Reflexión | P. Ciprián Hilario, msc
Homilía sobre la memoria de San Francisco de Asís
(4 de octubre)
Textos
litúrgicos: Baruc 4,5-12.27-29; Salmo 68,33-35.36-37; Lucas 10,17-27
Hoy
celebramos la memoria de San Francisco de Asís, un santo cuya vida sigue
resonando como un llamado a la conversión, la simplicidad y la entrega total a
Dios. Las lecturas de este día nos ofrecen una rica perspectiva para
reflexionar sobre cómo su ejemplo ilumina nuestra vida hoy, invitándonos a
vivir con esperanza, humildad y confianza en el Señor.
1.
Baruc 4,5-12.27-29: Conversión y esperanza en medio de la prueba
El
texto de Baruc nos habla de un pueblo que ha sufrido por su alejamiento de
Dios, pero al que se le promete restauración si retorna al Señor con todo el
corazón. Este pasaje resuena profundamente con la vida de San Francisco. Él,
siendo joven, vivía inmerso en las riquezas y placeres de su tiempo, pero
escuchó el llamado de Dios a "reconstruir su Iglesia". Su
conversión no fue un evento aislado, sino un proceso continuo de despojarse de
lo superfluo para abrazar la pobreza y la dependencia total en Dios.
Aplicación
para hoy:
Como San Francisco, estamos llamados a una conversión constante. En un mundo
donde el consumismo y el individualismo nos alejan de lo esencial, Francisco
nos enseña a despojarnos de lo que nos ata: el apego a los bienes materiales,
el orgullo o la búsqueda de prestigio. Baruc nos exhorta: "Volveos al
que os creó" (Bar 4,27). ¿Qué ídolos debemos abandonar para volver a
Dios con un corazón sencillo y confiado?
2.
Salmo 68,33-35.36-37: Alabar a Dios desde la humildad
El
salmo nos invita a cantar a Dios desde la humildad, reconociendo su poder y su
amor por los pobres y los justos. San Francisco encarnó este espíritu al alabar
a Dios en todo momento, incluso en la pobreza, la enfermedad y las
dificultades. Su famoso "Cántico de las Criaturas" refleja
esta alabanza gozosa, donde veía a Dios en el sol, la luna, el agua y hasta en
la "hermana muerte". Para Francisco, todo era un motivo para
glorificar al Creador.
Aplicación
para hoy:
En nuestra vida, ¿cómo alabamos a Dios? San Francisco nos invita a descubrir la
presencia de Dios en la creación y en los demás, especialmente en los más
necesitados. En un mundo que sufre por la crisis ecológica y la indiferencia,
el ejemplo de Francisco nos urge a cuidar la "Casa Común" y a
vivir con gratitud, reconociendo que todo es don de Dios.
3.
Lucas 10,17-27: La alegría de ser instrumentos de Dios
En
el Evangelio, los discípulos regresan llenos de alegría porque los demonios se
les someten en el nombre de Jesús. Sin embargo, Jesús les recuerda que la
verdadera alegría no está en los éxitos visibles, sino en que "sus nombres
están escritos en el cielo" (Lc 10,20). San Francisco vivió esta enseñanza
al pie de la letra. No buscaba el reconocimiento humano, sino que su gozo
radicaba en cumplir la voluntad de Dios. Su predicación, su amor por los pobres
y su vida de fraternidad eran un reflejo de su confianza en la misión que Dios
le había encomendado.
Aplicación
para hoy:
Francisco nos enseña a encontrar la alegría en ser instrumentos de Dios, más
allá de los resultados. En un mundo obsesionado con el éxito y la
productividad, su ejemplo nos llama a vivir para la gloria de Dios, sirviendo a
los demás con humildad y amor. La misión de los discípulos en el Evangelio nos
recuerda que todos estamos llamados a llevar el mensaje de Cristo, no con
palabras grandiosas, sino con gestos concretos de caridad y paz.
Puntos
clave de la vida de San Francisco para nuestra vida hoy:
Conversión
continua:
Como Francisco, debemos escuchar el llamado de Dios a dejar atrás lo que nos
aleja de Él y abrazar una vida centrada en el Evangelio.
Pobreza
y simplicidad: En un mundo de consumo desenfrenado, Francisco nos invita a
vivir con lo esencial, valorando la creación y compartiendo con los
necesitados.
Amor
por la creación: Su espiritualidad ecológica nos urge a cuidar el medio
ambiente como un regalo de Dios, promoviendo la justicia y la fraternidad
universal.
Alegría
en la misión: Francisco nos enseña que nuestra alegría no depende de los
logros, sino de saber que somos amados por Dios y llamados a ser sus
instrumentos.
Paz
y fraternidad: Su saludo, "Paz y bien", es un recordatorio de que
estamos llamados a ser constructores de paz en un mundo dividido.
Conclusión
San
Francisco de Asís no es solo un santo del pasado; su vida es un faro para
nosotros hoy. Las lecturas nos invitan a vivir con esperanza, alabando a Dios
desde la humildad y trabajando con alegría por el Reino. Que, como Francisco,
podamos escuchar la voz de Dios que nos dice: "Reconstruye mi
Iglesia", y respondamos con un corazón sencillo, generoso y lleno de
amor. Que la Virgen María, a quien Francisco tanto amó, y el mismo San
Francisco, intercedan por nosotros para que vivamos plenamente para la gloria
de Dios. Amén.
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