Jueves de Cine | Juan Orellana
El
oficio de aprender. Una fe exigente pero incondicional
Cada vez llegan más pelÃculas a nuestras pantallas
protagonizadas por jóvenes que se han quedado en los márgenes del mundo, en las
periferias de la sociedad. Con frecuencia se trata de inmigrantes de segunda
generación, parados, y, en ocasiones, enganchados a las drogas o al alcohol.
Estas pelÃculas suelen indagar en vÃas de salida de su situación de descarte y
postración, y siempre, infaliblemente, coinciden en la necesidad de un factor
imprescindible: que haya alguien que los mire, los afirme, los acoja, los
abrace. Sin ese ingrediente no hay receta posible. El cine francés, en los
últimos años, nos ha dejado algunos tÃtulos significativos de este cine social
de rostro humano, es decir, esperanzado. Recordemos Alta costura (Sylvie Ohayon, 2021), en el que
una joven árabe que robaba por las calles es elegida por una modista de Dior
para entrar en su taller. O La brigada de la cocina (Louis-Julien Petit,
2022), donde una cocinera de un centro de menores no acompañados consigue
motivar e ilusionar a los chavales con el mundo de la restauración. En Especiales (Olivier Nakache y Eric Toledano,
2019), jóvenes marginales de otro centro de menores aprendÃan a trabajar con
autistas gracias al trabajo educativo de su monitor.
El oficio de aprender, dirigida por François Favrat, está protagonizada por Naëlle (Najaa
Bensaid), una chica de origen extranjero que, a pesar de sus 19 años, ya ha
tenido problemas con la justicia, por lo que tiene asignado un educador que
trata de hacerle un seguimiento. Ella vive con su madre y su hermana, y aunque
su pasión es pintar grafitis en las chimeneas de Nantes, Naëlle va todos los
dÃas a un centro donde supuestamente enseñan habilidades que le permitan
encontrar un trabajo. La directora del centro, Hélène (Agnès Jaoui), se da
cuenta de la potencialidad de Naëlle y propone a la joven entrar en Les
Compagnons Du Devoir, una singular institución de formación profesional donde
puede aprender el oficio de vidriera. Pero hay algo que puede arruinar todos
estos planes: Naëlle tiene una deuda económica con un traficante del barrio, y
debe saldarla si no quiere que ella y su familia lo paguen, incluso con la
vida.
En la pelÃcula se ponen de manifiesto los pilares
que pueden hacer posible la recuperación de la protagonista. Primero, la fe en
ella que profesan tanto Hélène como el instructor de Les Compagnons. Una fe
exigente pero incondicional. En segundo lugar, el apoyo de amigos y familia. Y
en tercer lugar, el factor decisivo: su libertad. Naëlle tiene que dar pasos,
tomar decisiones, y no lo podrá hacer hasta que no empiece también ella a creer
en sà misma.
El oficio de aprender es, por tanto, una historia de superación y redención, en un marco
de crÃtica social, y con una mirada positiva sobre el ser humano y las
relaciones personales. Favrat nos la cuenta a través de una puesta en escena
fresca, realista, que pivota sobre unas interpretaciones naturalistas y un
cierto tono documental. Una pelÃcula que arroja luz en un horizonte bastante
oscuro.
Alfa&Omega.es https://alfayomega.es/el-oficio-de-aprender-una-fe-exigente-pero-incondicional/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...