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Prefecto Clero Corea: la unidad puede llegar
siguiendo el ejemplo de los mártires
Es la esperanza manifestada por el Prefecto de la Congregación para el
Clero durante su homilía con ocasión del Bicentenario del nacimiento de San
Andrés Kim. Monseñor Lazzaro You Heung recuerda la historia del primer
sacerdote coreano, y pide ser - como enseña el Papa Francisco en Fratelli tutti
- como el Buen Samaritano, pues el verdadero remedio que debemos promover para
superar las crisis es la fraternidad.
“San Andrés Kim, a través de su corta vida en la tierra de sólo 25 años
y 26 días, nos mostró el camino que las personas están llamadas a recorrer”: lo
recordó en su homilía Monseñor Mons. Lazzaro You Heung sik, Prefecto de la
Congregación para el Clero, al presidir la Santa Misa en el Altar de la Cátedra
de la Basílica de San Pedro por el bicentenario del nacimiento del santo mártir
y primer sacerdote coreano nacido en Solmoe. El obispo recordó la historia
del santo proveniente de una familia “especialmente bendecida”, en la que
también nacieron “2 santos, 2 beatos y 6 mártires en 4 generaciones”, y quien,
mirando a todos “como hermanos y hermanas”, afirmara que “nuestro Padre es
uno en el cielo”:
La Iglesia naciente en Corea, que conoció el
Evangelio a través de las actividades de los fieles laicos, carecía de
sacerdotes autóctonos. Por ello, en 1836, San Pierre Philibert Maubant,
misionero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París (M.E.P.), eligió a
tres muchachos: Andrew Kim Taegon, Thomas Choe Yang-eup y Francis Choi Bangje,
y los envió a Macao (entonces una posesión del Imperio portugués) para que
recibieran formación sacerdotal. Finalmente, el 17 de agosto de 1845, Andrés
Kim se convirtió en el primer sacerdote coreano y fue ordenado en la iglesia de
Keumgahang, en Shanghai. Sin embargo, al regresar a su tierra natal, nuestro
santo fue arrestado después de menos de un año de trabajo pastoral, sólo para
dar un valiente testimonio de su fe con sangre el 16 de septiembre de 1846 en
la playa de Saenamteo. 79 años después de su martirio, fue beatificado el 5 de
julio de 1925 en esta misma basílica, junto con los otros 78 mártires. Más
tarde, el 6 de mayo de 1984, San Juan Pablo II lo canonizó junto con los otros
102 beatos en la plaza Yeouido de Seúl.
El ejemplo de San Andrés Kim enseñe a afrontar la
crisis actual
El prelado llevó también a la memoria de los fieles la visita de
Francisco a Corea en 2014 con ocasión de la Sexta Jornada de la Juventud
Asiática, que dejara en el corazón de los creyentes el compromiso a “realizar
concretamente” palabras y ejemplos de amor, e hizo presente que la Unesco
concedió el patrocinio a las celebraciones del bicentenario “con la
esperanza de que toda la humanidad recuerde su vida y su testimonio”. Asimismo,
subrayó el deseo del episcopado, al proclamar el presente año jubilar, de
que el pueblo de Dios de Corea “celebre la vida, imite los ejemplos de
amor, especialmente hacia los pobres, y aprenda las enseñanzas sobre la
fraternidad universal del líder de los mártires coreanos”. Un bicentenario
que se celebra, a su parecer, dice el Obispo, de modo “providencial” en medio
de una pandemia que “parece haber acentuado la tendencia al egoísmo y a la
discriminación en nuestra sociedad”, para que el ejemplo del mártir “enseñe la
manera de afrontar la crisis actual”.
La fraternidad, único remedio para el mundo enfermo
de indiferencia
Prosiguiendo su homilía, el Prefecto de la Congregación para el Clero
indicó también las enseñanzas del Sumo Pontífice en Fratelli tutti para “superar las
consecuencias negativas de la pandemia y cómo debe caminar la humanidad en la
post-pandemia”:
El Santo Padre nos enseña que la
fraternidad es "el remedio" para un mundo fragmentado. Así como
el Covid-19 puede infectar a las personas sin discriminación y sin fronteras,
la medicina para esta enfermedad debería ser también algo que rompa todos los
muros: ¡la fraternidad! La fraternidad, de hecho, es el único remedio para
curar no sólo a las personas de Covid-19, sino también a este mundo enfermo de
indiferencia.
Como enseña Francisco "ante tanto dolor, ante tantas heridas, la
única salida es ser como el buen samaritano” pues el amor
“rompe las cadenas que nos aíslan y separan, tendiendo puentes" y
es “el verdadero remedio que debemos promover para superar la actual crisis
sanitaria", puntualizó el obispo.
La reconciliación e unión de Corea llegue lo antes
posible
Casi finalizando su homilía, quien fuera también obispo de Daejeón no
dejó de expresar la esperanza de reunificación y perdón entre Corea del
Sur y Corea del Norte, dividida por más de 70 años como resultado de la
guerra, con el anhelo de que ese día “llegue lo antes posible”: ese día -
afirmó - podrá llegar antes de lo esperado si seguiremos la fe y los ejemplos
de nuestros mártires. Además, rezando por una Visita Apostólica del Papa a
Corea del Norte que pueda contribuir a la consolidación de la paz en la
península, invitó a pedir con confianza para ello la intercesión de San Andrés
Kim y sus compañeros mártires. Y volviendo su corazón a las noticias de los
muchos sufrimientos que padecen las personas en todo el mundo como Haití,
Afganistán, Myanmar y aquellos causados por la crisis de la pandemia, reafirmó
con certeza que “el único remedio eficaz a estos males es la fraternidad
evangélica”:
Sólo así podremos cumplir la voluntad de Dios, que
desea que nuestra Iglesia sea una imagen viva de la comunión de la Santísima
Trinidad.
“Que la Santísima Virgen María, concebida sin pecado original, Patrona
de la Iglesia en Corea, rece por nosotros y nos acompañe en el camino de la
unidad. Que San Andrés Kim y todos los mártires coreanos intercedan por
nosotros”, concluyó.
Publicado por Vatican News:
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