Comentario | Vicente MartÃnez
Trabajar por la paz
Domingo 31. Ciclo A
La paz es para el mundo lo que la
levadura para la masa (El Talmud).
Mt 5, 1-12. Dichosos los que trabajan por la
paz porque serán llamados hijos de Dios (v9)
Trabajar con todo cuanto existe en el universo:
Con cuantos Seres Vivos pueblan hoy nuestro
menesteroso Planeta, que nos pide la limosna de no deteriorarlo más de lo que
ya está.
Con el Medio Ambiente en general, no estropeándolo
al arrojar cosas que perjudican su salud fÃsica.
Con el Aire, que nada pueda lesionar su bienestar.
Con el Agua que desciende de las nubes, las de las
fuentes rÃos y mares, para que no la contaminen.
Con los árboles del bosque, para que sus troncos
poderosos y las hojas verdes de sus ramas crezcan normalmente.
Con todos los Seres que hoy poblamos este mundo,
para que no nos vayamos antes del tiempo fijado por la Madre Naturaleza, que
con tanto cariño nos contempla, lo que, como Jesús dijo en el Sermón de La
Montaña, nos hará dichosos.
Dicho Sermón, es la Carta Magna del nuevo pueblo
de Dios, que se ha de leer con el Monte Sinaà y Moisés de fondo como se
recuerda en Éxodo 19.
Encabezan el discurso del Monte las
Bienaventuranzas, que constituyen el nuevo programa del reinado de Dios: son
enunciados de valor, no mandatos como el decálogo del SinaÃ, una invitación a
superarse constantemente; una denuncia de mezquindades; una oferta de
misericordia de Dios y den del gozo incontenible que nos trae.
Las palabras de Jesús son, en primer lugar, un
convite a vivir la pobreza, la aflicción, el desprendimiento el hambre y la sed
de justicia como bienaventuranza, y asà la pobreza material de espÃritu se
transforma en pobreza de corazón o apertura y confiada a la voluntad y
providencia del Padre; la aflicción, en consuelo mesiánico, el único capaz de
dar sentido al sufrimiento y a la muerte; el desprendimiento, en posesión de la
herencia de la tierra, y el hambre y la sed de justicia, en la esperanza
radical que traerá la Buena Noticia.
Estas cuatro primeras bienaventuranzas podrán dar
la impresión de una fácil y falsa espiritualización de la dura realidad humana
con la esperanza pasiva de una reivindicación de un reinado; pero no es asÃ, a
estas cuatro actitudes del corazón, siguen las otras cuatro bienaventuranzas
del compromiso y del empeño por cambiar la realidad y hacer presente el reinado
de Dios aquà y ahora: el compromiso de la misericordia y solidaridad; el empeño
de una vida honrada y limpia; el trabajo por la paz y la reconciliación.
En estas bienaventuranzas, Jesús anuncia el
comienzo que ya está sucediendo en la praxis de los pobres; y es en la práctica
de los pobres donde despunta, aunque de lejos, la nueva creación donde se
construye en torno a sus ejes básicos: la posesión compartida de la tierra,
ausencia de males que hacen sufrir y llorar, práctica de la justicia y de la
solidaridad.
De mi libro Yo amo el planeta
DESPERTAR DE LA NATURALEZA
Que los vientos -espÃritus de vida-
soplen sobre las cuerdas de mi Oriente
y las hagan sonar hasta Occidente
con ámbito de Pascua florecida.
Sueño el suave siseo de la fuente
-ayer tan excitada y hoy dormida-
en cuyo centro vigilante anida,
el manso resurgir del Medioambiente.
Un despertar de la Naturaleza,
que, avivando el fuego de los sueños,
enciende de colores su corteza.
Tu enternecida piel entonces reza
y entona villancicos navideños
agradeciendo a Dios tanta riqueza
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