Editorial | MSC
Cáncer y Cánceres
Cada octubre, en todo el mundo, se reinicia la campaña
para que tomemos conciencia de la realidad del cáncer de mama. Los
especialistas insisten en poner atención a sus orientaciones, en no perder la
sensibilidad ante esta realidad, en el chequeo periódico y en el tratamiento
adecuado.
Cerca de medio millón de mujeres son diagnosticadas
anualmente con este mal sólo en nuestro continente. La lucha para disminuir los
riesgos de cáncer de parte de la salud pública se ve impedida, muchas veces,
por falta de recursos adecuados. De ahí la importancia de tomar conciencia de
los peligros del cáncer mamario y de cualquier otro tipo. Octubre, Mes del
Cáncer Mamario, debe convertirse en una sensibilización permanente para detectarlo
a tiempo y buscar la necesaria ayuda médica.
Para muchas mujeres la entrada de esta enfermedad a
sus vidas equivale a bajar la autoestima acompañada de miedo paralizante, depresión,
problemas familiares o conyugales, preocupación económica y, en el campo
espiritual, hasta reclamos a Dios e inconformidad con sus designios. En lo más
sano y positivo del pensamiento eclesial la enfermedad, todas las enfermedades,
son un reclamo a la conciencia para transformar debilidades en fuerzas. Son un
llamado a la armonía con Dios, alimentándonos de manera sana con los recursos
que nos brinda en su creación, a la paz y armonía con el universo, con los
demás y con uno mismo buscando solución a los conflictos del alma. Son los sabios
y sencillos consejos para recuperar o conservar la salud dados por Santa
Hildegarda, cuarta mujer Doctora de la Iglesia, desconocida para muchos, y una
de las mujeres más brillantes e influyentes que ha parido la historia.
Es aquí, en este punto, donde queremos entroncar
también, ya no sólo con el cáncer mamario, sino con los otros cánceres que
carcomen nuestro mundo y, por ende, nuestro país. António Guterres, Secretario
General de la ONU, ante la 76 Asamblea General de las Naciones Unidas,
denunciaba, cual torrente arrollador, el 21 se septiembre pasado, las amenazas
reales que se ciernen sobre la humanidad;
“Estamos al borde de un abismo y avanzamos en la dirección
equivocada. Nuestro mundo nunca ha estado más amenazado o más dividido”. Enumeramos en apretada síntesis algunas de
esas realidades denunciadas por él y que amenazan con hacer metástasis en
nuestro cuerpo social: El COVID-19 ha sobredimensionado las desigualdades, desconfianza
y desinformación que polariza a las personas y paraliza sociedades, derechos
humanos bajo fuego, ciencia bajo ataque, falta la solidaridad y estamos en un
callejón sin salida hacia la destrucción, descalificados en ética, suena la
alarma climática: temperaturas insoportables, pérdida de biodiversidad, aire y
agua contaminados, multimillonarios que viajan al espacio y los padres que no
ven futuro para sus hijos ni para los jóvenes, los valores fundamentales en
cuestionamiento y las promesas no tienen valor, corrupción en todos los órdenes
en pequeña y gran escala… .
Esto es sólo la punta del iceberg. Están también los agravios de la supremacía
cultural, el dominio ideológico, la misoginia violenta, la indiferencia ante
los más vulnerables, entre ellos los refugiados y los migrantes. Guterres
cierra su discurso con un llamado a la sanación a través de la esperanza y la
solidaridad humana capaz de realizar las grandes transformaciones que necesita
nuestro mundo enfermo.
El cáncer social de nuestro país ha hecho metástasis
en la corrupción pública y privada, enraizada en los partidos políticos,
funcionarios, legisladores, traficantes de drogas o en cualquier parcela donde
indistintamente se ejerza poder, incluido el religioso. En los últimos meses se
dilucidan en nuestros tribunales sonados casos de drogas y de corrupción o de
dinero sucio. No miremos el mal sólo hacia afuera. Este puede enraizarse en
cualquiera de nosotros por la condición vulnerable de nuestra propia naturaleza
humana. Falta para curarnos la asimilación de fuertes principios morales y
éticos, la conciencia cívica y ciudadana, la formación en valores. Sin ella no
avanzamos, nos hundimos más y más. No sabemos aún quién nos educará porque el
95% de nuestros profesores llamados al Concurso de Oposición Docente 2021
reprobaron la materia.
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