La Iglesia Hoy | Federico Piana
Nicea, presentado documento
para el 1700 aniversario del primer Concilio Ecuménico
En la
Universidad Pontificia Urbaniana, jornada de estudio sobre "Jesucristo.
Hijo de Dios, Salvador. 1700 aniversario del Concilio Ecuménico de Nicea"
con teólogos y expertos de todo el mundo. El cardenal Víctor Manuel Fernández,
Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y Presidente de la Comisión
Teológica Internacional: Nicea es una llamada a la comunión interna, para que
la unidad en lo esencial nos alegre y nos fortalezca
"Nicea
fue un concilio ecuménico en el sentido original del término, en el que debían
participar obispos de todas las partes del mundo. La elección de la ciudad
tenía un sentido geográfico, es decir, de fácil acceso. Nicea se convierte así
en una llamada a la comunión interna, para que la unidad en lo esencial nos
alegre y nos fortalezca". El Cardenal Víctor Manuel Fernández, Prefecto
del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y Presidente de la Comisión Teológica
Internacional, en su discurso de apertura de la jornada de estudio para la
presentación del documento "Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador. 1700
aniversario del Concilio Ecuménico de Nicea" que ha tenido lugar hoy en la
Pontificia Universidad Urbaniana, ha querido referirse así a la ciudad de Asia
Menor que acogió el primer Concilio ecuménico de la historia el 20 de mayo de
325.
Confrontación
abierta Sobre
el documento -elaborado tras varios años de trabajo por la Comisión Teológica
Internacional no sólo para celebrar el 1700 aniversario de aquel extraordinario
acontecimiento, sino también para poner de relieve los recursos que el Credo,
nacido precisamente en ese contexto, desde entonces y hasta hoy, profesa,
conserva y relanza- han debatido diversos expertos y teólogos de talla
internacional: monseñor Piero Coda, secretario general de la Comisión Teológica
Internacional, el obispo auxiliar de la archidiócesis de São Sebastião do Rio
de Janeiro, monseñor Antônio Luiz Catelan Ferreira; el padre Philippe Vallin,
doctor en teología en Francia, monseñor Mario Ángel Flores Ramos, sacerdote y
teólogo mexicano; la profesora de teología austriaca Marianne Schlosser,
Monseñor Etienne Emmanuel Vetö, obispo auxiliar de la archidiócesis francesa de
Reims; el teólogo alemán Padre Karl-Heinz Menke y el teólogo libanés Padre Gaby
Alfred Hachem.
Dimensión ecuménica
Retomando
algunos comentarios que el Papa Francisco hizo al cardenal Fernández sobre el
documento, el Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe recordó que la
primera razón que había impulsado al Pontífice "a querer emprender un
viaje a Nicea para la celebración del aniversario es que Nicea significa un
fuerte momento ecuménico, un signo de unidad para los cristianos de las más
diversas confesiones, una herencia compartida, que se hace presente cada
domingo cuando se pronuncia la profesión de fe que une a todos los cristianos.
Sabemos que el Papa León XIV también está fuertemente vinculado a este signo de
comunión y ha confirmado el viaje papal a Nicea".
La misma Iglesia
El Cardenal
quiso destacar que este año, además del aniversario de Nicea, se cumple también
el trigésimo aniversario de la primera encíclica ecuménica titulada Ut unum
sint: «Y volviendo a este punto, el Papa Francisco decía que, aunque no podemos
decir que con todos los cristianos formamos la misma Iglesia, también por
respeto a ellos, en todo caso podemos redescubrirnos como la única
"Comunidad de los discípulos de Cristo"». En la autoconciencia de la
Iglesia católica está la convicción de que es la Iglesia originaria fundada por
Cristo, que subsiste en ella. Pero esta convicción no excluye que, desde otro
punto de vista, podamos hablar de la única «Comunidad de los discípulos de
Cristo» que formamos junto con todos aquellos que lo aceptan y lo aman como
verdadero hombre y como Hijo homoousios del Padre.
Gracia y luz
Recordar el
Concilio de Nicea, en un contexto complejo en el que la policrisis pone a dura
prueba al mundo entero, que a menudo parece transitar por caminos sin retorno,
es una gracia y una llamada para la Iglesia, explicó monseñor Piero Coda,
secretario general de la Comisión Teológica Internacional, durante su
intervención: "Se acredita en total, al fijar en él nuestra atención para
escrutar su significado y alcance, como el kairós de una llamada: testimoniar y
atesorar con fidelidad creativa, con visión profética, con incisividad
histórica, a todos los niveles -partiendo del “pensar” la realidad para asumir
su custodia-, aquella Luz que en Nicea encendió “el ojo santísimo de la
ecumene”, como escribe San Gregorio el Teólogo en la celebración del Concilio
Niceno, primero, y en la recepción contrastada de su Símbolo, después".
Contribución efectiva
Y el documento
que ha sido elaborado por la Comisión Teológica Internacional ofrece una
contribución convencida precisamente en esta dirección, añadió, señalando que
el texto propone «desde su competencia específica y poniendo de relieve los
extraordinarios e ineludibles “recursos” concentrados en el Símbolo
niceno-constantinopolitano, una orientación precisa en respuesta a las
numerosas solicitaciones que desde muchas partes se dirigen a la teología en
relación con lo que hoy vive la humanidad». Solicitudes que, en última
instancia, pueden verse resumidas en el «deseo» que el Papa Francisco confió a
los participantes en el Congreso Internacional sobre el futuro de la teología,
el pasado 9 de diciembre, por iniciativa del Dicasterio para la Cultura y la Educación:
a saber, que la teología ayude a repensar el pensamiento".
Ponencias motivadoras
Los trabajos
de la intensa jornada de estudio, que se inició por la mañana con un breve
saludo del profesor Vincenzo Bonomo, Rector Magnífico de la Pontificia
Universidad Urbaniana, se desarrollaron entre varias ponencias sobre temas que
generaron profundas reflexiones, como las relativas la profundización de las
cartas enviadas por Eusebio de Nicomedia a Arrio sobre cuestiones de
sinodalidad en el contexto del Concilio de Nicea, sobre la relevancia de la
teología de Orígenes en la cristología de Nicea, y sobre la protección de la
autorrevelación kenótica del Dios de Jesucristo en la protección de la fe de
los pequeños, por citar sólo algunos.
Síntesis valiosa
Como la misma
Comisión teológica internacional tuvo ocasión de reiterar recientemente, el
documento presentado en esta jornada de estudio «no pretende ciertamente ser un
simple texto de teología académica, sino que se propone como una síntesis
valiosa y oportuna que puede acompañar útilmente la profundización de la fe y
su testimonio en la vida de la comunidad cristiana».
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