Libros | Fernando Torres Millán*
La
Eclesiología en una Iglesia Creíble.
Aportes críticos de la teología de Juan Luis Segundo.
Diego Pereira Ríos. Toledo,
Instituto Quero Saber, 2024, 194 p.
Qué mejor
momento, como el actual proceso sinodal, para dar a luz un libro sobre
eclesiología crítica como éste del teólogo uruguayo Diego Pereira Ríos. Es una tesis
de maestría con la que busca aportar a la urgente construcción de una
eclesiología sinodal que supere la eclesiología monárquica episcopal, aún
hegemónica en el catolicismo, a pesar de 60 o más años del Concilio Vaticano II
que intentó reformarla.
El autor se
ubica, desde Uruguay, en la rica tradición de la teología de la liberación al
echar mano del olvidado Juan Luis Segundo, jesuita también uruguayo, y
desempolvar esa eclesiología tan adelantada en su época y que tanto molestó a
las jerarquías, a la academia teológica, y, en no pocos casos, hasta a colegas
de su misma orientación teológica.
En el primer
capítulo aborda a Segundo como teólogo de la liberación, algo que para
conocedoras y conocedores del tema pareciera obvio, no lo es para las nuevas
generaciones de teólogas y teólogos, mucho menos para quienes comienzan su
acercamiento al campo. Nos explica por qué razones decidió profundizar en
Segundo, identificarlo y reconocerlo como teólogo de la liberación, como hombre
de iglesia, su preocupación por un cristianismo creíble y su trabajo autocrítico
por una epistemología que libere a la teología haciéndola más coherente y
original.
En el capítulo dos toma una
preocupación crucial en la eclesiología de Segundo, y es la de considerar a la
Iglesia como masa o como minoría, asunto que desarrolló en su libro de 1972, Masas
y minorías en la dialéctica divina de la liberación. Si como masa, se
habría distanciado de las primitivas comunidades cristianas y habría que
desconfiar de todas las manifestaciones masificantes de la ley del mínimo
esfuerzo, la obediencia ciega y las soluciones simplistas. Si como minoría, sin
separarse de la masa, como una porción que sí acogió el mensaje de Jesús
comprometidamente con la humanidad, con la tarea de colaborar a sacar a la masa
de su pasividad. Como fermento, tendrá que renovarse continuamente en el amor
so pena de convertirse en masa.
En el capítulo
tres, Diego Pereira elabora una síntesis de cómo la eclesiología de Segundo
trabaja la relación particularidad y universalidad de la iglesia.
Particularidad en cuanto comunidad discipular, que en su naturaleza humana,
sabe los secretos y las exigencias del reino de Dios, asumiéndolo mediante la
liberación de las opresiones y la denuncia profética. La universalidad en
cuanto posibilidad humana de acceder a la salvación mediante la solidaridad y
el amor, misión para la cual la iglesia es servidora y es inclusiva. La persona
creyente debe ser cada vez más consciente que solo el amor es lo que la
representa como un ser eclesial. Es ahí, en la amorosidad experimentada en la
cotidianidad donde está la síntesis que conjuga ambas dimensiones.
El capítulo
cuatro lo titula: ¿Es la iglesia signo creíble del Reino? La institucionalidad
seguirá teniendo sentido siempre y cuando cumpla con su función de signo:
representar una realidad que la supera, la sostiene y le da sentido a su
existir. Lo más importante es que ella signifique lo que proclama. Como signo
creíble del Reino, necesitará realizar un continuo examen de su propia realidad
en la medida que enfrenta las realidades históricas que le solicitan nuevas,
desafiantes y profundas respuestas. Entiende el Reino como un proyecto de Dios
a largo plazo, por lo que se necesitan “signos de los tiempos” que lo anticipe
y lo confirme. Ser iglesia es ser parte de este proyecto que Dios mismo pensó
para toda la humanidad. Fue lo que las primeras comunidades encontraron en
Jesús y lo que las llevó a expandirse de forma tan rápida. La iglesia es
continuadora de esa tarea que necesita ser renovada permanentemente para
incidir positivamente en la humanidad.
El último
capítulo aborda el compromiso de la iglesia con el mundo, es decir, sobre la
función y la misión de la iglesia. Hay quienes ven la función con valor
absoluto y por ello la iglesia está por encima de otras realidades, y hay
quienes sitúan la función de la iglesia como una problemática más entre muchas,
todas ellas importantes, emparentándose con las funciones de otras
instituciones que también procuran la realización humana y promueven búsqueda
de trascendencia. En este caso lo más importante es el amor eficaz, sin
importar las instituciones o personas que se involucren en ello. Sin esa
apertura al transcurrir del Reino por fuera de la iglesia, sin el
discernimiento y la reflexión sobre esa naturaleza humana que comparten
cristianos y no cristianos, la iglesia corre el peligro de convertirse en
piedra de escándalo para el mundo. La misión de la iglesia no es la búsqueda de
la adhesión a unas ideas, sino el esfuerzo por vivir del amor de Dios y ser
capaz de llevarlo hasta sus últimas consecuencias, y los cristianos tenemos el
encargo de ser testigos de ese amor.
El anuncio del
Reino como responsabilidad primera de la comunidad cristiana, implica una
interacción de la iglesia con el mundo, lo que exige:
a. Diálogo
con la pluralidad del mundo en un fin común: la realización del ser humano.
b. Reconocer los signos de los tiempos mediante el análisis de los
acontecimientos y los lugares en relación con el plan de Dios.
Poner hoy en
nuestras manos la eclesiología en una iglesia creíble es poner en las
actuales conversaciones sobre la sinodalidad de la iglesia una invitación a
volver a asuntos tan cruciales como iglesia minoría, iglesia servidora, iglesia
testimonio, iglesia dialógica y dialogante, iglesia comunidad discipular.
Asuntos que nos ayudarán a dilucidar desafíos ineludibles hoy como la igualdad
de las mujeres en la iglesia, los abusos a menores, cuidado de la casa común,
paz y justicia en el mundo, martirio y profecía, ecumenismo y dialogo
interreligioso, primavera eclesial, etc.
Gracias a este
juicioso trabajo de Diego Pereira, da apertura y bienvenida a las diversas
celebraciones que por motivo del centésimo aniversario del nacimiento de Juan
Luis Segundo S.J (1925-2025) se llevarán a cabo. Nadie mejor que un uruguayo,
laico, teólogo, filósofo y educador para hacerlo y para invitarnos a participar
propositivamente en ello.
*Teólogo y
educador popular
Bogotá, 2 de
septiembre de 2024
*Para adquirir el libro: https://www.institutoquerosaber.org/editora92
**Próximo
“Conversatorio con el autor”: Lunes 21 de octubre, 21:00 hrs de Chile. Link:
https://www.youtube.com/@lmargencursosytalleres/featured
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