una mera pausa, sino de una
ocasión especial de renovación en la que celebrar la presencia de Dios. De ahí
surge también el año sabático, el Shemittah, en el que la tierra se dejaba sin
cultivar y los frutos espontáneos se destinaban a los pobres, los extranjeros y
los animales. Una vez más, es el detenerse lo que se convierte en apertura al
otro, en un paradójico entrelazamiento entre acción y no acción.
Porque, sin
concedernos un tiempo para la transformación, ¿cómo podemos imaginar que
podemos transformarnos para transformar el mundo? ¿Cómo podemos cambiar
nuestros hábitos de pensamiento y de vida si no nos damos un respiro?
En este
sentido, el Jubileo aparece como una evocación de la necesidad de un shabat del
mundo: un gran tiempo de suspensión y de cuidado colectivo que recuerda a la
humanidad la necesidad de una alianza renovada con la creación. Y en 2025, esta
nueva alianza remite a lo que el papa Francisco ha recomendado ampliamente,
sobre todo a los jóvenes: la necesidad de «hacer un pacto para cambiar la
economía actual y dar alma a la economía del mañana» (1 de mayo de 2019).
El Jubileo
Ordinario terminará con el cierre de la Puerta Santa el 6 de enero de 2026. Una
fecha límite simbólica que nos exhorta a asumir la responsabilidad del tiempo
que nos queda. Una fecha límite, sí, pero también una invitación a reconocer
que aún estamos a tiempo para todo esto.
A tiempo para
la tierra.
A tiempo para
la libertad.
A tiempo para
el perdón.
Y entonces, si
aún no lo has hecho:
Detente.
Respira.
Descansa.


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