Reflexión | P. Ciprián Hilario, msc
Fiesta de San Jerónimo "Conociendo a Cristo en la
Palabra", 30 septiembre 2025
Queridos
hermanos y hermanas en Cristo:
Hoy
celebramos la fiesta de San Jerónimo, el gran doctor de la Iglesia, traductor
incansable de la Sagrada Escritura, quien nos dejó esa joya de sabiduría:
"El que no conoce la Escritura, no conoce a Cristo". En un
mundo saturado de palabras efímeras, Jerónimo nos recuerda que la verdadera
Palabra es la que nos revela al Verbo encarnado. Las lecturas de hoy —Zacarías
8,20-23; el Salmo 86,1-3.4-5.6-7; y Lucas 9,51-56— nos invitan a un
peregrinaje espiritual hacia Jerusalén, la ciudad de la Palabra, donde Cristo
se hace camino, hospitalidad y fuego purificador. Partiendo de esta frase de
San Jerónimo, os propongo 10 puntos concretos para nuestra catequesis,
como semillas de fe que nos ayuden a arraigar en la Escritura y, así, en el
corazón de Jesús.
1-La
Escritura como puerta a Cristo: San Jerónimo nos enseña que ignorar la
Biblia es ignorar al Salvador. En Zacarías 8,20-23, pueblos de muchas
naciones acuden a Jerusalén diciendo: "¡Venid, subamos a implorar el favor
del Señor y a buscar al Señor de los ejércitos!". Así, la Palabra nos
convoca a buscar a Cristo, no como un libro muerto, sino como un encuentro vivo
con el Dios que camina con nosotros.
2-
El amor de Dios fundado en la Palabra: El Salmo 86 exclama:
"Señor, tú eres bueno y clemente, rico en misericordia para con todos los
que te invocan" (v.5). Jerónimo, al traducir estas palabras al latín, nos
muestra que conocer la Escritura es conocer la ternura de Dios. Catequesis:
Dedica tiempo diario a la lectura orante (lectio divina), dejando que el texto
revele el rostro misericordioso de Cristo.
3-
Jerusalén, ciudad de la Escritura eterna: "Sus cimientos
están sobre las montañas santas" (Sal 86,1). San Jerónimo vivió en Belén y
Jerusalén, ciudades bíblicas, recordándonos que la Biblia no es abstracta, sino
anclada en la historia de salvación. Punto catequético: Visita virtual o
real los lugares bíblicos; haz que la geografía de la Escritura avive tu fe en
Cristo, el nuevo Templo.
4-
Peregrinaje decidido hacia Cristo: En Lucas 9,51, Jesús
"tomó la firme decisión de encaminarse hacia Jerusalén". Jerónimo nos
urge: sin la Escritura, no discernimos este camino. Catequesis: Examina
tu vida: ¿Estás "decidido" a seguir a Jesús? La Biblia te da el mapa;
léela para fortalecer tu "sí" diario al llamado del Maestro.
5-
Hospitalidad evangélica desde la Palabra: Los samaritanos rechazan
a Jesús en Lucas 9,52-53, pero Él enseña no con violencia, sino con
mansedumbre. Zacarías profetiza que "tomarán de vuestras vestiduras para
decir: 'Queremos ir con vosotros, pues hemos oído que Dios está con vosotros'"
(8,23). Jerónimo nos dice: Conoce la Escritura para acoger al extraño en nombre
de Cristo. Punto: Practica la hospitalidad con un vecino, inspirado en
un versículo bíblico.
6-
La Escritura glorifica a Dios en todas las naciones: El Salmo
86,4: "Alégrame, que a ti clamo, Señor". San Jerónimo tradujo la
Biblia para toda la Iglesia, no solo para eruditos. Catequesis: En un
mundo global, comparte un versículo en redes sociales; haz que la Palabra de
Cristo cruce fronteras, como los pueblos en Zacarías.
7-
Cristo, el fuego de la Palabra purificadora: Los discípulos quieren
"hacer caer fuego del cielo" (Lc 9,54), pero Jesús los reprende. La
Escritura, según Jerónimo, no es arma de destrucción, sino luz que quema el
pecado. Punto catequético: En oración, pide al Espíritu que encienda tu
corazón con la Palabra, transformando ira en paz, como Cristo enseña.
8-
Escuchar la voz de Dios en la Escritura: "Escuchad, naciones
todas, la palabra del Señor" (implícito en Zc 8,20). Jerónimo insistía en
la fidelidad al texto original. Catequesis: Únete a un grupo de estudio
bíblico; "escucha" activamente, dejando que Cristo hable a través de
las páginas, no de interpretaciones personales.
9-
La Palabra como herencia para las generaciones: Salmo 86,7: "En el
día de mi angustia te invocaré, porque tú me respondes". San Jerónimo legó
la Vulgata para que padres e hijos conozcan a Cristo. Punto: En familia,
lee un salmo cada cena; transmite la Escritura como tesoro vivo, evitando que
las nuevas generaciones "no conozcan a Cristo".
10-
Conclusión en acción: Vivir la Escritura como Jerónimo: Jesús prosigue
su camino (Lc 9,56), invitándonos a lo mismo. Jerónimo no solo tradujo, sino
vivió la Palabra en penitencia y estudio. Catequesis final: Comprométete
esta semana a un "acto jerónimo": Traduce un versículo a tu vida
cotidiana, sirviendo a los pobres o perdonando, para que todos digan:
"Dios está con vosotros" (Zc 8,23).
Hermanos,
que San Jerónimo interceda por nosotros. Que la Escritura sea nuestro pan
diario, y Cristo, nuestro único Maestro. ¡Amén!
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