Valores | Juan Tomás García, msc
Valor
del mes: Anuncio del Reino
Lema: “Tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de
Dios” (Lc 4, 43)
Tarea de la Iglesia y de cada Comunidad
Cristiana
Octubre
es el mes de la Misión. La Iglesia tiene la misión de continuar el anuncio de
la Buena Noticia que trajo Jesús al mundo. Todo el accionar de Jesús, palabras,
gestos, comparaciones, enseñanzas… se inscriben dentro de su anuncio del Reino
de Dios. Lucas 4, 16-21. Nosotros quienes constituimos la Iglesia, organizados
en las comunidades cristianas, seguidores de Cristo, vivimos nuestra identidad
cristiana, anunciando lo que él anuncia, el Reino. “Tengo que anunciar la Buena
Nueva del Reino de Dios” (Lc 4, 43)
Como
seguidores de Jesús nos fijamos en él para aprender cómo vivir nuestro
discipulado, continuando su misión. Nuestra tarea será entusiasmar a las
personas para que se encuentren personal y comunitariamente con Jesús y así
cambien definitivamente de vida y encuentren salvación. Cada persona de las que
entran en contacto con Jesús sale ganando, sobre todo, si se deja transformar
por su anuncio liberador de amor y fraternidad. Es de gran valor y de impulso
poder contar con un punto importante y abarcador de las aspiraciones humanas a
la hora de asumir conducta, estilos de vida y asumir proyectos concretos que
muevan y canalicen nuestras energías hacia un fin: el Reino de Dios.
Jesús anuncia el Reino de Dios
La
pasión por el Reino de Dios, podemos decir es la causa a la que Jesús dedica en
adelante su tiempo, sus fuerzas y su vida entera, es lo que él llama el Reino
de Dios. Anunciar el reino, para él, es anunciar mejorías en todos los
sentidos, sin dejar ver que las mejorías sean el reino en sí. Es despertar
esperanza en medio de grandes carencias y sufrimientos. Es el contenido de su
misión, Lc 4, 16 21. Necesita anunciar el reino a aquellas pobres gentes desde
su propia experiencia, les lleva una noticia que a él le quema por dentro: Dios
viene ya a liberar a su pueblo de tanto sufrimiento y opresión. Quiere anunciar
la noticia del Reino de Dios por todas partes y se dispone a recorrer los
pueblos y aldeas de Galilea llegando hasta las regiones vecinas de Tiro, Sidón
y la Decápolis. Evita las grandes ciudades.
Reúne
un gran grupo de seguidores dispuestos a aprender la esencia del Reino. El
pueblo ya no tiene que salir al desierto buscando la conversión; es Jesús quien
se acerca a ellos para enseñarles el camino, curar a los enfermos, liberar a
los endemoniados de sus ataduras, comiendo con la gente y pasar haciendo el
bien a todos sin discriminación. Más aun, sus preferidos son los pobres, los
enfermos, los más desgraciados, los más débiles y desamparados. El Reino de
Dios es para ellos principalmente. La vida itinerante de Jesús es símbolo vivo
de su libertad y de su fe en el Reino de Dios. Toda esta marcha con las
personas es anuncio de la presencia del Reino de Dios. Palabras, gestos,
anuncio y denuncia… todo habla de la presencia de Dios actuando a favor de sus
hijos.
Jesús anuncia el Reino de Dios como Reino de
Vida
El
reino de Dios anunciado por Jesús es concreto, no vago y en el aire. Pide un
cambio profundo, una toma de conciencia y un compromiso duradero. Jesús también
quiere ver a su pueblo restaurado y transformado según el ideal de la Alianza,
donde se puede ver que reina Dios. Pero nunca tiene en mente una estrategia de
carácter político. Lo que enseña Jesús es que para entrar en el Reino de Dios
hay que renunciar al dinero, a los honores, al poder sobre otros, a la riqueza
y a la explotación de los fuertes contra los débiles. Enseña un nuevo estilo de
vida y de comportamiento social. Hay que terminar con los odios, riñas,
insultos y agresiones. Superar la vieja ley del talión y hacerse un corazón
grande con los demás, especialmente con los más pobres.
Si
vivimos el anuncio de Jesús, nos iremos pareciendo a Dios: “Sean compasivos
como su Padre celestial es compasivo”. Si Dios es perdonador también hemos de
aprender a perdonar nosotros, es la manera de ir viviendo la realidad de la
presencia de Dios. Lo mejor está por venir, el Reino de Dios ya está llegando,
se está abriendo camino, pero todavía no ha llegado a su plenitud, por esto
Jesús nos invita a rogar: “Venga a nosotros tu Reino”, cuando rezamos el
Padrenuestro.
Espiritualidad que acompaña el anuncio del
reino
La
espiritualidad del anuncio del reino es la que Jesús muestra al enseñar a sus
discípulos a orar, con el Padrenuestro. “Que venga tu reino”. Que abramos
caminos a tu justicia, a tu verdad y a tu paz. Que no reinen los ricos sobre
los pobres, que los poderosos no abusen de los débiles, que los hombres no
dominen a las mujeres. “Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”. Que
en la creación entera se haga lo que tú quieres y no lo que buscan los poderosos
de la tierra. Que se vaya haciendo realidad entre nosotros lo que tú deseas en
tu corazón de Padre.
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