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El Papa a la CAL: Promuevan
un estilo sinodal de pensar, de sentir y de hacer
La mañana de
este jueves, 27 de junio, el Santo Padre recibió en audiencia a los
participantes en la Asamblea Plenaria de la Pontificia Comisión para América
Latina. A ellos, el PontÃfice los alentó a participar activamente “invitando al
pueblo de Dios a peregrinar y anunciar el mensaje de esperanza que toda la
región está urgida en escuchar y redescubrir”.
“¡La CAL debe
construir puentes de reconciliación, de inclusión, de fraternidad! ¡Puentes que
permitan que el “caminar juntos” no sea una mera expresión retórica sino una
experiencia pastoral auténtica!”, con estas palabras el Papa Francisco animó a
los participantes en la Asamblea Plenaria de la Pontificia Comisión para
América Latina (CAL), a quienes recibió en audiencia la mañana
de este jueves 27 de junio, en la Biblioteca del Vaticano.
Abrazar la reforma sinodal de la Iglesia
A los miembros
y consejeros de la Pontificia Comisión para América Latina, el Santo Padre les
dijo que, las tres preguntas que intentarán responder en estos dÃas de Asamblea
Plenaria son muy relevantes.
“Si nos
fijamos atentamente, todas ellas no sólo atienden a cuestiones que la realidad
actual nos impone afrontar, sino que forman parte de la reforma sinodal que
toda la Iglesia debe abrazar para transparentar más y mejor el verdadero rostro
de Jesucristo”.
Estamos convocados a una profunda renovación
Y al recordar
que, el Concilio Vaticano II nos ha convocado a una profunda renovación, el
Papa Francisco citó los discursos pronunciados por san Juan XXIII y san Pablo
VI al comienzo del primer y segundo perÃodo de los trabajos del Concilio. En
esta misma lÃnea, recordó las incisivas palabras del cardenal Ratzinger cuando
pensaba en la “verdadera reforma” de la Iglesia.
“El primero
habló de aggiornamento (San Juan XXIII, Discurso en la apertura del Concilio
Vaticano II, 11 octubre 1962, 4). El segundo de “floreciente renovación de la
Iglesia” (San Pablo VI, Alocución en la apertura de la II sesión del Concilio
Vaticano II, 29 septiembre 1963). Incluso, el Decreto sobre el ecumenismo del
propio Concilio Vaticano II afirma valientemente que «Cristo llama a la Iglesia
peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto
institución humana y terrena, tiene siempre necesidad» (n. 6)”.
Una ‘diakonÃa’ para experimentar la atención pastoral
En este
sentido, el Santo Padre volvió a proponer a los miembros de la CAL lo que ya
les habÃa dicho en su Videomensaje con ocasión de la Asamblea Plenaria de la
Pontificia Comisión para América Latina, el 27 mayo de 2022.
“A través de
la Constitución Praedicate evangelium he querido precisamente colaborar a esta
‘ablatio’ para renovar la Curia romana y, entre otras cosas, hacer de la CAL
una ‘diakonÃa’ que permita que la Iglesia en América Latina pueda experimentar
la atención pastoral y el afecto del Sucesor de Pedro”.
Promover un estilo sinodal de pensar, sentir y hacer
Sin embargo,
la CAL actualmente no es solamente un caso de la renovación de la Curia romana,
afirmó el Santo Padre, sino que está llamada a ser sujeto activo que promueva
la necesaria transformación que todos necesitamos, es decir, que ayude con
discreción, prudencia y eficacia a que vivamos la sinodalidad, para caminar
juntos movidos por el EspÃritu del Señor en América Latina.
“Las palabras
discreción, prudencia y eficacia las menciono para subrayar que la CAL no está
llamada a sustituir a ningún actor de la vida eclesial latinoamericana. Pero sÃ
está llamada a animarlos a todos, con la sencillez y profundidad de quien
confÃa más en el envÃo misional y en el servicio, que en el mero activismo. De
esta forma, la CAL debe promover con todos sus interlocutores, tanto en la
Santa Sede como en el CELAM, la CEAMA, la CLAR y todos los organismos
eclesiales que de manera directa o indirecta sirven a la Iglesia en América
Latina, un estilo sinodal de pensar, de sentir y de hacer”.
La sinodalidad ad intra da frutos de fraternidad ad
extra
A este
respecto, el Papa Francisco les recuerda que, providencialmente, la CAL y la
Iglesia en América Latina, pueden tener una fuente de inspiración profunda en
san Juan Diego. En las escenas más destacadas de la vida de San Juan Diego,
indica el PontÃfice, podemos ver con sencillez y profundidad la sinodalidad y
comunión simultáneas.
“¡Esta es una
bella experiencia de conversión sinodal! Esta misma confianza le permite
también acoger, sin complicación, la responsabilidad que el obispo posee al
interior de la comunidad. El resultado de este ejercicio sinodal y comunional
no sólo son las rosas que aparecen frente a todos, no sólo es la imagen
milagrosa impresa en la tilma del santo, sino el inicio de un proceso de
reconciliación fraterna entre pueblos enemistados. Proceso nunca perfecto, pero
que ayudó sin dudas al nacimiento de una nueva realidad en América Latina. En
otras palabras, la sinodalidad ad intra da frutos de fraternidad ad extra”.
La CAL expresión de una experiencia pastoral auténtica
Este es para
el Santo Padre, el estilo inspirador que la CAL debe propiciar en toda la
región latinoamericana y, cuando se requiera, aún más allá de ella. Inspirar,
indica el PontÃfice, no imponer. Inspirar, motivar y provocar la libertad para que
cada realidad eclesial y social disciernan su propio camino, siguiendo también
las mociones del EspÃritu, en comunión con la Iglesia universal.
“¡La CAL debe
construir puentes de reconciliación, de inclusión, de fraternidad! ¡Puentes que
permitan que el “caminar juntos” no sea una mera expresión retórica sino una
experiencia pastoral auténtica!”.
Que en el Jubileo los santuarios sean lugares de
acogida
Finalmente, al
recordarles que estamos ya cercanos al Jubileo ordinario del año 2025, el Papa
Francisco les indicó que, en la bula Spes non confundit ha
anotado: «Por medio de Juan Diego, la Madre de Dios hacÃa llegar un
revolucionario mensaje de esperanza que aún hoy repite a todos los peregrinos y
a los fieles: “¿Acaso no estoy yo aquÃ, que soy tu madre?”.
“Un mensaje
similar se graba en los corazones en tantos santuarios marianos esparcidos por
el mundo, metas de numerosos peregrinos, que confÃan a la Madre de Dios sus
preocupaciones, sus dolores y sus esperanzas. Que en este Año jubilar los
santuarios sean lugares santos de acogida y espacios privilegiados para generar
esperanza» (n. 24)”.
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