Reflexión | P. Ciprián Hilario, msc
Hoy tengo que alojarme en tu casa
Aquí
tienes una meditación estructurada en 7 puntos claros y profundos sobre
las lecturas del día (2 Mac 6,18-31; Sal 3; Lc 19,1-10) con el tema
central: “Hoy tengo que alojarme en tu casa” (Lc 19,5).
1.-
El deseo ardiente de ver a Jesús
Zaqueo
era pequeño de estatura, pero grande en su deseo de ver a Jesús. Subió a un Árbol
porque nada ni nadie iba a impedirle ese encuentro. Pregúntate: ¿Qué “Árbol”
estoy dispuesto/a a subir hoy (humillación, esfuerzo, cambio de
mentalidad) para ver a Jesús que pasa por mi vida?
2.-
Jesús toma la iniciativa
Zaqueo
buscaba ver quién era Jesús, pero es Jesús quien lo ve primero y lo llama por
su nombre: “Zaqueo, baja pronto…”. Dios siempre se adelanta. Antes de
que nosotros lo busquemos, Él ya nos está buscando. ¿Confías en que Jesús te
está mirando y llamando por tu nombre ahora mismo?
3.-
“Tengo que alojarme en tu casa”
El
“tengo que” (en griego δεῖ = es necesario) revela el
plan salvífico de Dios. No es capricho: Jesús necesita entrar en la casa de
los pecadores porque ahí está la salvación. Tu casa (tu corazón, tu
familia, tu historia pecadora) es precisamente el lugar donde Jesús quiere
entrar hoy.
4.-
La valentía de Eleazar y la de Zaqueo
Eleazar
(1ª lectura) prefiere morir antes que traicionar su fe. Zaqueo
prefiere ser ridiculizado y criticado por todos antes que perder la
oportunidad de recibir a Jesús. Ambos muestran una valentía heroica: uno ante
la muerte física, otro ante la muerte social (el “qué dirán”). ¿Qué estoy
dispuesto/a a arriesgar por amor a Dios?
5.-
La murmuración y la confianza
“Ha
ido a alojarse en casa de un pecador” (Lc 19,7). Siempre habrá
murmuradores. Pero Zaqueo no se defiende ni se justifica: simplemente abre su
casa y su vida. El Salmo 3 nos recuerda: “Muchos dicen de mí: ‘No tiene
salvación en Dios’. Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria”. Cuando
Jesús entra en tu casa, las críticas pierden fuerza.
6.-
La conversión es restitución y alegría
Zaqueo
no solo dice “voy a dar”, sino “doy” (presente): la conversión es
inmediata y concreta. Da la mitad de sus bienes y restituye cuatro veces lo
defraudado. Jesús responde: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa”.
Donde entra Jesús, entra la justicia y la alegría desbordante.
7.-
Tú eres la casa que Jesús busca hoy
Jesús
sigue diciendo a cada uno: “Hoy tengo que alojarme en tu casa”. No
mañana, no cuando seas mejor, no cuando ordenes todo. Hoy. En medio de tu
pobreza, tus deudas morales, tu pequeñez. Ábrele la puerta ahora. Como Zaqueo,
baja pronto, recíbelo con alegría… y deja que la salvación entre
definitivamente en tu vida.
Oración
final sugerida
Señor
Jesús, tú que tomaste la iniciativa de buscarme cuando yo solo quería “verte de
lejos”, entra hoy en mi casa, en mi corazón con todas sus miserias. No quiero
que pases de largo. Aunque murmuren, aunque me cueste, hoy te abro la puerta de
par en par. Quédate conmigo y con los míos, y haz que esta casa sea hoy casa de
salvación. Amén.


No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...