Reflexión | P. Ciprián Hilario, msc
"Tengan ceñida la cintura y encendidas las lámparas"
(Martes
21 de octubre 2025)
Queridos
hermanos y hermanas en Cristo:
Hoy,
el Evangelio de San Lucas (12,35-38) nos invita con urgencia: “Tengan
ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Sean como los que esperan a su
señor”. Es una llamada a la vigilancia activa, a vivir preparados para el
regreso del Señor, como siervos fieles que no se dejan sorprender por la noche.
Esta imagen evoca a los esclavos del mundo antiguo, listos para servir en
cualquier momento, con la túnica recogida para no tropezar y lámparas
alimentadas con aceite para iluminar la oscuridad.
Las
lecturas de este día profundizan este mensaje. En Romanos
5,12.15.17-19.20-21, San Pablo nos recuerda el drama del pecado que entró
por un solo hombre, Adán, pero que fue vencido por la gracia superabundante de
Jesucristo, el nuevo Adán, quien nos justifica y da vida eterna. La Ley
multiplicó el pecado, pero la gracia lo sobrepasa. En el Salmo
39,7-8,9-10.17, el salmista clama: “Aquí vengo, Señor, a hacer tu
voluntad”, confiando en Dios como su único refugio, no en lo pasajero.
Estas
palabras nos interpelan hoy: ¿Vivimos con la cintura ceñida, listos para la
acción, y lámparas encendidas, iluminados por la gracia? En un mundo de
distracciones, ansiedad y pecado, Dios nos llama a la espera gozosa y
vigilante, transformados por su gracia para servirle fielmente.
8
puntos para nuestra vida hoy, partiendo de las lecturas:
1-Vigilen
con la cintura ceñida (Lc 12,35): Como los siervos del Evangelio, recojan su
vida de "excesos" –pereza, vicios, distracciones digitales– para
estar listos para servir. San Pablo nos enseña que el pecado nos
"desciñe" (Rm 5,12), pero la gracia de Cristo nos fortalece
para actuar con libertad (Rm 5,17).
2-
Mantengan encendidas las lámparas de la fe (Lc 12,35): No dejen que
la "noche" del desaliento apague su esperanza. El Salmo nos urge a
confiar solo en Dios (Sal 39,8: “Mi confianza está en ti”), y Pablo
afirma que la gracia de Jesús ilumina nuestra vida con justicia eterna (Rm
5,21).
3-
Esperen al Señor con alegría (Lc 12,37): El amo que encuentra a
sus siervos vigilantes los servirá a ellos. Respondan con el holocausto del
salmista: “Aquí vengo a hacer tu voluntad” (Sal 39,9), sabiendo que la
obediencia a Dios multiplica la gracia sobre el pecado (Rm 5,20).
4-
Reciban la gracia superabundante (Rm 5,15.17): No se conformen con la
muerte del pecado original; abrácense al don gratuito de Cristo, que justifica
a muchos (Rm 5,19). En su vida diaria, elijan la reconciliación
sacramental para que la gracia reine en ustedes.
5-
Hagan fructificar el don recibido (Rm 5,17): Pablo dice que reinamos
en la vida por Cristo Jesús. Usen este reinado para actos de caridad, trabajo
honesto y familia: ciñan la cintura en lo cotidiano, como si el Señor viniera
ahora.
6-
No teman la multiplicación del pecado por la Ley (Rm 5,20): Las normas
sin gracia endurecen el corazón. Ilumínense con la misericordia de Dios (Sal
39,17: “Señor, ven a salvarme”), transformando obligaciones en ofrenda
gozosa.
7-
Sean siervos fieles en la oscuridad (Lc 12,38): Aunque el Señor tarde,
velen como el salmista que no se apoya en ídolos (Sal 39,7-8). La gracia
de Cristo vence toda espera, preparándonos para el banquete eterno.
8-
Vivan la justicia que excede al pecado (Rm 5,19; Lc 12,37): Adán
trajo desobediencia; Jesús, obediencia perfecta. Imiten a Cristo: ciñan su
voluntad a la de Dios, mantengan la lámpara de la oración diaria encendida, y
al final, Él los ceñirá a su mesa.
Hermanos,
que esta Eucaristía sea nuestra lámpara encendida. Ciñamos la cintura con la
gracia de Cristo, vigilantes en el amor. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...