Evangelización | Carlos Pérez Laporta
Miércoles de la 33ª
semana del tiempo ordinario / Lucas 19, 11-28
Evangelio: Lucas 19, 11-28
En aquel
tiempo, Jesús dijo una parábola, porque estaba él cerca de Jerusalén y pensaban
que el reino de Dios iba a manifestarse enseguida.
Dijo, pues:
«Un hombre
noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver
después. Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro,
diciéndoles:
“Negociad
mientras vuelvo”.
Pero sus
conciudadanos lo aborrecían y enviaron tras de él una embajada diciendo: “No
queremos que este llegue a reinar sobre nosotros”.
Cuando regresó
de conseguir el título real, mandó llamar a su presencia a los siervos a
quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.
El primero se presentó y dijo:
“Señor, tu mina
ha producido diez”. Él le dijo:
“Muy bien,
siervo bueno; ya que has sido fiel en lo pequeño, recibe el gobierno de diez
ciudades”. El segundo llegó y dijo:
“Tu mina,
señor, ha rendido cinco”. A ese le dijo también: “Pues toma tú el mando de
cinco ciudades”.
El otro llegó y
dijo:
“Señor, aquí
está tu mina; la he tenido guardada en un pañuelo, porque tenía miedo, porque
eres un hombre exigente que retiras lo que no has depositado y siegas lo que no
has sembrado”. Él le dijo:
“Por tu boca te
juzgo, siervo malo. ¿Conque sabías que soy exigente, que retiro lo que no he
depositado y siego lo que no he sembrado? Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero
en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses”.
Entonces dijo a
los presentes:
“Quitadle a
éste la mina y dádsela al que tiene diez minas”. Le dijeron:
“Señor, si ya
tiene diez minas”.
“Os digo: al
que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y
en cuanto a esos enemigos míos, que no querían que llegase a reinar sobre
ellos, traedlos acá y degolladlos en mi presencia”». Dicho esto, caminaba
delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.
Comentario
La tensión
puede palparse en el ambiente: Jesús, “el profeta”, está cerca de la Ciudad
Santa: «estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el reino de Dios iba a
manifestarse enseguida». Pero lo que va a ocurrir en allí con Jesús es muy
diferente de las expectativas. Porque la cruz inaugura un fin de los tiempos
inimaginable. Por eso Jesús hace dos tipos de discursos en apariencia
contradictorios. A los que no esperan el fin, Jesús les llama a la vigilancia y
a la tensión por un fin inminente. Y a los que solo esperan el fin y por eso no
se implican en la vida cotidiana, Jesús les pinta un fin «lejano», parecido a
un «un hombre noble [que] se marchó a un país lejano».
Es como si
quisiera romper los moldes de la comprensión habitual del tiempo y nuestra
función en él. Quiere que esperemos el fin, y que organicemos nuestra vida en
función del fin del tiempo; no quiere que vivamos como si no fuera a volver,
negociando para nosotros mismos como si no tuviéramos rey: «a esos enemigos
míos, que no querían que llegase a reinar sobre ellos, traedlos acá y
degolladlos en mi presencia». Pero, al mismo tiempo, quiere que ese fin vuelva
más fructífero el tiempo, y no que nos limitemos a dejar que pase el tiempo
hasta que llegue: «Negociad mientras vuelvo».
¿Qué manera es
esa de vivir, como si el fin fuera lo importante, pero haciendo todo lo posible
como si nuestro trabajo fuera lo importante? Se trata de no conformarse con el
propio esfuerzo, de no esperar solo la satisfacción de nuestra actividad: se
tratar de darlo todo esperando recibir siempre más de lo que dimos e hicimos,
un añadido que no se debe a nuestro esfuerzo sino a la gloria que introduce
Dios en nuestra vida al recibirla: «Quitadle a este la mina y dádsela al que tiene
diez minas… al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta
lo que tiene». La vida del cristiano, tal y como nace de la Cruz, consiste en
la entrega de toda la vida esperando que Dios dé a esa vida un brillo eterno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...