Evangelización | Carlos Pérez Laporta
Los
99 justos
Jueves de la 31ª
semana del tiempo ordinario / Lucas 15, 1-10
En aquel tiempo, solÃan acercarse a Jesús todos los
publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas
murmuraban diciendo:
«Ese acoge a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo esta parábola:
«Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde
una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta
que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy
contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice:
“¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se
me habÃa perdido”.
Os digo que asà también habrá más alegrÃa en el
cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que
no necesitan convertirse.
O ¿qué mujer tiene diez monedas, si se le pierde
una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la
encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les
dice:
“¡Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se
me habÃa perdido”.
Os digo que la misma alegrÃa habrá tendrán los
ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».
Comentario
«SolÃan acercarse a Jesús todos los publicanos y
los pecadores a escucharlo», dice Lucas. Solo los pecadores nos acercamos a
Jesús. El que no peca puede murmurar desde lejos y opinar en la distancia,
porque se escuda en sus seguridades. AsÃ, lejos de Jesús el pecado casi deja de
existir. Los pecados no son acciones abstractas, exigen un pecador, alguien que
tome conciencia de su miseria ante Dios. Sin esa conciencia no solemos tener
pecados, sino pequeñas faltas o debilidades que con mucha facilidad disculpamos
y disimulamos. El pecado exige de hombres capaces de asumir su culpa; ser un
pecador exige una gran valentÃa. Para ello uno debe deshacerse de todas sus
seguridades y de todas nuestras defensas, como dice san Pablo, «todo eso que
para mà era ganancia, lo consideré pérdida a causa de Cristo. Más aún: todo lo
considero pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús,
mi Señor». Toda ganancia y seguridad es pérdida porque nos impide acercarnos a
Cristo. Es la indefensión del pecador la que le invita a acercarse a Cristo y
conocerle, hacer de Él su defensor, su única defensa. Por eso, «habrá más
alegrÃa en el cielo por un solo pecador que se convierta que por 99 justos que
no necesitan convertirse». Porque solo el pecador se ha acercado a Cristo, y la
alegrÃa del cielo es el eco del gozo que el Señor tiene en su corazón cuando
nos acercamos a Él. La alegrÃa de Cristo cuando nos acercamos los pecadores
resuena en el cielo. Pero los 99 que no necesitan convertirse nunca quisieron
acercarse, y privaron a Jesús de la alegrÃa de ese encuentro.
Alfa&Omega.es https://alfayomega.es/los-99-justos/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...