Espiritualidad | Fray Julián de Cos OP/RE
Redescubrir a santa Rosa de
Lima
Nos han
llegado dos versiones muy diferentes acerca de quién fue santa Rosa de Lima (1586-1617).
La más conocida proviene de la adaptación que se hizo de su figura durante la
época tridentina, la cual transcurre hasta mediados de la década de 1960, tras
el Concilio Vaticano II. AsÃ, durante unos 350 años, las biografÃas que se
publicaron sobre santa Rosa la mostraban como una persona extremadamente
ascética, describiendo con cierta crueldad y exageración las numerosas
penitencias que ella hacÃa. De esta forma, la describÃan como una mujer que
ejemplificaba a la perfección la espiritualidad tridentina: de corte muy
ascético y disciplinado, que desaconsejaba al pueblo fiel aventurarse por el
camino mÃstico, para evitar el riesgo de desviarse de la sana doctrina
católica. Por todo ello, en aquellas biografÃas se ocultaba deliberadamente la
profunda experiencia espiritual de santa Rosa.
Ésta se haya
claramente expuesta en la otra versión que nos ha llegado de ella. Nos
referimos a los testimonios recogidos en su Proceso de Canonización, que tienen
un gran valor histórico, pues comenzaron a recogerse dÃas después de su
fallecimiento. Ahà se habla de su vida ascética y de sus numerosas obras de
caridad, pero sobre todo destacan los testimonios que describen su camino de
maduración interior, desde que, siendo una niña de cinco años, aprendió a hacer
oración mental, hasta que, pocos meses antes de morir, sintió que Jesús se
desposaba con ella, alcanzando asà la perfección espiritual.
Curiosamente,
todo esto lo conocemos gracias a la Inquisición. El hecho es que santa Rosa
sobresalÃa como una mujer muy espiritual, y en Lima comenzó a rumorearse que
podÃa estar inmersa en el «movimiento alumbrado», es decir, en la herejÃa del
iluminismo. Para evitar que los rumores fueran a más, un grupo de consejeros de
la Inquisición decidieron protegerla y, sobre todo, ayudarla a entender sus
intensas experiencias mÃsticas. En este proceso destacó un laico, el doctor
Juan del Castillo, que además de ser consejero de la Inquisición, era profesor
en la Universidad de San Marcos, médico, experto en mÃstica carmelitana y,
sobre todo, una excelente persona.
En efecto, durante los dos últimos años de vida de santa Rosa, el doctor
Castillo la ayudó a realizar un exhaustivo «examen de conciencia», sonsacándole
con mucho tacto su experiencia mÃstica, con el fin de ayudarla a entender y
canalizar correctamente lo que se movÃa en su corazón. Transcurrido este
«examen», como consejero de la Inquisición, el doctor Castillo declaró que la
vivencia interior de esta mujer era totalmente acorde con la doctrina católica,
despejando asà toda sospecha. Poco después falleció santa Rosa y, cuando le
pidieron a él que testificara en el Proceso de Canonización, describió con gran
precisión su experiencia mÃstica. Todo eso quedó escrito, y nosotros podemos
ahora leerlo, estudiarlo y contemplarlo.
El «examen de conciencia» tuvo lugar cuando santa Rosa ya estaba infectada de tuberculosis, una enfermedad que por entonces era mortal. Eso hizo que ella se fuera debilitando poco a poco, hasta morir. Conmueve la conversación de despedida que tuvieron santa Rosa y el doctor Castillo, dos personas que se habÃan hecho muy buenos amigos.
PodrÃamos hablar de otras facetas fascinantes de esta santa que aparecen
narradas en el Proceso de Canonización, como su amor a la naturaleza, y de cómo
rezaba todos los dÃas junto a las plantas de la huerta de su casa y con los
mosquitos que habitaban en la ermita que ella construyó, para orar en soledad,
como lo hacÃan los antiguos monjes del desierto. O su labor como acompañante
espiritual, hablando con las personas que iban a visitarla a la ermita. O su
actividad docente, enseñando a leer a niñas pobres de la ciudad. O su arduo
trabajo sanitario, yendo a visitar a mujeres enfermas, una de las cuales le
contagió la tuberculosis. También destacan los diez y seis corazones que ella
pintó con gran destreza –y belleza– para mostrar simbólicamente su experiencia
mÃstica.
En
resumen, santa Rosa fue
una mujer que supo transmitir caritativamente, y de muy diferentes formas, todo
el amor que ella recibió de su Amado en lo más profundo de su corazón.
Publicado por Revista Ecclesia:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...