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    martes, 18 de noviembre de 2025

    Hoy tengo que alojarme en tu casa


    Reflexión | P. Ciprián Hilario, msc

     


    Hoy tengo que alojarme en tu casa

     

    Aquí tienes una meditación estructurada en 7 puntos claros y profundos sobre las lecturas del día (2 Mac 6,18-31; Sal 3; Lc 19,1-10) con el tema central: “Hoy tengo que alojarme en tu casa” (Lc 19,5).

     

    1.- El deseo ardiente de ver a Jesús

    Zaqueo era pequeño de estatura, pero grande en su deseo de ver a Jesús. Subió a un Árbol porque nada ni nadie iba a impedirle ese encuentro. Pregúntate: ¿Qué “Árbol” estoy dispuesto/a a subir hoy (humillación, esfuerzo, cambio de mentalidad) para ver a Jesús que pasa por mi vida?

     

    2.- Jesús toma la iniciativa

    Zaqueo buscaba ver quién era Jesús, pero es Jesús quien lo ve primero y lo llama por su nombre: “Zaqueo, baja pronto…”. Dios siempre se adelanta. Antes de que nosotros lo busquemos, Él ya nos está buscando. ¿Confías en que Jesús te está mirando y llamando por tu nombre ahora mismo?

     

    3.- “Tengo que alojarme en tu casa”

    El “tengo que” (en griego δε = es necesario) revela el plan salvífico de Dios. No es capricho: Jesús necesita entrar en la casa de los pecadores porque ahí está la salvación. Tu casa (tu corazón, tu familia, tu historia pecadora) es precisamente el lugar donde Jesús quiere entrar hoy.

     

    4.- La valentía de Eleazar y la de Zaqueo

    Eleazar (1ª lectura) prefiere morir antes que traicionar su fe. Zaqueo prefiere ser ridiculizado y criticado por todos antes que perder la oportunidad de recibir a Jesús. Ambos muestran una valentía heroica: uno ante la muerte física, otro ante la muerte social (el “qué dirán”). ¿Qué estoy dispuesto/a a arriesgar por amor a Dios?

     

    5.- La murmuración y la confianza

    Ha ido a alojarse en casa de un pecador” (Lc 19,7). Siempre habrá murmuradores. Pero Zaqueo no se defiende ni se justifica: simplemente abre su casa y su vida. El Salmo 3 nos recuerda: “Muchos dicen de mí: ‘No tiene salvación en Dios’. Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria”. Cuando Jesús entra en tu casa, las críticas pierden fuerza.

     

    6.- La conversión es restitución y alegría

    Zaqueo no solo dice “voy a dar”, sino “doy” (presente): la conversión es inmediata y concreta. Da la mitad de sus bienes y restituye cuatro veces lo defraudado. Jesús responde: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa”. Donde entra Jesús, entra la justicia y la alegría desbordante.

     

    7.- Tú eres la casa que Jesús busca hoy

    Jesús sigue diciendo a cada uno: “Hoy tengo que alojarme en tu casa”. No mañana, no cuando seas mejor, no cuando ordenes todo. Hoy. En medio de tu pobreza, tus deudas morales, tu pequeñez. Ábrele la puerta ahora. Como Zaqueo, baja pronto, recíbelo con alegría… y deja que la salvación entre definitivamente en tu vida.

     

    Oración final sugerida

    Señor Jesús, tú que tomaste la iniciativa de buscarme cuando yo solo quería “verte de lejos”, entra hoy en mi casa, en mi corazón con todas sus miserias. No quiero que pases de largo. Aunque murmuren, aunque me cueste, hoy te abro la puerta de par en par. Quédate conmigo y con los míos, y haz que esta casa sea hoy casa de salvación. Amén.






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