Testigos de la Fe | Michele Raviart
El Papa reconoce virtudes
heroicas de Sor Lucía, última pastorcita de Fátima
La guardiana del "tercer
secreto" de Fátima ha sido proclamada Venerable junto con otros cuatro
Siervos de Dios. Francisco, que estará en el Santuario de Fátima en agosto,
autorizó la promulgación del Decreto. También reconoció el martirio de diez
sacerdotes. Asimismo, diez laicos de la Archidiócesis de Sevilla asesinados
durante la guerra civil española en 1936 serán proclamados Beatos.
Sor Lucía dos Santos, una de los
tres pastorcitos de Fátima, es Venerable. En la mañana de este jueves 22 de
junio, el Papa Francisco recibió al Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del
Dicasterio para las Causas de los Santos, autorizando
la promulgación del Decreto que reconoce las virtudes heroicas de la religiosa.
Junto con ella, otras cuatro Siervas de Dios se convirtieron en Venerables.
También se reconoció el martirio de diez sacerdotes y diez laicos de la
Archidiócesis de Sevilla, asesinados por odio a la fe durante la guerra civil
española en 1936, y serán proclamados Beatos.
La
guardiana del "Tercer Secreto"
Nacida en Aljustrel el 28 de
marzo de 1907, Sor Lucía tuvo, en 1917, una serie de apariciones de la Virgen
María en la Cova de Iria, en Fátima (Portugal), junto con sus dos primos
Francisco y Jacinta Marto. Tras la prematura muerte de sus primos, que
fallecieron pocos años después a causa de la gripe española y fueron
canonizados por el Papa Francisco en 2017, Sor Lucía quedó como única
depositaria del mensaje que le fue confiado por la Virgen, que transcribió, a
instancias del obispo de Leiria, José Alves Correia da Silvia en cuatro
documentos entre 1935 y 1941. Otro escrito, fechado en 1944, contenía la
tercera parte, el llamado "tercer secreto", y fue enviado a Roma,
abierto por primera vez en 1960 y no divulgado por San Juan XXIII y San Pablo
VI. Fue san Juan Pablo II, particularmente devoto de Nuestra Señora de Fátima,
quien dio a conocer el secreto en el año 2000.
Excepcionalidad
y vida ordinaria
Sor Lucía vivió con empeño la
custodia del mensaje mariano durante toda su larga vida, primero en el colegio
de las Hermanas Doroteas de Vilar, después como carmelita en Coimbra, donde
murió el 13 de febrero de 2005. La distinción entre su vida y las
apariciones, dice la
biografía disponible en el sitio web del Dicasterio para las Causas de los
Santos, "también es difícil porque gran parte de su sufrimiento
se debió a éstas: siempre estuvo oculta, protegida, custodiada. Se puede ver en
ella toda la dificultad de mantener unidas la excepcionalidad de los
acontecimientos de los que fue espectadora y el carácter ordinario de una vida
monástica como la del Carmelo". El 13 de mayo de 1967, Sor Lucía fue a
Fátima para encontrarse con San Pablo VI. Hizo lo mismo con San Juan Pablo II
el 13 de mayo de 1982, cuando el Pontífice ofreció a Nuestra Señora una de las
balas del atentado que había sufrido el año anterior, y de nuevo el 13 de mayo
de 1991 y el 13 de mayo de 2000. Tras la muerte de Sor Lucía, Benedicto XVI
también visitó Fátima en 2010 y el Papa Francisco en 2017. El propio Pontífice
visitará el santuario el 5 de agosto, en el marco de su viaje a Lisboa para la
Jornada Mundial de la Juventud.
Veinte
mártires de la guerra civil española en Sevilla
El decreto también reconoce
a 20 mártires de la fe durante la guerra civil española de 1936. Entre
ellos, figura Don Manuel González-Serna Rodríguez, nacido en Sevilla en
1880 y nombrado párroco de la cercana Constantina en 1911. Detenido la noche
del 19 de julio de 1936 por milicianos republicanos, fue ejecutado en la
sacristía cuatro días después. En ese verano de 1936, al comienzo de la guerra
civil española, otros 9 sacerdotes y 10 fueron asesinados en Sevilla y sus
alrededores, a menudo tras ser detenidos y sin juicio previo, en el clima de
persecución que los republicanos establecieron hacia todo aquel que profesara
ser miembro de la Iglesia católica. Don Mariano Caballero Rubio vio quemada su
parroquia en Huelva antes de ser detenido, el seminarista Enrique Palacios
Monrabà fue detenido y asesinado junto a su padre a la edad de 19 años. Entre
los mártires había también un abogado, un farmacéutico, miembros del consejo
parroquial y un botones de las monjas clarisas, que vivía con su madre viuda
cerca del monasterio.
Los otros
cuatro nuevos Venerables
Con Sor Lucía, se proclamó
Venerable al salesiano brasileño Antônio de Almeida Lustosa, arzobispo de
Fortaleza fallecido en 1974, "convencido", como dice la biografía en
la página web del Dicasterio para las Causas de los Santos, "de que la
primera evangelización consiste en devolver la dignidad a las personas y a las
familias más pobres". También fue ensayista, científico y artista. El
sacerdote veneciano Antonio Pagani fue teólogo franciscano en el Concilio de
Trento, promotor del laicado católico y fundador de los Hermanos de la Cruz y
de la Sociedad de las Hermanas Dimisorias en 1579. Sor Mary Lange, que
abandonó su Cuba natal por Estados Unidos a causa de la discriminación racial y
fundó en 1829 en Baltimore la Congregación de las Hermanas Oblatas de la
Providencia, dedicada a la educación escolar. Por último, la monja vicenciana
Anna Cantalupo, que en Catania se dedicó a atender a los enfermos pobres, en
particular a los huérfanos de guerra, organizando la atención espiritual a los
soldados de la Segunda Guerra Mundial que pasaban por la ciudad siciliana.
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