Jueves
Santo | Fray Marcos/Feadulta
El amor manifestado en Jesús es el Ágape
El tema
central del Triduo Pascual es el AMOR. El jueves se manifiesta en los gestos y
palabras que lleva a cabo Jesús en la entrañable cena. El viernes queda patente
el grado supremo de amor al poner su vida entera, hasta la muerte, al servicio
del bien del hombre. El sábado, celebramos la Vida que surge de ese Amor
incondicional. En la liturgia de estos días intentamos manifestar de manera
plástica, la realidad del amor supremo que se manifestó en Jesús. Lo importante
no son los ritos, sino el significado que éstos encierran.
La
liturgia del Jueves Santo está estructurada como recuerdo de la última cena. La lectura del evangelio de Juan nos debe hacer pensar; se
aparta tanto de los sinópticos que nos llama la atención que no mencione la
fracción del pan. Pero en su lugar, nos narra una curiosa actuación de Jesús
que nos deja desconcertados. Si el gesto sobre el pan y el vino, tuvo tanta
importancia para la primera comunidad, ¿por qué lo omite Juan? Y si realmente
Jesús realizó el lavatorio de los pies, ¿por qué no lo mencionan los tres
sinópticos?
JUEVES SANTO: Reflexión del teólogo Jesús Espeja:
https://www.amigodelhogar.net/2020/04/jueves-santo.html
No es
fácil resolver estas cuestiones, pero tampoco debemos ignorarlas o pasarlas por
alto a la ligera. Seguiremos haciendo sugerencias,
mientras los exégetas no lleguen a conclusiones más o menos definitivas.
Sabemos que fue una cena entrañable, pero el carácter de despedida se lo dieron
después los primeros cristianos. Seguramente en ella sucedieron muchas cosas
que después se revelaron como muy importantes para la primera comunidad. El
gesto de partir el pan y de repartir la copa de vino, era un gesto normal que
el cabeza de familia realizaba en toda cena pascual. Lo que pudo añadir Jesús,
o los primeros cristianos, es el carácter de signo y símbolo, de lo que en
realidad fue la vida entera de Jesús.
El gesto
de lavar los pies era una tarea exclusiva de esclavos. A nadie se le hubiera ocurrido que Jesús la hiciera si no
hubiera acontecido algo similar. Es una acción más original y de mayor calado
que el partir el pan. Seguramente, en las primeras comunidades se potenció la
fracción del pan, por ser más cultual. Poco a poco se le iría llenando de
contenido sacramental hasta llegar a significar la entrega total de Jesús. Pero
esa misma sublimación llevaba consigo un peligro: convertirla en un rito mágico
y estereotipado que a nada compromete. Aquí está la razón por la que Juan se
olvida del pan y el vino. La explicación que da de la acción, lleva
directamente al compromiso con los demás y no es fácil escamotearla.
Parece
demostrado que, para los sinópticos, la Última Cena es una comida pascual. Para Juan no tiene ese carácter. Jesús muere cuando se
degollaba el cordero pascual, es decir el día de la preparación. La cena se
tuvo que celebrar la noche anterior. Esta perspectiva no es inocente, porque
Juan insiste, siempre que tiene ocasión, en que la de Jesús es otra Pascua.
Identifica a Jesús con el cordero pascual, que no tenía carácter sacrificial,
sino que era el signo de la liberación. Jesús el nuevo cordero, es signo de la
nueva liberación.
Los amó
hasta el extremo. Se omite
toda referencia de lugar y a los preparativos de la cena. Va directamente a lo
esencial. Lo esencial es la demostración del amor. “Hasta el extremo” (eis telos)
= en el más alto grado, hasta alcanzar el objetivo final. Manifestó su amor
durante toda su vida, ahora va a manifestarse de una manera total y absoluta.
“Había amado... y demostró su amor hasta el final”, dos aspectos del amor de
Dios manifestado en Jesús: amor y lealtad, (1,14) amor que nunca se desmiente
ni se escatima.
Dejó el
manto y tomando un paño, se lo ató a la cintura. Ya dijimos que no se trata en Juan de la cena ritual pascual,
sino de una cena ordinaria. Jesús no celebra el rito establecido, porque había
roto con las instituciones de la Antigua Alianza. Dejar el manto significa dar
la vida. El paño (delantal, toalla) es símbolo del servicio. Manifiesta cuál
debe ser la actitud del que le siga: Prestar servicio al hombre hasta dar la
vida como él. Juan pinta un cuadro que queda grabado en la mente de los
discípulos. Esa acción debe convertirse en norma para la comunidad. El amor es
servicio concreto y singular a cada persona.
Se puso
a lavarles los pies y a secárselos con la toalla. El lavar los pies era un signo de acogida o deferencia. Solo lo
realizaban los esclavos o las mujeres. Lavar los pies en relación con una
comida, siempre se hace antes, no durante la misma. Esto muestra que lo que
Jesús hace no es un servicio cualquiera. Al ponerse a los pies de sus
discípulos, echa por tierra la idea de Dios creada por la religión. El Dios de
Jesús no actúa como Soberano, sino como servidor. El verdadero amor hace
libres. Jesús se opone a toda opresión. En la nueva comunidad todos deben estar
al servicio de todos, imitando a Jesús. La única grandeza del ser humano es ser
como el Padre, don total y gratuito para los demás.
¿Comprenden
lo que he hecho con ustedes? Esta
explicación que el evangelista pone en boca de Jesús, nos indica hasta qué
punto es original esa actitud. Retomó el manto pero no se quita el delantal. Se
recostó de nuevo, símbolo de hombre libre. El servicio no anula la condición de
hombre libre, al contrario, da la verdadera libertad y señorío. La pregunta
quiere evitar cualquier malentendido. Tiene un carácter imperativo. Comprendan
bien lo que he hecho con ustedes, porque estas serán las señas de identidad de
la nueva comunidad.
Ustedes
me llaman “el Maestro” y “el Señor” y dicen bien porque lo soy. Juan es muy consciente de la diferencia entre Jesús y
ellos. Lo que quiere señalar es que esa diferencia no crea rango de ninguna
clase. Las dotes o funciones de cada uno no justifican superioridad alguna. Los
hace iguales y deben tratarse como iguales. La única diferencia es la del mayor
o menor amor manifestado en el servicio. Esta diferencia nunca eclipsará la
relación personal de hermanos, todo lo contrario, a más amor más igualdad, más
servicio.
Pues si
yo les he lavado los pies, también ustedes deben lavaros los pies unos a
otros. Reconoce los títulos, pero les da un
significado completamente nuevo. Es “Señor”, no porque se imponga, sino porque
manifiesta el amor, amando como el Padre. Su señorío no suprime la libertad,
sino que la potencia. El amor ayuda al ser humano a expresar plenamente la vida
que posee. Llamarle Señor es identificarse con él, llamarle Maestro es aprender
de él, pero no doctrinas sino su actitud vital. Se trata de que sienten la
experiencia de ser amados, y así podrán amar con un amor que responde al suyo.
Les dejo
un ejemplo para que lo que yo he hecho con ustedes, ustedes también lo hagan. Los sinópticos dicen, después de la fracción de pan:
“Hagan esto para acordarse de mí”. Es exactamente lo mismo, pero en el caso del
lavatorio de los pies, queda mucho más claro el compromiso de servir. Lo que
acaba de hacer no es un gesto momentáneo, sino una norma de vida. Ellos tienen
que imitarle a él como él imita al Padre. Ser cristiano es imitar a Jesús en un
amor que tiene que manifestarse siempre en el servicio a todos los hombres.
Es una
pena que una vivencia tan profunda se haya reducido a celebrar hoy el día de la
“caridad”.
Tranquilizamos nuestra conciencia con un donativo de algo externo a nosotros,
siempre de lo que me sobra, o por lo menos, que en nada compromete mi nivel de
vida. Podemos aceptar que no somos capaces de seguir a Jesús, pero no tiene
sentido engañarnos a nosotros mismos con ridículos apaños. Celebrar la
eucaristía es comprometerse con el gesto y las palabras de Jesús. Él fue pan
partido y preparado para ser comido. Él fue sangre (vida) derramada para que
todos los que encontró a su paso la tuviera también. Jesús promete y da Vida
definitiva al que es capaz de seguirle por el camino que nos marcó. La misma
Vida de Dios, la comunica a todo el que acepta su mensaje. No al que es
perfecto, sino al que, con autenticidad, se esfuerza por imitarle en la
preocupación por el ser humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...