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    miércoles, 6 de marzo de 2024

    Jesús, levántate y carga con mi Cruz


    Meditaciones | Sandy Yanilda Fermín

     

    Jesús, levántate y carga con mi Cruz

     

    Hay una canción que en este tiempo de cuaresma cantamos mucho y es “Dolorosa de pie junto a la cruz, tú conoces nuestras penas, penas de un pueblo que sufre”. Estuve participando en el primer viacrucis de cuaresma y cuando reflexionaba acerca de las tres veces que Jesús cayo, pensé en lo que Jesús nos dijo: El que quiera seguirme, que cargue con su cruz y me siga… Y en seguida pensé en todas las cruces, que muchos de nosotros hemos cargado en nuestra espalda desde niños. Cruces muy pesadas, que nos han dolido y nos han perseguido, por tantos años.

     

    Cuando era muy niña, para una época como esta, tiempo de cuaresma, veía la película de la “Pasión, muerte y resurrección de Jesucristo” y cuando vi a Jesús cargar con la cruz en su espalda, con tantos maltratos, indefenso, sin poder caminar, cargando con tantas humillaciones del cual no era culpable, yo como niña no entendía, ¿por qué el sufría tanto?, ¿por qué lo golpeaban?, ¿por qué se burlaban de él? ¿Por qué le tenían que gritarle y por qué tenían que clavarlo a la cruz? ¿Por qué tenían que soltar a Barrabas? ¿Por qué lo trataban como a un loco?

     

    Hoy, todo lo que vivió Jesús me hizo, remontar a cuando estuve en la escuela, y se llegaron a burlar de mí, cuando no me trataban bien por ser yo tan callada, ahí lo entendí a él y que, era necesario que el cargara con la cruz. No obstante, entendí, que, aunque el haya caído y la cruz era muy pesada para él, y no podía levantarse, nosotros su pueblo le gritamos fuerte, ¡Tu pueblo gime de dolor, ven y sálvanos!

     

    No entendía que él tenía que sufrir. Ver su rostro con sangre, me daba tristeza. En su mirada apacible y en sus caídas, las lágrimas se me salían, me impactaba ver su rostro tranquilo, pero a la vez tierno. Me dolía verlo indefenso, me dolía ver a su madre María llorar a su lado.  

     

    Y en lo que avanzaba la película me hacia otra pregunta: ¿Jesús merecía morir en la cruz? ¿Por qué? Si él era bueno. ¿Por qué? Si ese no era su crimen. ¿Por qué? Si el, estaba cargando con nuestros pecados y nosotros no podíamos cargar con su cruz. ¿Por qué? Si solo vino al mundo a salvarnos y a sanarnos. En un momento como ahora, que el mundo está perdido y no conoce de Dios. ¿Por qué? Si solo vino a ayudarnos física y espiritualmente y pasó toda su vida en la tierra haciendo milagros y los continúa haciendo.

     

    Todas esas interrogantes me hicieron sentir tocada por él, su contemplación entró en mis adentros y en ese momento me dije, waoo yo quiero seguir a ese hombre, que cargó con esa cruz tan pesada, caía, pero se levantaba, nunca se derrumbó. Fue sometido a tantos maltratos, pero no sucumbió, por el contrario, por su gran bondad, los perdonó.

     

    Ahora, cada cuaresma es sentir que, esta cruz que llevo es parte de mi purificación en esta tierra y, por eso la canción que menciono al principio, me inspira a decirle a Jesús, que quien más que él, conoce nuestras penas. Cada uno de nosotros, podemos abrazar nuestra cruz a los pies de Jesús. 

     

    Que, a través de su entrega dolorosa, yo quiero que me ayude a cargar con mi cruz, que sea mi cirineo y como dice la canción: “porque yo y los demás, hemos sido comprado con la sangre de Jesús, y nuestras vidas tiene el precio de su cruz”.  

     

    Cada cuaresma es remontarme a mi niñez, cuando mi madre nos hacía ayunar y entregar el ayuno con una oración. Cuando nos decía, haz bien sin mirar a quien. En pocas palabras, entrega limosna y no te fijes a quien la otorga. También, pienso en las cruces de los demás, en las enfermedades de otros, y vemos la cruz nuestra, la cual es muy pequeña comparada con la de los demás.

     

    Hoy que le podamos a decir a Jesús que cambie nuestros dolores, por soluciones y nuestras cargas por su libertad. Que su cruz reine en nosotros y pueda salvar a la humanidad.

     

    Hoy, que podamos decirle a Jesús: llévate mi tristeza, llévate mi soledad, lléname de tu espíritu y nada más y, que cuando concluya la cuaresma podamos reconocer, como dice la canción: ¡Que nadie nos ama como El y que miremos la cruz, esa fue la más grande prueba! 










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