Actualidad Mundial | Naciones Unidas
Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y
el Desperdicio de Alimentos
Evitar
la paradoja del hambre en un contexto de pérdida y desperdicio alimentario
En un mundo en el que el número de personas afectadas por el hambre ha
aumentado lentamente desde 2014, y en el que cada día se pierden o desperdician
toneladas y toneladas de alimentos, es fundamental reducir las pérdidas y el
desperdicio.
A nivel global, cerca del 14 % de los alimentos producidos se
pierden entre la cosecha y la venta minorista. A ello se suma el hecho de
que aproximadamente el 17 % de la producción total de alimentos se desperdicia
(11 % en los hogares, 5 % en los servicios de comidas y 2 % en el comercio al
por menor).
El Día Internacional de Concienciación
sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos brinda
una oportunidad para hacer un llamamiento a la acción tanto al sector público
(autoridades nacionales o locales) como al sector privado (empresas y
particulares), con la finalidad de establecer prioridades y avanzar con la
innovación para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos a fin de
restaurar y reconstruir mejor y de lograr sistemas alimentarios con capacidad
de resiliencia.
Obtén más información, únete a nuestras iniciativas y eventos y
descubre cómo puedes contribuir. Toma medidas, pasa a la acción. Pon
fin a la pérdida y el desperdicio de alimentos. Por las personas. Por el
planeta.
¿Por qué es importante reducir la pérdida y desperdicio de alimentos?
Cuando se pierden o desperdician alimentos, todos los recursos que se
utilizaron para su producción -como el agua, la tierra, la energía, la mano de
obra y el capital- se desaprovechan. Además, la eliminación de los alimentos
perdidos o desperdiciados en vertederos genera emisiones de gases de efecto
invernadero (GEI), lo que contribuye al cambio climático. La pérdida y el
desperdicio de alimentos también pueden tener repercusiones negativas en la
seguridad alimentaria y la disponibilidad de alimentos, y contribuir a aumentar
el costo de la alimentación.
Nuestros sistemas alimentarios no pueden ser resilientes si no son
sostenibles. De ahí la necesidad de centrarse en la adopción de enfoques
integrados concebidos para la reducción de la pérdida y el desperdicio de
alimentos.
Es necesario adoptar medidas a escala mundial y local para aprovechar al
máximo los alimentos que producimos. Para introducir este cambio transformador
es fundamental incorporar tecnologías, soluciones innovadoras (en particular
plataformas de comercio electrónico para la comercialización y sistemas de
elaboración de alimentos replegables y móviles), nuevas formas de trabajar y
buenas prácticas con miras a gestionar la calidad de los alimentos y reducir
las pérdidas y el desperdicio de alimentos.
Cuando quedan nueve años para alcanzar la meta 12.3 del Objetivo
de Desarrollo Sostenible 12 (ODS), es imperativo
agilizar las medidas encaminadas a reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.
Para gran
parte de la población mundial, el desperdicio de alimentos se ha convertido en
costumbre: comprar más alimentos de los que necesitamos en los mercados, dejar
que las frutas y hortalizas se estropeen en casa o servir porciones más grandes
de lo que podemos comer.
Estas
costumbres someten a nuestros recursos naturales a mayor presión y perjudican a
nuestro medio ambiente. Cuando desperdiciamos alimentos desperdiciamos el
trabajo, el esfuerzo, la inversión y los preciosos recursos (como agua,
semillas, pienso, etc.) empleados en su producción, por no hablar de los
recursos empleados en su transporte y elaboración. Resumiendo, el desperdicio
de alimentos aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuye
al cambio climático.
Se trata de un
gran problema. De hecho, a escala mundial se pierden o desperdician a diario
toneladas de alimentos comestibles. Solo entre la cosecha y el nivel minorista
se pierde cerca del 14 % del total de alimentos producidos en todo el
mundo. También se desperdician enormes cantidades de alimentos en el plano
minorista o del consumidor.
La parte de
alimentos que se pierde desde la cosecha hasta el nivel minorista excluido se
conoce con el nombre de pérdida de alimentos. La parte que
se desperdicia en el nivel minorista o del consumidor se denomina desperdicio
de alimentos. Se hace esta distinción para abordar las causas últimas
del problema, a cuya solución pueden contribuir agentes de todo tipo, desde
agricultores y productores hasta clientes y propietarios de tiendas.
La reducción
de la pérdida y el desperdicio de alimentos es esencial en un mundo en el que
millones de personas padecen hambre a diario. Cuando reducimos el desperdicio,
entendemos que los alimentos no vienen dados para los millones de personas que
padecen hambre a diario.
Depende de
nosotros cambiar nuestras costumbres para que no desperdiciar alimentos se
convierta en un modo de vida.
Aquí sugerimos
unas cuantas medidas fáciles que pueden tomarse para restablecer la conexión
con los alimentos y lo que significan:
1. Adopte
una dieta más saludable y sostenible
La vida se
mueve deprisa, y preparar comidas nutritivas puede ser complicado, pero las
comidas saludables no tienen por qué ser elaboradas. En Internet abundan recetas
saludables y rápidas que puede compartir con sus familiares y amigos.
2. Compre
solo lo que necesita
Planifique sus
comidas. Prepare una lista de la compra y aténgase a ella evitando las compras
impulsivas. No solo desperdiciará menos alimentos ... también ahorrará dinero.
3. Elija
frutas y hortalizas feas
No juzgue los
alimentos por su apariencia. A menudo se tiran a la basura frutas y hortalizas
magulladas o con formas extrañas porque incumplen unas normas cosméticas
arbitrarias. No se preocupe ... el sabor es el mismo. Utilice la fruta madura
para preparar batidos, zumos y postres.
4. Almacene
los alimentos con sensatez
Pase los
productos más antiguos a la parte delantera del armario o el frigorífico y
coloque los nuevos en la parte trasera. Utilice contenedores herméticos para
mantener frescos en el frigorífico los alimentos abiertos y asegúrese de cerrar
los paquetes para que no entren insectos.
5. Comprenda
el etiquetado de los alimentos
Hay mucha
diferencia entre las fechas de “consumo preferente” y “caducidad”. A veces los
alimentos siguen siendo inocuos para el consumo pasada la fecha de “consumo
preferente”, mientras que la fecha de “caducidad” indica el momento en que el
consumo deja de ser inocuo. Verifique las etiquetas de los alimentos para
averiguar si contienen ingredientes no saludables como grasas trans y
conservantes y evite los alimentos con azúcar o sal añadidos.
6. Empiece
por lo pequeño
Sirva en casa
porciones más pequeñas o comparta platos más grandes en los restaurantes.
7. Valore
las sobras
Si no se come
todo lo que prepara, congélelo para más adelante o utilice las sobras como
ingrediente de otra comida.
8. Haga uso de los
alimentos desperdiciados
En lugar de tirar a la basura desechos de comida,
haga compost con ellos. De esta forma devolverá nutrientes al suelo y reducirá
su propia huella de carbono.
9. Respete los
alimentos
Los alimentos nos ponen en conexión a todos.
Restablezca la conexión con los alimentos sabiendo del proceso de producción
que comportan. Infórmese leyendo de la producción de alimentos y conozca a
agricultores cercanos.
10. Apoye a los
productores de alimentos locales
Comprando productos locales, presta apoyo a
agricultores familiares y pequeñas empresas de su comunidad. También contribuye
a la lucha contra la contaminación reduciendo las distancias que recorren los
camiones y otros vehículos en el reparto.
11. Mantenga a flote
las poblaciones de peces
Consuma especies de peces que abunden más, como la
caballa o el arenque, antes que otras que corren peligro de sobreexplotación,
como el bacalao o el atún. Compre pescado que se ha capturado o criado de forma
sostenible, como pescado provisto de etiqueta o certificado ecológico.
12. Use menos agua
No podemos producir alimentos sin agua. Aunque es
importante que los agricultores utilicen menos agua para cultivar alimentos, la
reducción del desperdicio de alimentos también ahorra todos los recursos
hídricos empleados en su producción. Reduzca de otros modos el consumo de agua:
arregle las goteras o cierre el grifo mientras se cepilla los dientes.
13. Mantenga limpios
los suelos y el agua
Algunos desperdicios domésticos son, en potencia,
peligrosos y nunca deben echarse a un cubo de basura general. Artículos como
pilas, pintura, teléfonos móviles, medicamentos, productos químicos,
fertilizantes, neumáticos o cartuchos de tinta pueden filtrarse en nuestros
suelos y nuestro suministro de agua perjudicando a los recursos naturales con
los que se producen nuestros alimentos.
14. Coma más legumbres
y verdura
Trate de consumir una vez por semana una comida a
base de legumbres o cereales “antiguos” como la quinua.
15. Compartir es
cuidar
Done los alimentos que de otro modo se
desperdiciarían. Por ejemplo, mediante aplicaciones los vecinos pueden
conectarse entre sí y con empresas locales para que los excedentes de alimentos
puedan compartirse y no tirarse a la basura.
El 29 de septiembre
de 2020 celebramos por primera vez el Día Internacional de Concienciación
sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos. Esto se produce asimismo durante la
pandemia mundial de la COVID-19, que ha provocado un despertar global sobre la
necesidad de transformar y reequilibrar la forma de producir y consumir
nuestros alimentos. Desperdiciar menos, comer mejor y adoptar un estilo de vida
sostenible son esenciales para construir un mundo sin hambre.
Pequeños
cambios en nuestras costumbres cotidianas pueden tener una enorme repercusión
mundial. Tome medidas. Ponga fin a la pérdida y el desperdicio de alimentos.
Por las personas y por el planeta.
Publicado por UN.org
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