Comunicado | CED
63ª Asamblea Plenaria de la Conferencia del
Episcopado Dominicano
1- Reunidos en la 63ª Asamblea
Plenaria, los Obispos de la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED),
guiados por el Espíritu Santo, hemos reflexionado con atención y esperanza
sobre el camino pastoral de nuestra Iglesia, en su accionar a través de las diversas
comisiones nacionales, así como sobre los signos de los tiempos que interpelan
nuestra acción evangelizadora.
2- Hemos evaluado el trabajo
de cada una nuestras Comisiones Nacionales de Pastoral (Familia y vida,
educación, ministerios ordenados y laicales, movilidad humana…), y de otros
órganos institucionales.
3- Como pastores de la Iglesia
que peregrina en República Dominicana, queremos expresar nuestra más sincera
gratitud a Dios por los fieles católicos que, movidos por su fe y su amor a
Cristo y a la Iglesia, han asumido con alegría y entrega su compromiso de
trabajar unidos en una pastoral orgánica.
4- Vemos, cómo en parroquias,
comunidades, movimientos y grupos apostólicos, germina y crece la semilla del
Reino de Dios. Este crecimiento que experimentamos como Iglesia constituye un
signo de esperanza y de renovación. Es fruto de la gracia del Espíritu Santo,
que renueva y crea conciencia en cada bautizado, como miembro del Pueblo de
Dios, para que asuma su vocación de anunciar el Evangelio con obras y palabras.
Gracias a la labor incansable de tantos hombres y mujeres que evangelizan con
su vida, nuestra Iglesia está creciendo: no solo en estructuras, sino en
comunión, en servicio y en testimonio de fe viva.
5- Agradecemos profundamente a
todos los consagrados y laicos el trabajo realizado y el que continúan
realizando: ustedes son el corazón que late con fuerza en nuestra acción
pastoral. Sabemos que la pastoral no es solo una planificación u organización
eficiente, sino expresión del misterio de comunión que somos como Iglesia. Les
animamos a seguir trabajando unidos, con espíritu sinodal, como comunidad de
discípulos y misioneros en salida.
6- Al abordar la Pastoral de
Movilidad Humana, hemos reflexionado sobre la compleja situación migratoria que
vive nuestra nación, marcada por la prolongada crisis del vecino país de Haití.
La inestabilidad política y las dificultades sociales que sufre esa hermana
nación han obligado a muchos de sus ciudadanos a emigrar en busca de un futuro
mejor, encontrando en suelo dominicano un refugio que ofrece cobijo, trabajo y
esperanza.
7- Reconocemos el apoyo
solidario, el esfuerzo constante que, desde nuestra nación y gobierno
dominicano, se ha ido haciendo y se hace en favor de Haití: recibimiento en
escuelas, hospitales, apertura de espacios para la realización de mercados
binacionales varios días a la semana, edificación de un centro de educación
superior en Haití, permisos de empleos en la agricultura y la construcción,
entre otros.
8- Estos esfuerzos se ven
empañados por las redadas que se realizan contra migrantes irregulares. Y
aunque reconocemos el derecho que le asiste a toda nación de aplicar sus leyes
migratorias, exhortamos a nuestras autoridades a que su ejecución sea siempre conforme
a los principios de justicia, equidad y respeto a la dignidad humana.
9- Es inaceptable todo
discurso xenófobo y discriminatorio contra el inmigrante, ya que solo genera
sentimientos de odio y violenta el clima de fraternidad entre nuestras
naciones. Rechazamos cualquier discurso que incite a la violencia, el rechazo,
la marginación y la discriminación.
10- Ante esto, como pastores
del pueblo de Dios, nos preguntamos: ¿el amor de Dios conoce fronteras? Sabemos
que no. El amor divino trasciende toda frontera y acoge a cada ser humano como
hijo amado.
11- El Papa León XIV, en su
reciente audiencia al Cuerpo Diplomático el pasado 16 de mayo de 2025, nos
recordó que: “Nadie puede eximirse de favorecer contextos en los que se tutele
la dignidad de cada persona, especialmente de aquellas más frágiles e indefensas,
desde el niño por nacer hasta el anciano, desde el enfermo al desocupado, sean
estos ciudadanos o inmigrantes.” Hacemos eco de estas palabras, reafirmando que
toda persona, sin importar su origen, posee una dignidad inviolable porque ha
sido creada y es amada por Dios.
12- Pedimos encarecidamente a
la Dirección General de Migración, que nuestras salas médicas no se conviertan
en puntos de control migratorio, y más aún, que no se produzcan situaciones
dolorosas que contradigan el Evangelio de la caridad. Al contrario, que se
persiga y sancione a los que trafican con inmigrantes irregulares, sean de la
nación que sean.
13- Advertimos también, que
tanto dentro como fuera del país, se corre el riesgo de manipular cualquier
acción tendiente a la aplicación de las leyes migratorias, o de cualquier gesto
humanitario y de justicia hacia los migrantes.
14- Insistimos ante la
comunidad internacional y les hacemos un llamado urgente para que, más allá de
los discursos, actúe con firmeza en favor del pueblo haitiano. Es tiempo de
gestos concretos de solidaridad, que ayuden a construir la paz y el desarrollo
duradero en esa nación hermana.
15- Pedimos a Dios, por
intercesión de María Santísima, bajo la advocación de Nuestra Señora de la
Altagracia, nos guíe con su ternura y firmeza por los caminos del Evangelio.
Domingo 06 de julio de 2025
Dirección
de Comunicación y Prensa CED
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