Mensajes | VN
El Papa: La sobriedad y el silencio nos libera
de lo superfluo y la palabrería
El desierto y la voz son las imágenes que Francisco
resalta en el Ángelus de este segundo Domingo de Adviento invitando, nuevamente
desde la Plaza de San Pedro, a despojarse de lo que sobra en las palabras, de
las cosas inútiles, de los medios y de las redes, para excavar dentro de sí
mismo, para escuchar a Dios.
El desierto, lugar vacío, donde no se comunica, y la
voz, medio para hablar, las imágenes “contradictorias” con las que el Evangelio
en este segundo domingo de Adviento describen a Juan el Bautista, son las que
inspiran la reflexión del Papa antes del Ángelus, que nuevamente vuelve a la
Plaza de San Pedro, con el Pontífice asomado en la ventana de su estudio y ya
recuperado de la infección pulmonar que lo mantuvo apartado o limitado en sus
actividades públicas de los últimos días.
Liberarse de
las cosas inútiles
A orillas del río Jordán, lugar escogido por Juan el
Bautista, precursor de Jesús, para predicar, explica el Papa, es el lugar donde
su pueblo siglos antes había entrado a la tierra prometida después de atravesar
el desierto, allí donde Dios los acompañó, protegió y educó. “El lugar del
silencio y de la esencialidad – subraya Francisco - donde uno no puede
permitirse entretenerse con cosas inútiles, sino que es necesario concentrarse
en lo que es indispensable para vivir”. Y esto, para el Papa es lo que reclama
la actualidad.
“Para proceder en el camino de la vida es necesario
despojarse del “de más”, porque vivir bien no quiere decir llenarse de cosas
inútiles, sino liberarse de lo superfluo, para excavar en profundidad dentro de
uno mismo, para captar lo que es verdaderamente importante ante Dios”
Silencio y
oración
Solo a través del silencio y la oración- insiste el
Santo Padre – nos acercamos a Jesús, “que es la Palabra del Padre”, para
“liberarnos de la contaminación de las palabras vanas y de la palabrería”.
“El silencio y la sobriedad – en las palabras, en el
uso de las cosas, de los medios y de las redes – no son solo “adornos” o
virtudes, sino elementos esenciales de la vida cristiana”.
Si no se sabe
callar…
La voz, segunda imagen que el Papa propone en su
reflexión, el “instrumento” que nos sirve para manifestar los pensamientos y
los sentimientos, se vincula al silencio porque con ella se expresa lo que
madura en lo interior, expresa también la escucha, lo que “sugiere” el
Espíritu.
“Si no se sabe callar, es difícil que se tenga algo
bueno que decir; en cambio, cuanto más atento es el silencio, más fuerte es la
palabra”.
No es casualidad, observa Francisco, que Juan el
Bautista comience su misión después de haber vivido en el desierto, pues la
potencia profética de su voz “está ligada a la autenticidad de su experiencia y
a la limpidez de su corazón”, una voz que no pasa desapercibida, sino que es
capaz de incidir en las vidas de los demás. Y esto, para el Pontífice, es algo
que cada quien puede experimentar para sí mismo y con sus palabras.
Una vida sobria
o superflua
Como siempre, Francisco interpela a los fieles en una
invitación para reflexionar sobre qué lugar ocupa el silencio en nuestras
vidas; cómo es ese silencio, si es opresivo y vacío o deja espacio a la escucha
y a la oración.“¿Mi vida es sobria o llena de cosas superfluas?”, pregunta
el Papa.
"Incluso si quiere decir ir a contracorriente,
valoremos el silencio, la sobriedad y la escucha"
Antes de iniciar el rezo mariano junto a los miles de
fieles y peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, Francisco invoca a
María, Virgen del silencio, para que “nos ayude a amar el desierto, para
convertirnos en voces creíbles que anuncian a su Hijo que viene”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...