Vocacionales | Adriana Masotti
Gallagher a los seminaristas
de Vietnam: la verdadera alegría es estar con Cristo
El Secretario
para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, en
estos días en Vietnam, se ha reunido con los estudiantes del Seminario Mayor de
la archidiócesis de Huế. En su discurso, la invitación a ser personas alegres y "misioneros de la
caridad" enviados al mundo para escuchar el grito de los pobres.
Alegría es la palabra que más se
repite en el discurso que el arzobispo Paul Richard Gallagher dirige a los
estudiantes del Seminario Mayor de la archidiócesis de Huế en Vietnam, con quienes se reunió ayer en el marco de su visita al país asiático, que concluirá el 14 de abril.
Alegría, en
primer lugar "por estar con ustedes en mi primera visita oficial a
Vietnam", dice, porque "nos hemos reunido para encontrarnos, para
construir una relación, para conocernos y amarnos", pero también
recordando que precisamente de alegría había hablado el Papa Francisco, poco
después de su elección, dirigiéndose a los seminaristas de todo el mundo. Es una
característica del sacerdote que hay que comprender en su profundidad y
aprender a vivir.
"En medio de los tormentos, estoy lleno de
alegría"
"Por
supuesto, prosigue el Secretario vaticano para las Relaciones con los Estados,
estar alegre no significa no experimentar tristeza o sufrimiento, momentos de
dificultad y duda". Y cita a este respecto las fuertes expresiones de san
Pablo Le-Bao-Tinh, mártir vietnamita, en una carta a los seminaristas de
Ke-Vinh de 1843, en la que escribía:
La cárcel aquí
es una verdadera imagen del infierno eterno: a las crueles torturas de todo
tipo -cadenas de hierro, esposas- se añaden el odio, la venganza, las
calumnias, las palabras obscenas, las riñas, las acciones malvadas, las
maldiciones, así como la angustia y el dolor. (...) En medio de estos
tormentos, que suelen aterrorizar a los demás, yo estoy, por gracia de Dios,
lleno de gozo y alegría, porque no estoy solo: Cristo está conmigo.
Los sacerdotes, "misioneros de la caridad"
"Esta es
la verdadera alegría", comenta monseñor Gallagher, invitando a todos a
cuestionarse sobre la propia capacidad de ser personas alegres. Y es una
alegría misionera: un ejemplo es la Madre Teresa de Calcuta que durante más de
cincuenta años, puntualiza, experimentó la aridez espiritual, es decir, la
ausencia de Dios en su vida. "Sin embargo -continúa el arzobispo- siempre
estaba sonriente, ¡siempre llena de alegría en sus ojos! Con su sonrisa,
llevaba esta alegría a todos los que encontraba: leprosos, indigentes,
abandonados, personas con adicciones y enfermedades". Esta es la tarea
encomendada a los sacerdotes, afirma Gallagher, ser "misioneros
de la caridad, enviados al mundo, llenos de esa alegría que les impulsa a decir
"sí" a Jesucristo", incluso en medio de renuncias y
dificultades.
La importancia de la formación de los seminaristas
Vivir de este
modo, subraya Gallagher, no es automático, sino que "requiere un esfuerzo
constante y una preparación seria" y por eso la formación de los
sacerdotes es tan importante para la Iglesia. "Sus pastores no sólo deben
vivir la fe, sino que deben ser capaces de transmitirla y enseñar a otros a
vivirla con autenticidad", afirma. Y recomienda a los seminaristas que
lean la Exhortación apostólica postsinodal Pastores dabo vobis, en la que el Papa Juan Pablo II
indicó en 1992 los cuatro pilares de la formación sacerdotal, ofreciendo
también "reflexiones sobre la identidad del sacerdote, sobre su relación
con Jesucristo y sobre algunos desafíos específicos que se deben afrontar al
vivir la fe cristiana en el mundo moderno". A continuación, Monseñor Gallagher
dejó espacio para las preguntas de los seminaristas presentes. "Que
permanezcan siempre llenos de celo valiente, esperanza alegre y caridad
ardiente", fueron su saludo y deseo con los que concluyó el encuentro.
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